La cita tenía su aquel. Era la primera vez en el histórico de estos Mano a Mano –convertidos en un clásico de la parafernalia taurina sevillana– que se sentaba en el escenario de la antigua Audiencia a dos mujeres. Política y profesora universitaria una; matadora de toros la otra. La cuota masculina la ponía el moderador José Enrique Moreno que mostró sus nervios y su ilusión ante una cita que logró doblegar el poderío de la cita futbolística de ayer.

No está de más recordar la media filiación de las ponentes. Cristina Sánchez es matadora de alternativa. No es la única de la historia pero sí es, con diferencia, la que más lejos ha llegado en un oficio que casi siempre ha sido de hombres. Nacida al toreo en el vivero de la escuela de Tauromaquia de Madrid, se doctoró en Nimes en 1996 y confirmó –es la única mujer que lo ha logrado– en los Madriles dos años después.

Carmen Calvo, por su parte, es profesora de Derecho en Córdoba; fue consejera en Andalucía y ministra de España y ahora anda enfrascada en las políticas de igualdad de un partido, el PSOE, de desigual discurso taurino. Ella, en cualquier caso, lo tiene claro. El moderador agradeció especialmente a la ex ministra que accediera a hablar de toros en estos tiempos, tan poco fértiles para la lírica. Pero Calvo, sin aliviarse, dio un paso al frente citando a Erasmo de Rotterdam: «Todos merecemos la vida pero se la merecen más los valientes». Era inevitable cuestionar el color político de la Fiesta. «No lo tiene», afirmó Carmen Calvo. Cristina Sánchez apostilló sus palabras afirmando que «no debería tenerlo». En ese punto, la profesora sí reconoció «la utilización política» y el auge de esa marea antitaurina que ha encontrado un inmejorable altavoz en las modernas redes sociales y, ojo, en la ausencia de la voz de sus protagonistas.

Fue mucho más interesante y esperanzador escuchar el hermoso canto al toreo y la cultura del toro de la antigua consejera y ministra, que habló sin pedir perdón, con una inusual valentía para la moderna dictadura de la mediocridad. «El hecho de torear es tan importante... es alguien que decide jugarse la vida para crear belleza delante de un animal tan magnífico...», espetó Calvo. Pero ese auténtico pregón taurino iba a continuar. «Torear es una metáfora de la vida; una manera de enfrentarse a la vida o la muerte con un valor inmenso», señaló la prócer socialista antes de afirmar que «el toreo es un misterio y un sacramento; el que torea se lo lleva para el resto de su vida». En ese punto no tuvo empacho en romper una lanza por los que se dedican a la cosa pública. Los toreros y los políticos no caminan por sus mejores índices de popularidad pero Carmen Calvo desbrozó otros nexos inesperados: «El toro y la política imprimen carácter; nos dejamos el pellejo por una idea que está por encima de ti». Si ella lo dice...

Cristina Sánchez ya había evocado el arraigo popular de la Tauromaquia aunque mostró una preocupación especial por el auge del acoso antitaurino. La torera reconoció que la defensa del mundo taurino «es un camino que hemos empezado a recorrer demasiado tarde» y se dolió de ese mensaje tergiversado y manipulado «ha conseguido adoctrinar». Cristina se preguntó cual era la mejor forma de revocar esa lluvia fina que ha terminado calando. «Cambiarlo nos llevará mucho», espetó la matadora recalcando una idea fundamental: «al toro lo defendemos nosotros, no los antitaurinos». Calvo había vuelto a dar en la diana al abjurar de ese mundo de hoy en el que «todo tiene que ser fácil, sin sufrimiento ni culpa». Lo había bordado.