Las universidades sólo tienen sentido si son capaces de transmitir el conocimiento que se genera en ellas al resto de la sociedad. En ese sentido hay que entender que la Universidad de Sevilla decidiese transformar en 2015 su Secretariado de Publicaciones en la Editorial Universidad de Sevilla. También por ese camino, el de lo que ahora se llama transferencia del conocimiento, evoluciona la editorial, que mantiene su vinculación con la universidad y la publicación de libros de difícil encaje en editoriales convencionales pero que, al mismo tiempo, ha asumido el reto de competir en ese mercado.

Resume su filosofía el flamante director de la editorial, José Beltrán, que ha sucedido en el cargo a Antonio Caballos. «Las editoriales comerciales tienen el objetivo de ganar dinero. Y es lícito, porque para eso están. Nosotros no. Nuestro objetivo primordial es la difusión del conocimiento. La transferencia del conocimiento, que se llama ahora», ratifica.

El hecho de que se trate de una editorial de carácter científico no supone, por lo tanto, que renuncie a alcanzar una mayor difusión, siempre con la garantía de que quien compre uno de sus libros, adquiere calidad. «De hecho, estamos inmersos en la primera convocatoria del sello de calidad de la Aneca, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), y la unión de Editoriales Universitarias Españolas (UNE) para colecciones científicas», explica Beltrán, que destaca uno de los criterios que tienen que cumplir, sobre todo por lo que supone de adaptación a esta nueva manera de pensar en la editorial, que es ya más que una dirección general de una institución concreta: «Tiene que haber una apertura hacia autores que no sean de la misma institución».

No es el único condicionante con el que la editorial de la US trabaja. «En realidad, los sistemas de evaluación del conocimiento y de acreditación académica, tal como están ahora, en cierto modo nos han llevado a un camino, porque lo que hacen es minusvalorar la importancia del libro científico. Es decir, que en determinadas áreas de conocimiento, que no son las humanísticas, sino las científicas sobre todo, cuenta más en esos acreditaciones, en esos criterios de evaluación, un artículo en una revista científica de primer orden que un libro. Cuando el esfuerzo que tú haces para hacer un libro es infinitamente mayor, normalmente, que para un artículo científico», reflexiona. ¿Qué consecuencias tiene esta situación? «Pues que el 60 o el 70 por ciento de la producción de las editoriales universitarias, y en concreto de la de Sevilla, están dentro de la gran área de artes y humanidades». La US publica sobre todo libros de historia y de filología, «porque son además áreas en las que cuentan, en las que estos libros se valoran, y a ello va también todo este tema del sello de calidad. En otras áreas científicas no se publican libros porque además el conocimiento tiene un recorrido muy limitado. A los cinco años ya está superado, con lo cual una revista científica cumple mejor ese objetivo. Mientras que un libro, en las especialidades en las que más publicamos, llegará el siglo XXII y será útil». En esa división de grandes áreas, son las artes y las humanidades, por lo tanto, las más presentes en las obras que edita la US.

La pertenencia a la UNE tiene el mismo propósito de aumentar la difusión, «porque muchas veces, el libro científico era un libro magnífico, pero muy restringido y no tenía esa difusión». Ahora, las colecciones tendrán su propio comité, al modo habitual de las revistas científicas, para garantizar la calidad y con la idea de que «los autores, que son fundamentalmente del ámbito científico, vean reconocida esa publicación. Y en ese proceso estamos. Primero con las revistas y ahora con las colecciones científicas», resume Beltrán.

La labor de la Editorial US es más compleja, y dispone también de «algunas colecciones que tiene un carácter mucho más divulgativo, como las colecciones de bolsillo, y colecciones de manuales, orientadas sobre todo a los alumnos. Ése es otro nicho de difusión».

Han observado que sus propios datos indican que los libros de divulgación se venden bien, «porque tienen un mayor atractivo a nivel general. Pero claro, no debemos dedicarnos sólo a esos libros de divulgación, sino que tenemos que compaginarlos con lo que es el gran aval de una editorial universitaria: la calidad y el aporte científico».

