«A través de la escritura, revelamos nuestra personalidad al desnudo»

‘Álbum de señoritas, 1851’ es la primera novela de la grafóloga madrileña Sandra Cerro, un viaje al Romanticismo español que homenajea a personajes como Gustavo Adolfo Bécquer, José Zorrilla o Carolina Coronado

06 nov 2023 / 07:45 h - Actualizado: 06 nov 2023 / 07:45 h.
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  • Sandra Cerro.
    Sandra Cerro.

En Madrid, una grafóloga investiga el hallazgo de un misterioso álbum de señoritas repleto de autógrafos de los personajes más significativos del Romanticismo español. Al otro lado del tiempo, a mediados del siglo XIX, se va trenzando una historia de amor y aventuras que tiene como protagonistas a Elena y a Pedro. Ambos estarán arropados por un grupo de personajes extraordinarios, como Gustavo Adolfo Bécquer, José Zorrilla, Carolina Coronado y otros significativos autores y artistas de la época.

Este es el argumento de ‘Álbum de señoritas, 1851’, un relato de pasiones, intrigas y amores apasionados y platónicos que pretende ser el retrato de uno de los momentos más complejos, efervescentes y fascinantes de la Historia, con todas sus luces y sombras: el Romanticismo. Asimismo, la personalidad y los secretos de sus ilustres protagonistas serán desvelados a través de una ciencia incipiente del conocimiento humano que, unos años más tarde, se vino a llamar ‘Grafología’, disciplina en la que la autora es una consumada experta. Su nombre es Sandra Cerro (Madrid, 1973), y además de ser grafóloga, perito calígrafo, profesora de grafología, investigadora y escritora, posee estudios en Derecho y completó su formación con un Máster en Dirección y gestión de RRHH y un Postgrado en Pericia caligráfica judicial, entre otros cursos.

En la actualidad, Sandra dirige el Centro de Grafología en Madrid que lleva su nombre y, desde 2012, trabaja como grafóloga e imparte formación en grafología y pericia caligráfica. También es conferenciante en congresos nacionales e internacionales y colabora en prensa, radio y televisión con temas de grafología en sus distintas especialidades. Apasionada de la investigación histórica, ha realizado estudios grafológicos a grandes personajes como Santa Teresa de Jesús, Napoleón Bonaparte, Leonardo da Vinci, Gustavo Adolfo Bécquer y San Juan de la Cruz, entre otros. Es autora y co-autora de varios libros y de distintos artículos publicados en revistas científicas y especializadas. ‘Álbum de señoritas, 1851’ es su primera novela.

¿Cómo surgió la idea para esta novela?

Pues realmente la historia surgió como una inves gación para un pequeño artículo sobre la escritura del Romaticismo que acabó inserto dentro de la novela. Con el atículo pretendía hacer un retrato grafológico, no ya de una persona, como solemos hacer habitualmente los grafólogos, sino de una época histórica completa. El Romanticismo es un momento histórico con una gran personalidad, con carácter y con multitud de matices y paradojas en las que radica todo su encanto. Y para conocerlo mejor, me sumergí entre las manos que dejaron su impronta escrita, entre cartas, libros manuscritos y álbumes de señoritas.

Un tema inédito hasta ahora, al menos en formato novella. ¿Qué son los álbumes de señoritas?

Los álbumes eran (y son, porque aún se conservan algunos) unos cuadernos de gran formato que tenían las señoras (y algunos caballeros, aunque menos) de la alta sociedad del siglo XIX para recoger versos, dibujos, pinturas o partituras de los artistas que frecuentaban las tertulias de sus salones. Larra definía el álbum como un «repertorio de vanidad». Un grafólogo los describiría como una auténtica joya para descubrir la personalidad de aquellos artistas que dejaron su impronta en ellos y revivirlos, en cierto modo. Eso es un poco lo que yo he pretendido hacer al dedicarles por entero esta historia.

Escribes sobre el Romanticismo con fascinación. Se nota que te gusta esta época. ¿Por qué la elegiste?

El siglo XIX es una época que siempre me ha llamado la atención. A veces pienso que llevo a una romántica dentro y que he nacido en la época equivocada. De hecho, he participado incluso en recreaciones históricas sobre principios y mediados de ese siglo, he bailado con un vestido de la época regencia y he llorado ante la tumba de Zorrilla vistiendo una crinolina. Y, por supuesto, me encanta cómo la caligrafía de esa época retrata fielmente las tribulaciones y el carácter de aquel tiempo, tan apasionante como apasionado.

¿Cómo ha sido tu proceso de documentación histórica?

Pasando mañanas eternas escudriñando manuscritos en la sala de investigadores del Museo del Romanticismo y la Sala Cervantes de la Biblioteca Nacional, y también leyendo muchísimos libros sobre la época y sobre los personajes históricos que aparecen en la novela, ¡que no son pocos!

Lo que me resultó más difícil fue recrear la vida cotidiana y tratar de darle el mayor realismo posible para sumergir al lector dentro de ella, pero también disfruté mucho de ese proceso porque me metí literalmente dentro de la época.

En una historia con tantos saltos en el tiempo, imagino que el proceso creativo habrá sido muy complejo. Háblanos sobre ello.

