Ramón Benítez Mira, El Chato de Utrera, será enterrado hoy en su localidad natal y con él se irá una clase de cantaor que ya se da poco, de los que vivían por y para el cante. Pocos de Utrera han tenido su pasión por todo lo que tuviera que ver con el flamenco. Nunca se sintió reconocido en su pueblo, a pesar de haber llevado su nombre durante muchos años por el mundo entero. Y lo cierto es que era de los grandes que quedaban en Utrera, una vez que se fueron Perrate, Fernanda y Bernarda, Enrique Montoya, Bambino y Curro de Utrera. Grande no por simpatía o carisma, sino por cómo cantaba y lo que sabía de cante. El Chato no hablaba casi nunca de cosas que no tuvieran que ver con el cante de Utrera, de su admiración por Fernanda o Perrate, y de sus propios padres. Llamaba mucho la atención que estando muy enfermo, como estaba, nunca tirara la toalla y que siempre que te lo encontrabas te diera a conocer sus proyectos, precisamente porque no sabía vivir sin el cante. Sin duda, era un espíritu flamenco de otra época distinta a la actual y un luchador nato muy difícil de doblegar. ~