La Cara Oculta - Miscelánea XX

Historieta, cuento, novela y cómic, todo junto pero no revuelto para esta semana

18 dic 2022 / 09:23 h - Actualizado: 18 dic 2022 / 09:36 h.
"La cara oculta"
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Cuentos de pornoviolencia en una ciudad cualquiera, de Chiquita Foxx. Páginas: 109. Cochambres S.A. P.V.P: 9€

Esto ronda por Amazon con una sinopsis totalmente engañosa y sin un aviso de contenido explícito que advierta al lector de que es un texto extremo y pornográfico.

No se trata de erotismo ni de escenas procaces propias de novela rosa, young adult, erótica de terciopelo o sado blandito de sombras grises. Esto es hard core muy bestia, totalmente impúdico y gratuito. Hablamos de dominación, violaciones de todo tipo, humillación, tortura física y mental, degradación, escatología, mutilación e incluso asesinato. Nada nuevo bajo el sol, ahí están los referentes de cierto marqués francés o los relatos masturbatorios de algún galo italiano dado a los caligramas y a contar las vergas por miles. Pero estos dos autores y sus obras tenían una intencionalidad, una segunda lectura entre orgías y penetraciones anales con los puños; es decir, todo era una escenificación en hipérbole para poder transmitir una denuncia y crítica. En este «Relatos de pornoviolencia» no hay nada de eso, ya os digo que es puro porno gonzo, desagradable o atrayente según baremos personales, pero gratuito y prescindible por completo.

La Cara Oculta - Miscelánea XX

No afirmo esto porque me parezca ofensivo o me haya asqueado, es que nada de lo aquí propuesto es original, ni siquiera provocativo. Hay horas y horas de clips en imagen real y de acceso gratuito en la red (en la normalita, nada de en la deep) similares a lo que aquí se nos describe, y el subgénero de cómic manga ecchi tiene ya mucha historia. Hay un momento en el primer relato que parece que todo ese juego de fluidos y parafilias va a arrimarse a un argumento con algo de interés, ya que se habla de los sucesos de la pandemia, la crisis social que conllevó y una guerra civil, pero eso se queda en poco más que un par de líneas anecdóticas.

No hay trama, los cuatro relatos «Antonio y rubiaaburrida37» «Elsa», «Electra» y «La Vecina», se agrupan bajo el hilo mínimo del cruce de referencias de personajes entre uno y otro y, una vez superada la sorpresa inicial, luego ya todo se reduce a exageraciones que intentan impactar y al final quedan ridículas. A mí ya es que me entraba la risa ante cada nuevo ano tan lleno de cosas que parecía un paragüero de recepción de hotel.

No está mal escrito a nivel formal, falla en alguna tilde y en alguna puntuación de oraciones de condicional, pero es que el sexo está para practicarlo o, en todo caso, observarlo. Leído depende mucho de una atmósfera y una situación que requieren de cierta maestría para ser construidas y aquí no hay nada de eso.

Será que a mí sólo me gustan para estos menesteres la propuesta estética fetichista de Dorcel y que, para ver burradas, prefiero las cosas de Raúlo Cáceres que tiene su arte.

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Un año en Tinieblas, de María de Sancha. Páginas: 384. Dolmen Editorial P.V.P: 18€

Le tenía yo ganas a esta novela de de Sancha, y gracias a esas ganas, y un poquito de profesionalidad, consigo terminar la lectura. El texto logra despertar mi interés en la página 250, hasta entonces, la trama es confusa y sin ningún ritmo narrativo, con bandazos en el argumento e incluso en el género.

Me atrevo a aventurar que «Un año en Tinieblas» es una obra reciclada que aúna dos proyectos distintos. Por un lado tenemos un ejemplo de novela de alcoba, con toques de costumbrismo histórico. Líos de romance y ambiciones en el entorno cerrado que es el triángulo que se forma entre el palacio ducal, el convento y el pueblo.

Y ahí en medio se mete con calzador una infección de vampiros que no parece afectar demasiado a los adulterios, los cortejos arribistas o los escarceos lésbicos.

Luego ya parece que la gente se centra un poco, más que nada porque los vampiros se los están comiendo a todos, sin que se explique demasiado bien cómo han logrado los bichos rehacerse de la primera, y casi desairada , reacción de los habitantes de Tinieblas.

Entonces la novela se torna en un suvirval bastante apañado, pero que peca de tomarse demasiado en serio a sí mismo. Llega un momento que tanta decapitación, cadáver a medio pudrir y sangría queda casi cómico. El slasher, a estas alturas, es difícil de trabajar lejos de la parodia.

