Si hoy se celebrarán elecciones andaluzas, el PSOE volvería a ganarlas. Los socialistas serían la lista más votada en unos hipotéticos comicios en la comunidad manteniendo la ventaja sobre el resto de partidos, tanto en escaños en el Parlamento como en porcentaje de sufragios. El PP, que aunque salvaguarda la posición de segunda fuerza, no solo no sería capaz de limar la diferencia con los socialistas, sino que además vería reducida la que lo separa del tercero en discordia, ahora Ciudadanos, que es la única formación que experimenta crecimiento en la encuesta de Deimos Estadística para El Correo de Andalucía.

A un año para la fecha reglada de nuevas elecciones en la autonomía, que serían en el mes de marzo de 2019 con independencia de que el gobierno andaluz apueste por el adelanto electoral que las ubicaría en el próximo otoño, el PSOE no parece acusar el desgaste de gobernar. Los socialistas, últimamente reforzados en todos los sondeos, también mantendrían su cetro hegemónico en este estudio demoscópico que le otorga una proyección de 44 escaños con una estimación del voto del 34,6 por ciento. El porcentaje de sufragios que la encuesta desprende apenas tendría variación con respecto a las elecciones del 22 de marzo de 2015. En ese momento, el partido liderado por Susana Díaz sumó un 35,3 por ciento de los votos, apenas siete décimas más de lo que ahora le supone el estudio.

Pese al empate técnico en cuanto a los términos porcentuales del voto, sí existiría una merma en la representación en la cámara andaluza, ya que debido al sistema de reparto parlamentario el PSOE se dejaría en el camino tres escaños, pasando de los 47 obtenidos en 2015 a los 44 que ahora les otorga la encuesta y que se corresponderían con el suelo del partido en unos comicios andaluces en los que siempre, salvo en 2012, fue la fuerza más votada.

Precisamente desde esas elecciones del año 12, en las que la lista popular encabezada por Javier Arenas fue la más votada, el partido de la gaviota sigue en caída libre en Andalucía. Si aquel momento cosecharan 50 escaños y un 40,7 por ciento de los sufragios –insuficientes para gobernar tras el pacto entre PSOE e IU–, los populares bajaron hasta los 33 escaños y el 26,6 por ciento de votos en las de 2015, ya con el liderazgo de Moreno Bonilla. El malagueño parece no poder revertir una situación que amenaza con despeñarse aún más, hasta los 30 escaños y el 25 por ciento de los votos que vaticina esta encuesta de Deimos Estadística para El Correo de Andalucía. De cumplirse estos guarismos, el PP retrocedería tres décadas, cuando en las elecciones del 86 y del 90 obtuvo 28 y 26 escaños, respectivamente, con Hernández Mancha y Gabino Puche en los carteles electorales.

Este nuevo retroceso popular –tres escaños y más de un punto y medio– no es todo lo dantesco que hace una semana le otorgaba el estudio Egopa, conocido como el CIS Andaluz, que les auguraba un resultado inferior al de Ciudadanos. En esta encuesta de Deimos Estadística no hay sorpasso naranja, aunque el partido liderado en Madrid por Albert Rivera sigue con la inercia de sus históricos resultados en Cataluña y es el único que crecería al respecto de lo cosechado en los comicios andaluces del 15. Ciudadanos ganaría 12 escaños y más de 10 puntos en la estimación del voto, pasando de nueve a 21 parlamentarios en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas y del 9,2 por ciento de las papeletas válidas en urna al 19,7 por ciento. Esto le valdría para superar a Podemos como tercera fuerza política andaluza y situarse a rebufo de un Partido Popular que desde hace meses ha encontrado en Ciudadanos a un rival correoso que le disputa el centro derecha del arco ideológico, tanto a niveles nacionales como en la autonomía. Esta batalla del espectro conservador-liberal no tiene su reflejo en ámbitos de la izquierda, donde el partido que en 2012 era emergente –Podemos–, llamado a discutir la supremacía socialista en Andalucía sigue perdiendo fuelle. En este caso también se dejan tres escaños, de 15 a 12, aunque prácticamente iguala la estimación de voto, que en las elecciones fue del 14,8 por ciento y ahora es del 14,4.

