¿Resistiría la iglesia de Santa Marina un movimiento sísmico de gran intensidad? ¿Cuál es actualmente la rigidez estructural de una parroquia como la de San Julián? ¿Cómo se comportaría el templo de Santa Catalina si temblara con fuerza el suelo de Sevilla? ¿Cuáles son las zonas más frágiles de iglesias como San Vicente o San Esteban ante una acción sísmica?

A todos los templos mencionados les une una característica común. Forman parte del grupo de iglesias mudéjares construidas en la ciudad de Sevilla en los años posteriores a la Reconquista, una de las tipologías históricamente más antiguas que se conserva en la ciudad, permaneciendo la mayoría de ellas sin modificaciones apreciables hasta nuestros días. Un trabajo del doctor arquitecto por la Universidad de Sevilla y actual profesor en la Universidad de Málaga Jonathan Ruiz Jaramillo analiza el comportamiento estructural de esta tipología constructiva ante acciones sísmicas y revela cuáles son las zonas más vulnerables en las que sería necesario adoptar medidas específicas de refuerzo.

Aunque el sur de España tiene una sismicidad moderada en comparación con otros países, la historia ha demostrado suficientemente que en una ciudad como Sevilla pueden llegar a producirse terremotos de una intensidad que se puede aproximar a VIII en la escala europea (EMS). Especialmente recordados, por su gran afección sobre la ciudad, fueron los terremotos acaecidos en 1356, el de 1504 y, el más conocido de todos, el terremoto de Lisboa de 1755, de gran poder de destrucción sobre el patrimonio edificado. De hecho, los daños inducidos por los movimientos sísmicos constituyen la segunda causa de afección del patrimonio, sólo superada por la destrucción generada por los conflictos armados.

«El elevado periodo de retorno de los sismos en España hace que perdamos la conciencia de riesgo. Ejemplo claro de lo anterior es la gran destrucción ocasionada por el terremoto de Lorca en el año 2011», reflexiona el autor de este trabajo, recientemente publicado por la Editorial Universidad de Sevilla.

El estudio realizado por Ruiz Jaramillo parte del análisis de la tipología arquitectónica de las iglesias mudéjares de Sevilla, de la caracterización de sus elementos constructivos y su comportamiento mecánico, lo que le permitió generar un modelo que reuniera todas las particularidades propias de este tipo estructural. Seguidamente, elaboró un modelo informático de elementos finitos con el objetivo de calcular con exactitud la rigidez estructural de este conjunto de edificios. «Esta metodología de cálculo aplicada mediante un modelo informático tridimensional suficientemente preciso nos da información sobre cómo se comporta la estructura ante un esfuerzo sísmico virtual, permitiendo además verificar cómo será su comportamiento final una vez se haya efectuado la reparación y refuerzo», explica.

Estos estudios se han complementado con un ensayo de vibración ambiental in situ realizado sobre la iglesia de la Concepción del convento de las Carmelitas Descalzas de Utrera, dada la similitud de su tipología con el tipo estructural objeto de estudio.

«En general los resultados obtenidos muestran el buen comportamiento de este tipo de estructuras ante una acción sísmica tanto por su diseño como por los espesores adoptados para los elementos constructivos. Esto se pone de manifiesto dada su pervivencia en la actualidad ante sismos de intensidad elevada que los han afectado a lo largo de su historia desde su construcción en el siglo XIII. Aun así, se revela como fundamental un mantenimiento adecuado y la adopción de medidas de refuerzo específicas en futuras intervenciones que eliminen las debilidades puntuales que se han revelado que presenta el modelo», señala el doctor arquitecto.

De esta forma, se propone un sistema de monitorización, mediante la colocación de sensores en los edificios, que verifique en tiempo real el estado de conservación de estas iglesias, facilitando la adopción de las medidas que aseguren su preservación.

Según este estudio, las zonas más frágiles ante una acción sísmica en la estructura del grupo de iglesias mudéjares de Sevilla serían la coronación del muro de la portada, es decir, el frontón triangular de remate del muro de fachada; el espacio simétrico en el muro de cabecera; la unión de la torre con el muro de la iglesia; y los puntos centrales de los dos muros laterales. El doctor arquitecto Ruiz Jaramillo juzga necesarias en futuras intervenciones de conservación la adopción de medidas de refuerzo que eliminen estas debilidades.

UN SISMO DE GRADO VIII EN LA ESCALA EUROPEA

El análisis sobre la actividad sísmica en Sevilla ha permitido verificar que el terremoto de máxima intensidad a que podrían verse sometidos los edificios de la ciudad es de grado VIII en la escala europea (EMS), similar al que ya azotó a la capital el 24 de agosto de 1356, causante de la caída de las manzanas doradas que coronaban el alminar de la Catedral, amén de producir numerosas muertes y destruir un gran número de edificios. Asimismo, se ha comprobado que la dirección más probable de incidencia de dicho sismo es en la dirección suroeste, es decir, procedente de la falla Azores-Gibraltar.