Está costando, porque todo se hace con herramientas manuales y bajo un intenso calor, pero los trabajos de apertura de la fosa común del cementerio de Benacazón han encontrado los primeros restos óseos, aunque por el momento son "restos dispersos”, con lo que se sigue trabajando para localizar los cuerpos de las personas enterradas en la zona.
Los primeros restos hallados ya han sido guardados para cotejarlos con los que se sigan encontrando, aunque los trabajos ya continuarán el próximo lunes. Y es que todo es una labor “artesanal”, ya que se tiene que trabajar con herramientas de mano, debido a que el lugar del cementerio donde se encuentra la fosa no es accesible a maquinaria pesada, lo que se une a que el intenso calor hace que sea muy complicado trabajar.
Se trata de una fosa en la que está documentado que hay enterrados varios vecinos del municipio fusilados en 1936, entre ellos el exalcalde del municipio José Ortiz Garrido.
Los trabajos se iniciaron tras un trabajo de investigación en el que se han analizado documentos que certifican la existencia de enterramientos de represaliados en el camposanto del municipio, una investigación previa en la que se ha llevado a cabo un análisis de las actas y expedientes del Archivo Histórico Municipal por el equipo técnico encargado de la apertura de la fosa, a cargo de la doctora en Arqueología María Concepción González.
El estudio tenía por objetivo la recopilación de información procedente de estos archivos, que incluyen censos, actas de defunción, resoluciones judiciales, testamentos, contratos, dotes o inventarios de bienes de la Guerra Civil y la posguerra, que pudieran arrojar luz sobre las personas represaliadas y ubicadas en la fosa común.
Se trata de un paso previo a las actuaciones que se llevan a cabo en el cementerio municipal, que se centran en la indagación, localización, delimitación, exhumación, estudio antropológico y, si procediera, evaluación balística e identificación genética de los restos óseos.
El concejal de Memoria Democrática, Francisco Bernal, ha explicado que se sabe con exactitud que Ortiz Garrido fue fusilado el 10 de agosto de 1936, y se está a la espera de que se abra la fosa para concretar cuántas personas se encuentran inhumadas en el mismo enterramiento.
El paleoantropólogo Juan Manuel Guijo y el arqueólogo Jesús Román, siguen muy de cerca los trabajos, en una actuación que fue publicada en la Orden del 19 de septiembre de 2018 (BOJA Nº 185 de 24/09/2018), por la que la Consejería de la Presidencia, Administración Local y Memoria Democrática de la Junta de Andalucía acordó actuaciones específicas en memoria histórica.
La alcaldesa, Juana María, Carmona, ha recordado que Benacazón es “un pueblo pacífico que sufrió como tantos otros el genocidio de la represión franquista”. Concretamente, 18 vecinos fueron sacados de sus casas, obligados a abandonar a sus familias, “asesinados de manera cobarde y arrojados en un agujero en el suelo, sin sepultura digna”.
En el momento de ser hallados los primeros restos, se encontraban en el cementerio la alcaldesa, el concejal de Memoria Democrática y José Manuel Morales, descendiente del alcalde fusilado.
Las investigaciones previas determinan que son cinco las personas que se encuentran en la fosa del cementerio. No obstante no sólo se trata de vecinos del pueblo, ya que el tonelero Mariano Atalaya Rodríguez, natural de Espartinas también fue asesinado en la localidad y, al parecer, enterrado en la misma fosa.