La fuerza liderada en el territorio por Teresa Rodríguez, cuya primera prueba de fuego nacional –igual que Ciudadanos— fue la de aquellas autonómicas andaluzas de 2015, se quedaría en una suerte de tierra de nadie con guarismos que igualan a los que, por ejemplo, cosechó IU en aquellas autonómicas de 2012, entonces en un contexto bipartidista. En este sentido, la coalición de izquierdas de Antonio Maíllo también perdería otros tres parlamentarios, pasando de cinco a dos, con un reducto de voto del 3,9 por ciento, tres puntos menos que en las últimas andaluzas. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que entre estas dos fuerzas –Podemos e IU– ya existen confluencias electorales vigentes, sin ir más lejos en las últimas generales –Unidos Podemos–. Todo hace indicar que esa fórmula se adaptaría en los próximos comicios en Andalucía.

De salir adelante, habría que tener en cuenta que los resultados serían distintos, y sobre todo, que el hemiciclo perdería una fuerza para volver a los cuatro partidos, un hecho que durante varias legislaturas fue la tónica habitual, en épocas del Partido Andalucista. Esta encuesta de Deimos Estadística preguntó a los votantes de Podemos e IU sobre su comportamiento ante una hipotética fusión para las elecciones, resultando que más del 50 por ciento volvería a confiar en esta propuesta de cara al voto, mientras que el 26 por ciento asevera que no los votaría, y el porcentaje restante que aún no tiene decidida su intención en caso de confluencia.

El contexto político en Andalucía, como en el resto de España tras la caída del bipartidismo, revela la obligatoriedad de llegar a acuerdos para formar gobierno. En este sentido, como ya ocurriera tras las autonómicas de 2015, y a tenor de la encuesta, el PSOE-A sería el único partido con posibilidad de llegar a un acuerdo de investidura o de gobierno con otra única fuerza, siéndole válidas ententes con populares, Ciudadanos o Podemos, ya que se queda a 11 escaños de la mayoría absoluta, y estas tres fuerzas conseguirían más de esos guarismos. El PP, por ejemplo, ya estaría necesitado de construir un tripartito para sumar los 55 parlamentarios necesarios. Una opción que, aunque es matemática factible, es del todo improbable dado el abismo ideológico que separa a populares y podemitas.

Con lo anterior, se desprenden dos ideas principales de la distintas posibilidades de acuerdo. Por una parte, que podría seguir teniendo vigencia el entendimiento actal entre Díaz y Marín, que sin llegar a ser un pacto de gobierno ha permitido que el Ejecutivo socialista navegue de forma plácida por la legislatura. Para más inri, no parece haber afectado negativamente –todo lo contrario– ni a socialistas ni naranjas. En este sentido, cabe destacar que Ciudadanos ya deslizó hace meses que de cara a próximas concurrencias electorales, en todas las órdenes, estarían ya preparados para participar en gobiernos. Sin embargo, y con esto se introduce el segundo axioma, el partido naranja no estaría aún en disposición de conformar un bloque con el PP, ya que entre ambos no suman los escaños suficientes para atacar la mayoría. De hecho, se especula con la posibilidad de que Ciudadanos adelantase en intención de voto a los populares y entre ambos, con el liderazgo de las huestes de Albert Rivera, desplazaran a los socialistas de un poder que ejercen desde hace 36 años. Este asunto, según los datos de la encuesta Deimos Estadística no sería aún factible.

Llegado el caso, y de cumplirse estos pronósticos, Díaz incluso podría cortejar a Podemos para formar gobierno. Tampoco parece la opción más factible, toda vez que la cercanía que su partido ha tenido con Ciudadanos salvo en el asunto de la financiación y las refriegas entre PSOE y Podemos, hacen poco factible la asociación en la izquierda, que en Andalucía rivaliza aún más. Sin embargo, llegado el caso, y con las matemáticas en la mano y bajo el influjo de unas elecciones municipales en el horizonte (mayo de 2019), los posibles acuerdos toman tintes distintos y quizás inesperados.

