Ya poco hay que decir, ni tan siquiera leer, lo que una vez más se está fraguando, solo vale para los sentidos. Aparquen la prisa, aligeren su cruz, despójense de las preocupaciones diarias, sean felices con lo que tienen delante. Todo casi listo, todo por empezar. La grandeza está en vivirla como cada uno quiera y pueda. Nos sorprenderán momentos nuevos por vivir, no se nieguen a nada, la ilusión mueve el mundo. Abriremos la ventana del Domingo con la misma mirada de cuando niños, lo más parecido al día de Reyes. Y eso seremos reyes de nuestro tiempo, reyes de nuestras cosas. No le tengan miedo ni tan siquiera el agua, hasta en esos duros momentos encontramos consuelo. Sea de capa de ruan o de cola, de cualquiera de los colores que nuestro arco iris cofrade tiene. Vistan la túnica con la grandeza del sevillano, anónimamente y por el camino más corto. Si de costal se trata, bendigan cada relevo, no se nos olvide que los pasos en la calle son Altares. A los músicos que no les falten las fuerzas, si todas sus sintonías casi nada sabría igual. A todos y cada uno de los que conforman desde la cruz de guía hasta el último penitente, buena estación de penitencia. A los que trabajan para que todo se unifique y parezca una bella escenificación improvisada, enhorabuena. Pase lo que pase ya se ha trabajado e intentado todo lo que se debía. Y a los que contemplaremos algunos ratos todo esto, bienvenidos de nuevo al repeluco. Y cuando les fallen las fuerzas, seguirán en la radio haciéndoselo ver, nuestro Llamador que forma parte de todo esto, en el reposo de la noche déjense llevar por esa voces que nos hablan al oído. Escribamos entre todos otro capítulo, siempre queridos míos lo mejor está por venir. Ha sido un placer, les deseo buena Semana Santa en cualquiera de las circunstancias que nos toque. Ahora sí, disfruten, tenemos mucha suerte. Gracias por todo.