Un final no apto para ‘sevillistas de finales’

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29 mar 2015 / 20:49 h - Actualizado: 29 mar 2015 / 20:51 h.
"Deportes","Sevilla FC"

La recta final de la temporada promete emociones fuertes al Sevilla. En juego, volver a ganar la Europa League y lograr una plaza en laLiga de Campeones. Ahí es nada. Dos auténticos retos, más propios de clubes con presupuestos superiores, por los que el equipo de Unai Emery piensa luchar hasta la extenuación. En cuestión de días, el calendario comenzará a exprimir al Sevilla. Conjuntos como el Athletic, el Barcelona o el Real Madrid pondrán a prueba su solidez en el Sánchez-Pizjuán, donde lleva la friolera de treinta partidos consecutivos sin caer derrotado. Pero también habrá que viajar a campos donde no regalan nada: Ipurua, Balaídos o La Rosaleda, sin olvidar Los Cármenes, en Granada, donde a buen seguro la afición volverá a tener una masiva presencia en las gradas. Todo ello con una dura eliminatoria contra el Zenit de San Petersburgo, rival forjado a base de talonario y dispuesto a reeditar el título que ya conquistó en 2008.

Vaya por delante que a quien escribe estas líneas le parece estupendo que toda aquella persona que lo desee acuda al fútbol cuando lo estime oportuno. Pero todo hay que decirlo: no es momento de sevillistas de finales. Y sirva esta conocida expresión para hacer referencia a quienes apoyan al equipo en los grandes momentos. Esos aficionados –insisto– tienen todo el derecho del mundo a ir al fútbol cuando lo deseen y animar, criticar, disfrutar, exigir... Tienen los mismos derechos que aquellos que acuden partido tras partido. Pero ahora, en esta recta final de temporada, el equipo necesita de todo aquel que esté dispuesto a animar incondicionalmente, sabiendo que sufrirá, porque nadie dijo que esto iba a ser fácil. Ahora es cuando los partidos comenzarán a pesar, la presión hará de las suyas y nadie hará regalos. Por todo ello, no es momento de sevillistas de finales; es momento de sevillistas de sol, lluvia, frío y calor. Este Sevilla se ha ganado a pulso que su afición crea en él.