Hace tres años se puso de moda el reto del cubo de agua helada, para dar a conocer la enfermedad de la ELA y recaudar fondos para su investigación.
Ahora está de moda el reto del cubo de agua hirviendo, que consiste en que varios carajotes se echan un cubo de aguar hirviendo encima y se despellejan, con la intención de dar a conocer a todo el mundo el Carajotismo e intentar a ver si se pueden lograr fondos para investigar tan extendida enfermedad. De otra manera, no me lo explico.
No me cabe en la cabeza que el nivel de imbecilidad de una persona sea lo suficientemente grande como para echarse un cubo de agua hirviendo por encima, pensando que va a poder soportarlo y no le va a pasar nada. Hay hasta quien ha muerto por tragarse un vaso de agua hirviendo. Y lo peor no son los capullos que pretenden autoconvertirse en gamba cocida de Romerijo, sino los que, en un alarde de valentía, le echan el cubo a otra persona.
Hasta ahora, cuando alguien parecía no demasiado despierto se decía que le faltaba un hervor. Ahora el que ya tiene el hervor, de manera voluntaria, es el que se confirma como carajote. Si Darwin levantara la cabeza escribiría no ya un libro sobre la evolución de las especies, sino seis o siete enciclopedias completas.
El mundo lleva ya tiempo pidiendo un reset, porque no caben más tontos por metro cuadrado. Aunque quizás esto venga a darle la razón a Darwin, de que solo los más fuertes sobreviven y el resto se mata echándose agua hirviendo por el coco.
Criaturitas.