La hermandad de Rocío de la Macarena considera «desproporcionado» y «fuera de lugar» el despliegue de la Policía Local que obligó este domingo a desalojar la casa de hermandad, donde unas 150 personas celebraban la convivencia posterior al pregón de esta corporación rociera. La intervención policial se produjo a raíz de la denuncia de un vecino que alertó de la existencia de «botellonas» en la calle Parras, procediendo los agentes a la clausura del ambigú de la casa de hermandad por la «venta ilegal de bebidas alcohólicas que estaban siendo consumidas en la vía pública», según figura en el expediente abierto a la hermandad.
El hermano mayor de la filial macarena, José Romero, asegura que los hechos se produjeron en torno a las cuatro de la tarde cuando dos agentes de paisano se presentaron en la casa de hermandad para requerir la «licencia del bar». «En ningún momento hicimos botellonas ni cortamos al tráfico la calle Parras, sino que hubo un grupo de unas veinte personas que se salieron a fumar a la calle con los vasos de plástico en la mano».
Romero asegura que la hermandad no vende bebidas alcohólicas al público ni a los hermanos ni tampoco tienen caja registradora. «Tenemos una barra de dos metros y pico con un botellero, un serpentín de cerveza, un microondas y un grill. Lo único que hacemos los hermanos es aportar un donativo para contribuir al sostenimiento de la hermandad y para colaborar con la obra social de la hermandad, que el año pasadio repartió 28.000 kilos de alimentos entre las familias más necesitadas».
La Policía Local llegó a amenazar con precintar el local si los hermanos no desalojaban la casa. Finalmente, los hermanos decidieron abandonar su «propia casa», aunque algunos de ellos mostraron su enfado enm la vía pública con la Policía.