Un puente para Murillo

La tímida apertura de la casa del pintor se mezcla con las primeras colas en las exposiciones del Bellas Artes y el Espacio Santa Clara al calor del festivo

06 dic 2017 / 17:51 h - Actualizado: 08 dic 2017 / 16:16 h.
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  • El patio central de la Casa Murillo donde se despliegan ocho lonas con reproducciones del pintor sevillano. / Fotos: Jesús Barrera
    El patio central de la Casa Murillo donde se despliegan ocho lonas con reproducciones del pintor sevillano. / Fotos: Jesús Barrera
  • Una gran pantalla interactiva recibe a los visitantes en una de las salas.
    Una gran pantalla interactiva recibe a los visitantes en una de las salas.

Las puertas abiertas de par en par –a pesar del gélido frío– y una rampa amarilla dejan a las claras que la Casa Murillo ya está en funcionamiento. En el interior de este inmueble, declarado BIC en 1995, que inauguró este miércoles, aún huele a nuevo, el mobiliario está a estrenar, las pantallas táctiles sin mácula y los folletos ordenados con absoluta perfección. Solo falta una cosa: actividad.

Su apertura coincide con el puente en el que Sevilla cuelga el cartel de no hay billetes. Sin embargo, los primeros compases de la mañana fueron lentos. Un par de mujeres extranjeras se asoman al patio tímidamente para conocer qué se cuece tras esa gran banderola que en el exterior del número 8 de la calle Santa Teresa, en pleno barrio de Santa Cruz, anuncia la que fue la penúltima residencia del pintor sevillano.

Allí, el patio es el primer atractivo para el visitante que se para ante las ocho lonas con reproducciones de obras de Murillo que han sido seleccionadas por el historiador Enrique Valdivieso, uno de los mayores expertos en la obra del maestro. «Uy, ¡esta qué bonita es!». «Espera, espera... ¿Esta no es la de ahí detrás?». «Qué lástima la Santa Rosa de Lima, lo que pasó...», se dicen dos amigas que van en un grupo formado por dos matrimonios que vienen a pasar el puente y curiosean por el patio antes de entrar en la sala de atención al visitante. «Venimos buscando la pantalla táctil que nos han dicho en la entrada». La azafata les explica con una sonrisa tamaño xxl dónde se encuentra y que en ella pueden consultar los 20 puntos de la ruta que Valdivieso ha ideado para seguir los pasos de Murillo por la Sevilla de su época. Puntos que están señalados con banderolas –para que nadie se pierda– y que llevan al visitante por lugares que acogen diversas obras –58 originales y unas 80 reproducciones– del pintor sevillano. Por eso recomiendan no hacerlo todo en un solo día. «Sería una locura». Y es que las paradas del recorrido pasan por ejemplo por la Catedral, que el viernes inaugura la muestra Murillo en la Catedral de Sevilla, el palacio Arzobispal, el Archivo de Indias, donde habrá una selección de reproducciones de dibujos, o el Bellas Artes y el Espacio Santa Clara donde pueden verse exposiciones. «Por lo que la ruta se puede alargar demasiado».

Además, en la pantalla táctil están disponibles unos recorridos alternativos. «Son las rutas tematizadas». Esto significa que, bajo el título de Las miradas de Murillo, el mapa muestra los puntos donde hay piezas sobre un tema concreto.

Mientras los matrimonios curiosean la información, un chico mira si hay entradas disponibles para visitar la exposición de Santa Clara en otra de las pantallas que hay en la sala para tal efecto y una de las mujeres extranjeras que estrenaban el espacio pide indicaciones para empezar el recorrido, que oficialmente arranca hoy. «Por el momento solo tenemos los mapas con los 20 puntos, aunque habrá una audioguía –en español e inglés–, que se comprará aquí –11 euros– y que podrá quedarse el visitante para hacer la ruta cuando le convenga porque son para hacerlas a su aire».

Al salir, se cruza con el primer grupo nutrido que entra en la casa. Tras el paseo por el patio se dispersan entre la sala de atención al visitante y la de audiovisuales. Allí algunos toman asiento para ver el documental Murillo, el último viaje, que fue presentado en el Festival de Cine de Sevilla y que se proyecta a las 10.30, 12.30, 17 y 18.30. «Mientras, hay una versión corta que se emite en bucle».

Hay una última sala, la dedicada a los más pequeños. Allí, los días laborables, los escolares y los fines de semana, las familias, se acercarán a la figura del pintor sevillano y al mundo de las restauraciones de arte, los pigmentos o el montaje de lienzos. Más tablets intactas, caballetes, mesas blancas impolutas y suelos impermeables esperan ya a ser decorados por los miniartistas que pasen por allí.

Las colas

Uno de los puntos de los itinerarios murillescos que arrancan en la casa del pintor es el Museo de Bellas Artes donde desde hace una semana puede verse Murillo y los capuchinos de Sevilla. La exposición con la que comenzaron los fastos del Año Murillo, despierta las primeras colas cuando aún el frío era el protagonista de las calles de la ciudad. En la espera, el tiempo y el precio de la entrada son los temas estrella. «Pues yo creo que es gratis». «¿Cómo va a ser gratis el museo?». «¿Y cuánto costará?». «No sé, pregunta, niña». (La entrada al museo y la exposición es gratuita para los residentes en la UE). Una vez dentro, el jaleo es el rey del lugar. Unos quieren ir al baño, otros no encuentran la consigna, «¿por dónde se entra a la exposición?», y alguno se afana en coleccionar folletos. En una de las esquinas una madre da explicaciones a una trabajadora del museo encargada de la pedagogía de la exposición. «Vengo porque mi hijo ha dado Murillo en el cole y me ha pedido que lo traiga». Ella le propone un reto: encontrar a seis personajes en los cuadros de la exposición. «¿Te atreves?». «Claro, ¡si hasta me sé el nombre de los cuadros!».

Cuando el sol empieza a calentar, las colas crecen tanto a las puertas del Bellas Artes como en el Espacio Santa Clara. Allí reina la polémica entre quien tiene la entrada y quien se presenta en el antiguo convento de la calle Becas sin ella «porque soy sevillano y no la necesito». Los responsables de la seguridad tratan de salvar los muebles y contentar a todos, mientras prometen una solución para el resto de días mientras recuerdan que los empadronados en la capital tienen entrada gratuita pero necesitan hacer la reserva en la web del ICAS pues el aforo es limitado.