Me fastidia esa gente que echa mano de la fácil provocación anti-religiosa para manifestar su rechazo a lo que llaman casposo. Tienen derecho a hacerlo pero me gustaría que tampoco ellos fueran tan casposos a la hora de protestar porque ya está muy vista tanta manifestación de pito y pancarta y es ridículo salir a la calle con una vagina de cartón piedra entronizada o quedarse en sujetador en la capilla de una universidad. Son personas rebeldes, no revolucionarias, los revolucionarios estudian mucho, se organizan en silencio y no se dejan devorar con los años por un sistema sino que siguen erre que erre para transmutar valores y arman jaleos cuando hay que armarlos.
Es verdad que en Sevilla sobra tanto santurreo y tanta procesión (salimos a más de una diaria al año), sobra tanto trueno vestido de nazareno y faltan empresarios mucho más lanzaos pero esa inflación devota es la gente quien tiene que ir racionalizándola, no un decreto. En la puerta del ayuntamiento centenares de personas protestaron porque los rojos querían acabar con sus tradiciones y con los nombres religiosos de las calles. ¿Qué rojos? Creo que no pocos rojos actuales hablan de oídas y son rojos más por descendencia que por formación.
Vale que se conserven calles con nombres católicos pero, ¿por qué Estación de Santa Justa y no de Antonio Machado o Luis Cernuda? ¿Por qué Aeropuerto de San Pablo y no de Vicente Aleixandre, Ignacio Sánchez Mejías o Tomás de Martín Barbadillo? Las tradiciones deben liberar, no volverse ortodoxas.
Le deseo larga vida a la Semana Santa. En mi casa conviven símbolos republicanos y marxista-leninistas con una foto de la Macarena y un diploma de las Siete Palabras (25 años como hermano aunque ya no lo sea). Que no me quiten el goce de una levantá, una chicotá o de que mis vellos se ericen con una marcha cofradiera. Lo compartí desde pequeño con mis amigos, todos nosotros educados en Los Maristas (los Maristas son seres humanos que tienen sus pecados mortales y sus haberes). La Semana Santa es para todos los públicos y representa una de las raíces de Europa. ¿Es carca decir esto? Pues soy carca, ya hace tiempo que la izquierda me echó de la izquierda, soy librepensador, me llegan bofetadas por todas partes pero, como decía Martínez Soria, duermo con una pierna acá y la otra allá, y moriré sin ser estúpido, junto a una rama de olivo, recordando el Domingo de Ramos en mi barrio de San Vicente. En Semana Santa matan a quien vino a encender hogueras, no a apagarlas.