De manera que en ese encaje entre calidad científica, difusión y cuentas saneadas se mueve la editorial. «Cuando llegué aquí, me sorprendí de que con ese presupuesto tan exiguo se pudiera producir tanto», relata Beltrán, que apunta que emplean con profusión fórmulas como la coedición o la colaboración con otras editoriales universitarias y administraciones, a menudo del ámbito local. Más de lo mismo: rigor y originalidad.

La información científica, mejor en revistas

El director de la Editorial Universidad de Sevilla, José Beltrán, habla de las 35 revistas que «tutelan» como «el otro gran canal de transferencia del conocimiento». Y aporta datos: crecieron de forma significativa en 2016 con respecto al año anterior, tanto en lo que respecta a búsquedas (un 6 por ciento) como a descargas (8 por ciento) en la plataforma Dialnet, el mayor portal de información científica en castellano.

Las tres revistas de la Universidad de Sevilla con más búsquedas y más descargas son Habis, que publica trabajos relacionados con el mundo antiguo en general y grecolatino en particular; Historia, instituciones, documentos, centrada en publicaciones de índole histórica, histórico-institucional, ediciones de documentos escritos o de interés metodológico, referentes especialmente al período anterior a la disolución del Antiguo Régimen, y Laboratorio de Arte, que se dedica al estudio de la historia del arte sevillano, andaluz, español e iberoamericano.

Al hablar de «tutelar», Beltrán quiere decir que las revistas tienen autonomía, su dirección, su secretario, su consejo de redacción. La US se ocupa de garantizar la calidad de las publicaciones, al igual que hace con los libros que edita.

Luego, la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, FECYT, es la que otorga el sello de calidad de las revistas. La editorial las ofrece además en su página web y dispone de una plataforma Open Journal Systems (OJS), un sistema de gestión abierto. Con la ventaja de que todos los artículos que están en OJS quedan recogidos de manera automática en Dialnet, el gran recurso para temas científicos, que garantiza una mayor difusión.

Sevilla como tema y como mercado

La editorial Universidad de Sevilla va a iniciar una colección sobre el patrimonio de la propia institución. El primer libro se dedicará a los autógrafos de Cervantes que se identificaron el año pasado y debe estar terminado en marzo.

La editorial de la US depende de la Dirección General de Cultura y Patrimonio, de reciente creación, lo que explica parte de su «vocación: crear cultura». «La idea –cuenta Beltrán– es que se vaya dando a conocer ese patrimonio rico de la universidad, que muchas veces es desconocido. Es verdad que existe una web en la que se han empezado a catalogar las colecciones, pero son colecciones impresionantes», valora, y recuerda que con este fin se ha creado un laboratorio de patrimonio cultural. «Y la editorial también quiere contribuir en todo lo que es la difusión de ese conocimiento», destaca.

Por otro lado, la Editorial, tiene también el propósito de alcanzar «una mayor presencia a nivel general», pero también «a nivel local, en Sevilla. Porque nos parece que muchas veces, la distribución de los libros científicos, como no venden a nivel general, no recibe la suficiente atención de las librerías». La respuesta pasa por «crear soluciones para tener más presencia a nivel local», a pesar de que el sector del libreo evoluciona en un sentido que no le es favorable, puesto que un enorme porcentaje de establecimientos son grandes librerías. Un ejemplo negativo: Céfiro, familiar librería sevillana especializada en historia ha anunciado que cierra sus puertas. Y es el tipo de librería en la que la producción de la editorial universitaria encajaría a la perfección.

Barajan también la creación de un punto de venta en cada área universitaria, «y el principal sería en la Fábrica de Tabacos, que se ha convertido en un centro turístico de Sevilla», cuenta Beltrán, quien añade que pretenden «articular dentro de esa campaña de difusión una relación con esos puntos de venta, librerías sevillanas, para intentar que la obra científica, que tiene una calidad innegable, se difunda, se conozca y se compre». Ahí tendría cabida parte del fondo de la Editorial, muy valioso por ejemplo en el ámbito de los temas sevillanos, en el que se seguirán publicando títulos. Un buen ejemplo, el que se presentó el lunes 13: El Cardenal José María Bueno Monreal. Un humanista integral. Una biografía (1904-1987). El éxito de la presentación indica que éste es un buen camino a seguir