Con esta exclamación terminaron los dos candidatos franceses sus discursos (¡que envidia!) la noche del pasado día 8. Y con ella comenzamos, hoy, nuestro artículo, en homenaje al buen hacer de nuestros vecinos y como expresión de gratitud dada nuestra convicción europeista. ¡Menudo suspiro de alivio nos ha proporcionado el resultado electoral! Por favor, respetados tertulianos y comentaristas políticos, ¡déjennos saborear durante unos días la copa de la satisfacción y de la alegría! No nos la ahoguen con negativos análisis y ominosas predicciones. Ya sabemos que el Sr. Macrón no tiene partido y que recibirá los ataques y el odio de los vencidos. Pero también recibirá (ya los está recibiendo) la multitud de auxilios al vencedor que tan bien funcionan en estos casos En los tiempos que corren, el pesimismo parece ser requisito indispensable para ser intelectual. Pues, perdonen, el Sr. Macrón es un optimista nato y nosotros unos optimistas por evolución.
Nos parece que los franceses –la mayoría– han demostrado ser gente seria. ¿Por qué ahora van a poner en peligro lo logrado? Naturalmente que habrá dificultades, baches y hasta socavones, pero, de una parte, la juventud, la inteligencia, la preparación, la capacidad de trabajo, la visión política, el arrojo, la decisión y hasta la suerte de un líder emergente, y, de otra el savoir faire de sus conciudadanos, nos lleva a pensar que las cosas irán razonablemente bien. Francia y Europa celebrarán que así sea. Y muchos españoles, nosotros entre ellos, también.