Nunca es tarde si la dicha es buena. 16 años después de que el grupo RMHSA (Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía) de CGT-A iniciara sus pesquisas y tres después de que se firmara el decreto por el que se reconocía el Canal de los Presos como Lugar de la Memoria Histórica, este sábado día 10 de diciembre quedaba por fin inaugurada parte de la señalética que marca esta gigante obra hidráulica de más de 158 kilómetros, desde Peñaflor hasta el embalse de Don Melendo, en el término municipal de Lebrija.

Todos los presos del franquismo, varios millares, que trabajaron en esta infraestructura creada para el riego, están ya fallecidos. Pero su memoria sigue viva gracias a iniciativas como la que lleva años persiguiendo el citado colectivo, con la colaboración de la Junta de Andalucía. «Es un día importante porque se inauguran estos hitos que señalizan el camino de la infamia», afirmó Javier Giráldez, director general de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía, durante la cuarta parada de una mañana emotiva para los familiares.

Y es que, tras dos aplazamientos por la lluvia, por fin se pudieron inaugurar cuatro de las siete señales que el Gobierno andaluz va a instalar desde La Rinconada hasta Los Palacios y Villafranca. En concreto, están ya colocadas y quedaron bendecidas este sábado las ubicadas en Los Palacios, Dos Hermanas (Bellavista), Sevilla capital (Torreblanca) y Alcalá de Guadaíra. Las tres restantes se emplazarán exactamente en la carretera Carmona-Brenes, en San José de La Rinconada (en el Cortijo Casavacas) y en Villanueva del Río y Minas.

En esta megaobra hidráulica trabajaron «entre 5.000 y 7.000 presos, no 2.000 como se ha escrito recientemente; desde 1940 hasta principios de los 50, si bien algunos presos políticos que luego ya fueron comunes estuvieron hasta 1960», cuenta Cecilio Gordillo, portavoz del grupo RMHSA e impulsor de toda la actividad memorialista.

BENEFICIARIOS DE LA OBRA

De esta gran infraestructura se beneficiaron en su día los propietarios de las tierras adyacentes, que «no ponían ni un duro. Desde que en los años 50 se abre la primera compuerta para regar, de la que se benefició la familia Benjumea en la zona de Aeropuerto Viejo, hasta 1986 no han pagado por el agua, según las investigaciones que hemos podido hacer», explica Gordillo, que pone en valor el hecho de que «aún sigue beneficiándose mucha gente. Por ejemplo, en Los Palacios se produce una gran cantidad de fruta y nadie ha pagado ni agradecido nada a quienes hicieron esta obra», recalca.

A los presos que hicieron realidad el canal apenas les compensaban con «la redención de penas, que variaba en función de si eras topógrafo, albañil, capataz... en algunos casos les quitaban cinco días de pena por cada jornada de trabajo, pero en otros era uno por uno, de modo que trabajaban por nada en realidad».

A lo largo del canal había ubicados cuatro campos de concentración: el de San José de La Rinconada (Cortijo Casavacas) y tres en Dos Hermanas (El Arenoso, La Corchuela y Los Merinales), además de múltiples depósitos de presos, que era como se denominaba al lugar «donde habitaban grupos pequeños de 30-40 unidades para ahorrar en el traslado entre los campos de concentración».

CAUTIVO DE TORREBLANCA

Uno de esos depósitos estaba en Torreblanca, donde quedaba inaugurado este sábado el tercero de los hitos. Allí, Gordillo anotaba como anécdota que «a pesar de que sigue llamándose Canal del Bajo Guadalquivir, por aquí pasa la hermandad de Torreblanca y hace una parada justo aquí, y en el programa se indica Canal de los Presos. Y el Cristo se llama Jesús Cautivo, por algo será», bromeaba Cecilio antes de afirmar más en serio: «Algunas instituciones no se acaban de enterar de que ese nombre tiene fuerza, raigambre e historia». Allí se encontraba alguna vecina hija de preso que ayudó a construir el canal, caso de Juan Serrano Villanueva, que fue «capataz pero también estuvo en la cárcel, siete años, y murió joven (66 años) de una neumonía que cogió en la cárcel porque dormía en el suelo sin colchón», evocaba su hija.

ROTULAN EL SIFÓN QUE VISITÓ FRANCO

Este Canal de los Presos fue construido a costa de sangre y muerte, con el trabajo esclavizado al que la dictadura franquista sometió a los presos republicanos en beneficio de las oligarquías terratenientes. ¡Verdad, Justicia y Reparación! Esta es la leyenda que reza en cada uno de los cuatro hitos inaugurados, como el que sirvió para clausurar el acto, en el que colaboró también el Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra, ya que se halla en su término.

Esta cuarta señal está localizada en el sifón sobre el río Guadaíra, un paraje denominado hoy día Puerta Verde de Alcalá de Guadaíra, una vía pecuaria de 16,7 kilómetros que sirve de conexión no motorizada entre el municipio panadero y la Universidad Pablo de Olavide.

«Este sitio se ha elegido a conciencia porque hay una imagen emblemática de una visita que hizo Franco a este lugar para revisar las obras del sifón», explicaba Javier Giráldez, director general de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía. A lo que Cecilio Gordillo añadía: «Este puente es una imagen simbólica no sólo porque aquí estuvieron trabajando varios centenares de presos sino porque también tuvo una repercusión política ya que fue uno de los espacios que visitó Franco antes de su puesta en marcha. Hay unas imágenes donde se ve que detrás de cada preso siempre hay un tricornio con un mosquetón sobre la cabeza, estaban perfectamente vigilados», recalca este investigador, que de todos modos no deja pasar la oportunidad de matizar que «ya han sido reconocidos como presos privados de libertad, pero aún no como presos del franquismo, figura que las instituciones no han querido reconocer».

Gordillo revelaba asimismo que «hasta hace 6-7 años este puente era útil para los vecinos de Montequinto, que iban al polígono La Red sin tener que pasar por Sevilla y sufrir sus atascos». Y es que desde esta ubicación privilegiada se avistan Palmete, Su Eminencia, Torreblanca o la Universidad Pablo de Olavide. Un lugar de «máxima significación porque ayudó al crecimiento de los pueblos por los que discurre el canal», recalcaba Giráldez, que ponía el acento en que este homenaje se realiza gracias a la colaboración de la Junta «con los ayuntamientos de los municipios implicados y el movimiento asociativo y representantes de varias fuerzas políticas. Esta memoria hay que hacerla entre todos», agregaba.

Germán Terrón, concejal de Cultura y portavoz adjunto del Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra, intervino en ausencia de su alcaldesa, Ana Isabel Jiménez –no pudo asistir por un asunto familiar de última hora–, para mandar «un afectuoso saludo a los ciudadanos de los pueblos por donde pasa este canal y sobre todo a los familiares de quienes fueron represaliados. La suspensión por mor de la lluvia ha querido que celebremos este acto hoy, día de la Declaración Universal de los Derechos Humanos», añadía Terrón, para el que «el acto se resume en dos palabras: justicia y dignidad».

Por cierto, Gordillo anotaba que en Alcalá hay otro lugar de la memoria aún no identificado que es Oromana, donde «se sabe que hubo un campo de batallones de trabajadores. Hay un preso aún vivo que fue senador del PSOE, Pepe Subirats. Sólo hace falta escarbar un poco y tener voluntad para hallar información».