Para una vez que, en tantos años, hace falta hacer política de verdad en Andalucía, están todos los partidos nerviosos porque ha entrado en el gallinero un gallo de corral con unos espolones que dan pánico. Me refiero a Vox, claro. Resulta que es un partido imprescindible para poder formar un gobierno sin los socialistas, que han estado treinta y seis treinta y seis años gobernando, casi los mismos que Franco, con perdón. Vox es la ultraderecha sin complejos y es una formación política coherente, así que no esperen que actúe como Ciudadanos, que se apunta a todos los palos con tal de crecer. Ni como el PP, la derecha acomplejada que no quiere ser franquista, pero que tampoco ha sido capaz de sacudirse las virutas del franquismo en cuarenta años. El partido de Santiago Abascal ha sacado doce diputados con el apoyo de cuatrocientosmil andaluces, que no son moco de pavo. Por tanto, es lógico que quienes quieran gobernar en Andalucía tengan que sentarse en una mesa con sus líderes, aunque muerdan. Lo hizo Sánchez con Bildu e independentistas catalanes para alcanzar el poder y miren, hasta va bien la creación de empleo. Así que menos hipocresía y a sentarse con los ultraderechistas, porque Vox es un partido legal, nos guste o no. No entiendo el miedo, porque solo han logrado el apoyo de casi medio millón andaluces. ¿Se imaginan que se tuvieran que repetir las elecciones y que doblaran los votos? Habría que ir a las barricadas, supongo. Estoy convencido de que Vox no irá a más, como ha ocurrido con Podemos, porque España es un país ciertamente conservador en lo que a la política se refiere y no nos gustan los sobresaltos. Es imposible que esta formación pueda ganar las elecciones generales y llegar a gobernar España, pero mientras acudan a sufragios y saquen votos, supongo que habrá que contar con ellos. Aunque muerdan, porque al menos estarán vacunados contra la rabia.