No ha pasado ni medio año de la finalización de las obras de restauración medioambiental del arroyo Riopudio y la zona ya presenta un aspecto de abandono total. Los caminos se encuentran llenos de maleza, lo que dificulta su tránsito en bicicleta o a pie, y las mesas que se instalaron para tomar un respiro están cubiertas de jaramagos. Esta acumulación de vegetación es lo que ha impulsado a la Asociación de Defensa del Territorio del Aljarafe (ADTA) a enviar hace una semana sendos correos electrónicos a Manuel Romero, presidente de Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), administración que ejecutó las obras; y a Raúl Castilla, presidente de la Mancomunidad del Aljarafe y alcalde de Sanlúcar la Mayor, en los que se alerta de que «en pocos días esta abundante biomasa va a ser un combustible muy peligroso en caso de incendio por lo que es urgente realizar tareas de desbroce y control».

El presidente de esta entidad ecologista, Juan Antonio Morales, ha indicado que no ha recibido respuesta de ninguna de las dos instituciones, «a pesar de que la zona es una bomba».

La ADTA también les ha informado de las quejas que está recibiendo, que van acompañadas de fotografías, donde se atestigua que en este pulmón verde del Aljarafe no se están realizando trabajos de mantenimiento.

Las actuaciones que se han realizado en el Riopudio benefician a nueve municipios de la comarca –Olivares, Salteras, Espartinas, Bormujos, Mairena del Aljarafe, Bollullos de la Mitación, Almensilla, Palomares del Río y Coria del Río–, con más 150.000 habitantes. Cuando estos trabajos concluyeron los alcaldes afectados advirtieron de que este espacio debía de tener un mantenimiento y que para ello se debería crear un ente que se encargase de ello. En abril de este año la CHG acordó suscribir un convenio de encomienda de gestión para que la Mancomunidad del Aljarafe asumiese la conservación, mantenimiento y explotación de este espacio, pero ha pasado el tiempo y esta entidad supramunicipal todavía no ha recibido de la confederación el borrador del convenio, según señala su presidente. Castilla indica que ante esta situación la mancomunidad no puede hacer nada porque no tiene competencias, ya que las mismas siguen en poder de la confederación. Asimismo, recuerda que la CHG es la responsable de conservar la zona durante los dos primeros años, una afirmación que corrobora el presidente de la ADTA. Morales, además, manifiesta que la entidad que preside desde hace tres años está poniendo sobre la mesa la necesidad de poner en marcha un modelo de gestión para la conservación de este gran espacio, «para lo que hemos aportado propuestas y remitido las actuaciones que se están llevando a cabo sobre custodia fluvial en otros puntos de España ».

La ADTA tiene hasta calculado cuánto dinero hay que desembolsar para tener en perfecto estado de revista el entorno del arroyo Riopudio. Según sus cuentas, el primer año es el más costoso porque hay que realizar tratamientos y riegos, con lo cual habría que invertir entre 400.000 y 500.000 euros, el segundo año esta cantidad se reduciría prácticamente a la mitad y el tercer año los gastos de mantenimiento bajarían aún más.

Unas cifras casi irrisorias si se tiene en cuenta que la restauración ambiental del arroyo Riopudio costó 11,7 millones de euros, un dinero que fue aportado por la Unión Europea (UE).