Qué decepción, señor Unai. No lo esperaba...

La reunión con el Nápoles resta credibilidad a Emery, que no informó al club del encuentro hasta después de verse con los italianos

Image
02 jun 2015 / 18:37 h - Actualizado: 02 jun 2015 / 18:43 h.
"Deportes","Sevilla FC","El Descuento","Unai Emery"

Las últimas horas en torno al Sevilla Fútbol Club han venido marcadas por el malestar que ha provocado la reunión a hurtadillas que el técnico mantuvo en la jornada de ayer con el presidente del Nápoles en la capital de España. Una decepción en toda regla que nos muestra a un Unai desconocido hasta el momento. Un tipo cabal, de palabra y que durante todo este periodo al frente del banquillo de Nervión no había sacado los pies del tiesto, y eso que para una vez que lo hace ha formado el mayor de los líos que se le recuerda. Partiendo de la base de que cualquier profesional está legitimado para elegir dónde, cómo y cuándo quiere trabajar, hay que respetar cualquier decisión que tome e incluso estar agradecido por los servicios prestados durante este tiempo. Pero eso sí, yendo de cara. Ocultar a la entidad esta reunión, exigir la Champions y un proyecto a la altura con el esfuerzo que conlleva para después flirtear con uno de menor envergadura, le quita toda la credibilidad de un zarpazo. Todo lo contrario a lo que pasó el verano pasado con aquella oferta del Milan.

Al margen de todo ello, hay que entender que todo obedece a una decisión personal y en la que el Sevilla poco o nada puede hacer. Una cuestión meramente personal del propio Emery, su entorno, aspiraciones y principios. Pero al menos quien le escribe no esperaba semejante respuesta de alguien que me había hecho pensar que esto del fútbol seguía teniendo ese puntito romántico que todos echamos de menos. Me creí de lleno aquello de crecer, mirar hacia arriba y tantas otras cosas que el propio Unai me contó en uno de los despachos del viejo Ramón Sánchez-Pizjuán. Al final será verdad que poderoso caballero es don dinero y que todo lo perturba. No quiero decir con ello que sea un mal profesional ni nada de ello, a los resultados me remito, pero sí puedo decir alto y claro que el gesto de ayer ha caído como un jarro de agua fría que ha provocado un constipado tremendo en el sevillismo para el que, permítame la duda, no sé si puede haber cura. Desconozco si alcanzó o no un acuerdo con el Nápoles y si seguirá o no, pero a día de hoy, lo que si sé es que ha vuelto a hurgar en una herida que hace mucho se había cerrado.