El escenario por provincias tiene un denominador común: el crecimiento de Ciudadanos. El partido naranja, que vive un momento de expansión en todo el territorio nacional, sumaría nuevos escaños en las ocho provincias andaluzas, en cuatro de ellas, Almería, Cádiz, Córdoba y Sevilla, por partida doble. Cabe recordar que es la única formación que puede presumir de sumar apoyos con respecto a las últimas elecciones andaluzas, y por tanto, que tiene ese traslado en los distintos territorios de la región.

El PSOE, por ejemplo, perdería tres escaños en las provincias de Huelva, Málaga y Sevilla. En la circunscripción malagueña ya no tendría la condición de lista más votada, privilegio que caería en manos del PP. En la patria chica de Moreno Bonilla los populares ganarían un escaño, siendo el único territorio donde lo hacen. Pierden dos en Almería –también la condición de más votados en favor del PSOE– y otro en Córdoba y Jaén. Podemos, por su parte, los pierde en Cádiz, Málaga y Sevilla mientras que IU hace lo propio en Cádiz, Córdoba y Granada.

El recuerdo de voto, relativo a las autonómicas, también exhibe un claro análisis de cómo funcionarían los vasos comunicantes del sufragio. El ejemplo más palmario es el de Ciudadanos, que se nutriría en un 30,6 por ciento de electores que en 2015 votaron al PP y de un 13,4 por ciento de sus apoyos totales procederían de votantes que lo hicieron con el PSOE. El carácter multicomprensivo del partido naranja sirve como destinatario de ambas fuerzas. Tanto PP como PSOE engrosarían el resultado prácticamente con los mismos votantes que en las últimas andaluzas, sin que exista para ellos un trasvase positivo de sufragios.

La distribución de voto por grupos de edad vuelve a situar a Podemos como el partido preferido para los jóvenes de 18 a 24 años, pese a que la formación naranja no experimenta un resultado global muy positivo. Lo anterior se debe a que en estratos de edad superior, las huestes de Pablo Iglesias no terminan de arrancar simpatías entre electores. Ciudadanos, por su parte, sorprende al ser el partido preferido en un rango de edad de 25 a 34, con casi el 37 por ciento de los electores convencidos de la papeleta naranja. El PSOE cimenta su victoria clara electoral en la supremacía que demuestra en el resto de tramos de edad, seguido en todos ellos por el PP, que prácticamente lo iguala en votantes mayores de 65 años. Los populares tienen como losa llegar al público juvenil, ya que apenas el 2 por ciento de los votantes afirma que los votaría de celebrarse elecciones.

Otro baremo a tener en cuenta lo establece la distribución del voto por ciudades y rango poblacional. Tanto en los municipios pequeños (0-20.000 habitantes) como medianos (20.001-100.000) sale beneficiado el PSOE, con resultados del 40 y 45 por ciento del total de votos en esas demarcaciones, respectivamente. El PP le iría a la zaga en ambas. En las grandes ciudades, el resultado se revierte, siendo el PP el partido más votado, con un 29 por ciento._Curiosamente, Cs se situaría segundo en este segmento, por delante del PSOE. El partido naranja tiene su lunar en las áreas rurales, hecho que le penaliza en su batalla particular frente al PP.

El PSOE, con una estimación de voto del 34,6 basa gran parte de su fuerza electoral en el electorado femenino. A tenor de los datos de esta encuesta, el 39 por ciento de las andaluzas apostaría por la lista liderada por Susana Díaz en unas hipotéticas elecciones en la autonomía, siendo el partido en el que la diferencia de apoyos entre géneros es mayor. De esta forma, de todos los electores masculinos, el 30,1 por ciento de ellos votarían al PSOE, mientras que el 25,1 lo harían al PP, que iguala en cuanto al porcentaje de mujeres que llenaría sus votos, también 25,1. En este caso, no hay variación entre géneros. Ocurre prácticamente igual en Ciudadanos, que presenta porcentajes similares en la comparativa entre géneros: 20,1 por ciento de los votos totales entre el electorado masculino y 19,1 en el femenino. Podemos, sin embargo, tendría más éxito en urna en el género masculino, con un 16,9 por ciento de los sufragios globales en este segmento por el 12 por ciento que presenta en cuanto a las mujeres. A diferencia del PSOE, los apoyos del partido morado son superiores en hombres que en mujeres. También ocurre esto en IU, pero con una proyección menor, de un punto.