Naeva sería una destacada urbe erigida en la margen del río Betis. De su importancia han quedado apenas reseñas históricas y algún vestigio aislado. Pero la antigua ciudad romana vuelve a resurgir con la recuperación del mosaico de la Casa de los Delfines. Una pieza excepcional que desde este viernes se muestra en todo su esplendor tras su restauración.
El pavimento representa un fondo marino con variedad de especies perfectamente identificables, con una composición muy dinámica y con un pozo inserto en su superficie. Una pieza única por cuya conservación en la localidad se apostó desde el primer momento. Tras ser extraído ha sido sometido a un proceso de restauración, que ha concluido con su exposición pública. Antes de su exhibición, el arqueólogo José Antonio Valiente y el restaurador Jesús Serrano participaron en una charla coloquio sobre el mosaico en la Casa de la Cultura, en la que también intervino Lorenzo Pérez del Campo, director del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.
Las investigaciones de Valiente lo fechan en el siglo III d. C. y plantea “que pudiera ser una domus, pero también un colegio de profesionales”. Este hallazgo, junto con los aparecidos en la aledaña calle Iglesia, ha permitido sido lanzar hipótesis acerca de la antigua ciudad romana. Con el uso de herramientas informáticas se han podido identificar el cardo y el decumano de la antigua Naeva, así como identificar alineaciones y estructuras romanas que prácticamente se han conservado. “La transformación de la ciudad no ha sido muy grande, sí estéticamente, pero no formalmente”, manteniendo el urbanismo romano. Estos estudios iniciales han permitido igualmente delimitar la ciudad y definir su puerto. “Sería una zona portuaria de gran amplitud en forma de L y más capacidad de lo que se creía, lo que daría muestra de la importancia de la ciudad”.
‘Superando retos’ fue el título de la alocución de Serrano. El primero, el de los plazos. De los 5 días previstos la extracción se dilató en 32 - a causa de las lluvias y las humedades en el mes de mayo -, y de los 35 para la restauración prácticamente ha supuesto el doble, 67 días laborables. Pero sobre todo porque “se han hecho cosas antes nunca hechas, como mantener las deformaciones del terreno”.
Pero el mayor ha sido mantener sus singularidades. “La peculiaridad principal a parte del pozo es la pendiente para evacuar agua hacia el husillo. Tan importante es como la representación iconográfica”. Para ello, mediante un levantamiento topográfico se ha creado el mismo suelo con material sintético para reproducir los 12 centímetros de desnivel entre la cota más alta y el sumidero, adaptando cada pieza a un soporte independiente con la forma del terreno. El mosaico se extrajo en 56 fragmentos - incluyendo el pozo y la cenefa -, aprovechando grietas y roturas naturales y evitando así la pérdida de teselas. Un equipo de 9 profesionales ha ido trabajando por fases la restauración del mosaico, que quedó concluida el 27 de septiembre.
Tras resolver dudas y aclarar conceptos, los asistentes se desplazaron hasta el Centro de Historia Local. Reestructurado para acoger el mosaico, exhibió “una escenificación provisional del mosaico hasta que vuelva a su lugar original”. La pieza recuperada, contextualizada mediante paneles sobre la historia de Naeva, de su hallazgo y el trabajo realizado, cobraba todo el protagonismo.
Poder ver el mosaico restaurado producía “ilusión y a la vez satisfacción”, como aseguró Ángeles García, alcaldesa de Cantillana, recogiendo el sentir de los primeros visitantes. “Lo más bonito de este mosaico es que ha conquistado rápidamente. No ha quedado en el ámbito de la investigación, sino que desde el primer momento se ha difundido. La gente lo ha hecho suyo”, refirió Valiente. La inquietud hasta poder ver la pieza restaurada “da sensación de cómo está de implicado el pueblo en su patrimonio”, apostilló el restaurador.
Es “el fruto de un trabajo arduo que en apenas un año se ha conseguido”, añadió la alcaldesa, que “abre una etapa muy importante para la historia de Cantillana”. En paralelo se trabaja para complementar la exposición temporal con piezas en depósito en el Museo Arqueológico de Sevilla, al mismo tiempo que los planes de empleo se orientan “al estudio y vaciado de las bóvedas del edificio aledaño al yacimiento. Es una primera fase para la consecución del centro arqueológico”, que acogerá el mosaico en su ubicación original. “Hemos iniciado el camino para reencontrarnos con nuestra historia”.
Porque la recuperación del pasado de Cantillana acaba de empezar, aseguró Valiente. “Está todo por descubrir e investigar. Se ha empezado y no se debería parar, para poder ir descubriendo en sucesivas fases, de manera que la arqueología y el patrimonio sean elementos que enriquezcan no solo cultural y emocionalmente a la gente sino también económicamente”. Tal es así que las obras de sustitución de redes de la calle Cristo de la Misericordia - paralela a la del hallazgo del mosaico y que comienzan el 5 de noviembre - serán seguidas de cerca por el arqueólogo en busca de posibles restos.
“Ahora se entiende el mosaico, se aprecian sus motivos, la deformación del terreno, todo el perímetro del pozo”, comentó Serrano. “El trabajo nos deja grandes satisfacciones. Ha sido un gran reto y una gran suerte”. Sin embargo, “más que valorar nuestro trabajo, espero que en Cantillana valoren la pieza singular que conservan en su pueblo”, como punto partida de la recuperación de Naeva.