Versos a la Inmaculada

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08 dic 2017 / 21:24 h - Actualizado: 08 dic 2017 / 23:00 h.
"Cofradías","Pareja de escoltas"

Tranquilícense que no están sacados de ningún boletín donde, con mucha más voluntad que acierto, algunos se atreven a hacer sus pinitos literarios. Igual que hay quien con plastilina modela misterios y con barro intenta imaginar proezas, pero solo unos cuantos como Montañés o Mesa logran traspasar a la madera la perfección perdurable, así ocurre con las palabras. Querer no es poder, por mucho que se diga. Al menos, en el terreno del arte. Vean ahora esta muestra de Luis de Góngora donde, partiendo de un verso ajeno –«Virgen pura, si el sol, luna y estrellas»–, ofrece una glosa memorable dedicada «A la Purísima Concepción de Nuestra Señora». Agárrense que vienen curvas (¡qué otra cosa iba a haber en el barroco!): «Si ociosa no, asistió naturaleza/ incapaz a la tuya, oh gran Señora,/ Concepción limpia, donde ciega ignora/ lo que muda admiró de tu pureza./ Díganlo, oh Virgen, la mayor belleza/ del día, cuya luz tu manto dora,/ la, que calzas, nocturna brilladora,/ los, que ciñen, carbunclos, tu cabeza./ Pura la Iglesia ya, pura te llama/ la Escuela, y todo pío afecto sabio/ cultas en tu favor da plumas bellas./ ¿Qué mucho, pues, si aun hoy sellado el labio,/ si la naturaleza aun hoy te aclama/ Virgen pura, si el sol, luna y estrellas?» Pensaba ayer en estos versos, cuando en los besamanos todo gira en torno a Ella, y coronas, luces, bordados o flores se disponen como versos bien labrados para conseguir la forma perfecta del soneto.