La vida del revés

Somos lo que detestamos

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07 may 2019 / 07:20 h - Actualizado: 07 may 2019 / 18:16 h.
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  • Hombres y mujeres esperando junto a la oficina de empleo. / EFE
    Hombres y mujeres esperando junto a la oficina de empleo. / EFE

El número de parados ha descendido. Y eso está muy bien. Hay que celebrarlo. Han sido 91.518 personas. Estupendo. Pero son 3.163.566 hombres y mujeres los que siguen esperando una oportunidad. Y eso ya no está tan bien.

Es preocupante que, desde hace mucho tiempo, no atendamos demasiado a estos datos, que hayamos asumido que en España siempre tendremos un buen número de parados y que la solución a este problema, sencillamente, no exista. Es preocupante que estemos tan machacados como para que nos hayamos convertido en un pueblo conformista que acepta sin grandes problemas que más de tres millones de personas se encuentren en paro, que ya no seamos capaces de protestar con energía cuando un problema inaceptable esté convertido en una especie de enfermedad crónica sin solución.

Detrás de unos números (de estos 3,1,6,3,5,6 y 6) se esconden tragedias profundas, dolorosas, eternas. Detrás de unos números (de estos 3,1,6,3,5,6 y 6) quedan ocultas miles de noches de insomnio, de momentos de desesperación. Muchos de los 3.163.566 hombres y mujeres que están en paro están deprimidos porque piensan que son inservibles, que la sociedad puede prescindir de ellos sin que nada deje de funcionar.

No deberíamos dejar atrás a nadie y lo hacemos una y otra vez. No somos capaces de ofrecer oportunidades a los que tienen problemas. Y eso es porque también hemos normalizado la desigualdad, la pobreza y no sé cuántas cosas terribles. Nos hemos convertido en todo eso que afirmamos detestar.

3.163.566 hombres y mujeres. 3.163.566 tragedias. 3.163.566 noches sin dormir (hoy). 3.163.566 razones por las que deberíamos pensar qué queremos ser y hasta dónde estamos dispuestos a llegar en nuestra decadencia como sociedad.