En el puente del Centenario cabe un carril más y con una obra con un plazo de ejecución de un año y medio y menos complicada de lo que parecía en un principio. El Ministerio de Fomento está dispuesto a obrar el milagro de los panes y los peces y ampliar los carriles del puente sin necesidad de añadidos ni costosas obras de ingeniería. El departamento que dirige José Luis Ábalos va a aprovechar las obligadas obras de mantenimiento y conservación del puente –que se deben realizar antes de los 30 años– para lanzar «una solución técnica» frente a este cuello de botella que sufre Sevilla prácticamente desde la puesta en servicio del puente antes de la Expo 92.

Esta solución técnica, que existe ahora pero era imposible hace 30 años, consiste en habilitar un carril más utilizando todo el tablero del puente, incluidos los arcenes de servicio. La obra, a la que apuntaban ingenieros sevillanos como una opción factible, se ejecutaría conforme a las obras de mantenimiento del puente y podrían durar un año y medio sin que ello implicara en principio ningún corte de tráfico, lo que supondría un caos de movilidad. Es decir, si se corriera como avanzó el ministro hace dos semanas en su visita a la inauguración de los dos tramos aljarafeños de la SE-40, el proyecto podría estar terminado en septiembre, lo que permitiría adjudicar la obra a lo largo de 2019 y, si se cumplieran estrictamente los plazos de ejecución, el puente del Centenario estaría ampliado entre finales de 2020 y principios de 2021.

La opción cuenta con la bendición de Fomento, que ya le dio carácter de urgencia a pesar de que el puente no cumple los 30 años hasta finales de 2021. En Madrid son conocedores de los dolores de cabeza, en forma de atascos, que genera este puente desde su concepción, con un flujo de tráfico de 121.000 coches que son inasumibles, sobre todo en hora punta, en una carretera con dos carriles por sentido y un quinto reversible. Y más todavía cuando se ponga en funcionamiento el nuevo centro comercial de Palmas Altas, que inc+rementará los flujos de tráfico previstos en el entorno del puente, aunque desde Demarcación de Carreteras y grupo LAR confían en las obras de acceso, que supondrán un coste –para el promotor– de más de seis millones de euros.

Con esta actuación, el puente pasaría a tener seis carriles, tres por sentido, al igual que el conjunto de la SE-30 –salvo, claro está, la Ronda Urbana Norte, que no es estrictamente parte de la ronda aunque se usa como tal–. Además, con una operación menos costosa que la que se aplicó para el puente de Rande, en Vigo, que se convirtió a finales del año pasado en el primer puente atirantado del mundo que se amplió de dos a tres carriles por sentido sin cortar el tráfico. Sin embargo, esta opción no está descartada ni mucho menos, sino que se tendrá como as bajo la manga para ampliar, a medio-largo plazo, el puente a ocho carriles –cuatro por sentido– si es necesario por la demanda existente.

Las obras de mantenimiento previstas para el Centenario también contemplarán dejar todo la infraestructura del puente lista para que, en caso de necesidad, acometer una obra a imagen y semejanza de la de Rande. Cabe recordar que en puente vigués se adosaron terceros carriles adyacentes al exterior del puente sustentado por 80 nuevos tirantes y para cuya instalación requirió complejas operaciones a 120 metros de altura sobre la ría de Vigo, donde también se instalaron plataformas donde se trabajaba al nivel del mar. La única diferencia entre los dos casos es que el puente del Centenario está diseñado con una prolongada pendiente, cosa que no tiene el de Rande, que carece de desniveles. Con esa intervención, se ganó un 42 por ciento de capacidad, al pasar de 4.500 a 6.400 vehículos a la hora.