Los efectos perversos de la automedicación repercuten en ocasiones en la dispensación de los fármacos. Es lo que acaba de ocurrir con el paracetamol de un gramo, del que la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) acaba de revisar y modificar sus condiciones de manera que desde el 13 de julio sólo se puede adquirir bajo prescripción médica y en su vertiente publicitaria (sin receta médica) en formatos que contengan menos de un gramo, con la excepción del envase de un gramo de diez o menos unidades. Además, en el caso de no requerir receta, el fabricante está obligado a indicar claramente en la ficha técnica que no se debe superar en ningún caso la dosis de tres gramos al día. Esto se debe a que el abuso de este principio activo se ha revelado como el motivo de algunos casos de hepatotoxicidad (toxicidad del hígado). La AEMPS considera que la mayoría de los síntomas que requieren el uso de paracetamol, como dolor o procesos febriles, pueden resolverse mediante dosis de 500 a 650 miligramos, de ahí su restricción con respecto al de un gramo.
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