Pues mira, tuvo cierta complejidad al principio, pero, a medida que iba transcurriendo el argumento, me pasaron cosas muy curiosas. A veces, los propios personajes me desbarataban parte de la trama que yo tenía ya planteadas. Otras veces, parecía que me susurraban cosas para que las escribiera, como si fueran ellos los que estuvieran escribiendo y no yo. En ocasiones, me surgieron también casualidades sobre lugares y personajes que encajaban a la perfección en momento y lugar, sin haberlo yo previsto. Puede parecer un poco esotérico todo esto, pero así ocurrió. Un proceso creativo un poco loco, pero fascinante, que ha hecho participar en la historia a esta humilde novelista novata, como si fuera un personaje más.

Veo que se trata de una novela coral, con protagonistas destacados, pero también con coprotagonistas muy potentes como nuestro sevillano Gustavo Adolfo Bécquer, José Zorrilla o Carolina Coronado, entre otros. Al final de la novela reseñas los que son personajes reales y los que son ficción.

Sí, conviven juntos personajes reales con ficticios. La personalidad de los reales la he basado en los estudios grafológicos que les he hecho, así que es bastante fiel. También son reales algunos episodios que se relatan, y que no puedo desvelar aquí, sobre dos de los personajes a los que admiro muchísimo y con los que espero haber estado a la altura al novelar momentos tan significativos de sus vidas.

José Zorrilla (Pepe en la novela) es un personaje clave, Carolina puede ser una sorpresa para muchos, ya que es una autora menos conocida. Bécquer, en su faceta como periodista y amigo leal, se convierte aquí en un personaje entrañable, que yo creo que va a enamorar al lector. ¡O al menos eso espero!

Tú eres grafóloga de profesión y, al leer la novela, da la sensación de que la Grafología es casi un personaje más de la historia. ¿Realmente se puede llegar a conocer tanto a las personas a través de la escritura?

La Grafología es una ciencia romántica. Surgió a finales del siglo XIX, aunque ya desde mucho antes se venía atisbando que la personalidad quedaba impresa en la escritura como si un retrato se tratara. Tenía que ser una protagonista más, sin duda. Y sí, a través de la escritura, revelamos nuestra personalidad al desnudo, desde lo más profundo de nuestro ser hasta la superficie de nuestras máscaras. Y es también una ciencia con la que se acompañan los Tiempos, ya que cada Tiempo, como aquí el Romanticismo, tiene su modelo caligráfico y su huella de carácter personal y singular. Toda la caracterización de los personajes que aquí se describen está basada en sus estudios grafológicos. Y además el lector será partícipe de ellos porque Alicia, la protagonista, es generosa y los va a compartir con él.

«A través de la escritura, revelamos nuestra personalidad al desnudo»

Háblame de Alicia. Ella también grafóloga ¿Hay algo de ti en ella?

No todo de Alicia es mío, pero sí hay mucho en Alicia de mí, y en mí de ella. Es ella la que lleva prácticamente el peso del hilo argumental y permite al lector que la acompañe en sus pesquisas. Esto llega hasta el punto de que el lector puede saber muchas cosas antes de que ella misma sepa que van a ocurrir. Alicia es una romántica igual que yo, pero ella es un poco más realista, mantiene los pies más en la tierra, o al menos lo intenta. Su espíritu introspectivo y de ratona de biblioteca también lleva mi herencia, pero poco más.

La historia está ambientada en el Madrid del siglo XIX y en el actual. Casi invita a pasear por los lugares que relatas, a recrear los pasos de los protagonistas y a visitar los lugares que aparecen en el libro ¿Por qué te inspira tanto Madrid?

Sí, de hecho tengo pensado hacer alguna visita o paseo guiado con los lectores por los lugares en los que se ambienta la novela. Se presta a ello. Al igual que la grafología, Madrid también es casi un personaje más porque es el lugar que da cobijo a dos épocas diferentes que se van entrelazando y transcurriendo en paralelo. El lector descubrirá cómo los tiempos se van solapando, pero el lugar que los sustenta es siempre el mismo, un Madrid que parece ver, oír y latir con los personajes desafiando el discurrir de la Historia. En la novela se describen, además, rincones emblemáticos que permiten al lector recrear las mismas escenas que los protagonistas vivieron. Creo que esto ayuda mucho a entrar dentro del libro y a participar de lleno en la trama. La complicidad del lugar, del tiempo y de los personajes con el lector es una de las peculiaridades de esta novela y creo que uno de sus puntos fuertes.

Al ser una autoedición y no tener una distribución al uso, ¿dónde se puede adquirir la novela?

Es una autoedición, un libro enteramente hijo mío, ya que soy su autora, diseñadora, maquetadora, editora y distribuidora. No tengo intermediarios y eso es genial porque me da muchísima libertad en todo, aunque la distribución sea más limitada. Por el momento, se está vendiendo directamente por contacto personal conmigo (sandra@sandracerro.com), a través de la web del Centro de Grafología Sandra Cerro (sandracerro.com), en la tienda del Museo del Romanticismo, en algunas librerías pequeñas de Madrid y también en Amazon. La distribución personalizada me permite además tener ese gesto tan romántico de plasmar mi dedicatoria para el lector, como hacían los autores que dejaron sus dedicatorias inmortales en los álbumes. Así luego pueden analizar también mi escritura, si quieren.