Ese toquecillo de serie Z se acentúa por algunos fallos de continuidad o racord. De Sancha sabe poco de armas de fuego del XIX y mete efectos de disparo automático, cadencia y capacidad de munición según le conviene. También decide que van a existir enemigos que casi se matan con un soplido, o aparecen a conveniencia de la escena, o los personajes sobreviven de forma inverosímil... demasiados detalles que restan credibilidad al conjunto y lo acercan a algo de la productora cinematográfica The Asylum.

Por otra parte, se exige del lector un conocimiento del contexto histórico previo para poder comprender ciertos matices. La propia premisa de la obra del “año sin verano” de 1816 no tiene una explicación sólida, tampoco se expone la situación de la España de la Restauración absolutista, ni siquiera los propios imperativos categóricos de la acción quedan claros.

Tiene sus pasajes buenos, como el viaje de ida, estancia y vuelta bilbaíno, o el clímax de la gruta subterránea. Los personajes están muy bien construidos y son atractivos dentro de su excentricidad que se convierte en rebeldía respecto al entorno y sociedad.

En forma es correcta para un estilo con bastantes limitaciones que arriesga mucho en el léxico con la utilización de ciertos términos que me han rechinado por anacrónicos en relación al escenario.

Rara, no digo diferente, digo rara.

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Dread número 1. V.V.A.A. Páginas: 70. Cat Skull Projet. P.V.P: 10€

Para esto vais a tener que esperar un poco, sale en enero del 2023, pero merece la pena.

«Dread» es una revista de historieta corta y seriales. Nace como un proyecto personal del dibujante Jesus C. Gan que canaliza desde su sello Cat Skull Projet. Lo primero que llama la atención de la propuesta estética, tanto del este número como de la editorial, es lo cuidado de los diseños y el toque particular del mismo. Todo en Cat Skull se nota mimado, con un estilo gráfico realista, oscuro e impactante en esas ilustraciones en escala de grises, marcados contornos en tinta dura y toques de colores crudos.

C. Gan demuestra que su arte es versátil y puede adaptarse a cualquier tipo de historia, ya que es él quien se encarga de dibujar los argumentos de seis escritores que parecen haberse propuesto poner a prueba al ilustrador y le lanzan todo tipo de escenarios, personajes, épocas y diseños.

En serio, panda de cabrones que lo mismo piden un conejo gigantesco monstruoso que un plano abierto de las tierras vírgenes canadienses del siglo XIX.

C. Gan finta esquiva y golpea con la derecha en planificaciones de narrativa visual muy fluida, sin miedo a la variedad de encuadres y con una calidad de detalle maravillosa. Todo esto, repito, sin apoyo del color y haciendo gala además de un gran dominio de las expresiones y más en un estilo tan realista como el suyo.

«Dread» bebe y se inspira directamente de las revistas setenteras del género creepy o de fantaterror, así lo explica muy Javier Alcázar en su presentación retrospectiva. Impecable al aportar datos al tiempo que anuncia lo que nos vamos a encontrar en las siguientes historias cortas.

Abrimos con «El guardián del camino» de David Braña, autoconclusiva de corte metafórico y metafísico que consigue además incluir una escena de lucha con una zanahoria enorme a modo de arma sin que esto quede raro.

«Ramaga», de Raule, nos lleva al siglo XVI, a un naufragio proveniente de un barco negrero. Es cortita, pero tiene cuatro viñetas que acojonan y está muy bien cerrada.

«Wendigo», de Jesús Mora, también carece de continuación y me sabe a poco porque la ambientación y la criatura del título me encantan, aunque termina con un “fin” interrogativo que me hace guardar esperanza. Lo de meter tres páginas sin diálogo en una historia de una decena de láminas no acabo de saber si es morrazo o genialidad.

Luego tenemos un artículo firmado por Carlos Plaza centrado en la obra y figura de Lovercraft, que toca de forma tangencial al grupete de frikis aquel del Círculo de Lovercraft y los plumillas de la revista «Weird Tales». A mí no me aporta nada nuevo, pero es un texto muy correcto y documentado que me ha enamorado con ese cierre cuqui cuasi infantil de “Y, hasta aquí, mi verane....”, digo “mi artículo”.

Tras esto, hay dos páginas con guión del propio C. Gan, en «El monstruo», donde hace un ejercicio muy bueno de síntesis con una propuesta tierna que queda desmentida por lo inquietante del dibujo. Luego se marca una lámina que adapta en tono macabro el cuadro de Grant Wood ese de los granjeros. Otorga dinamismo al contenido general de la publicación, y todo entra muy bien por el ojo.

Lo siguiente es «El conde de Cabreas- La historia del viejo capitán» ideada por César Hercé que apunta a ser uno de los platos fuertes de «Dread», al presentarnos a un veterano militar, del ya decadente imperio español del siglo XVIII, con la misión de acabar con lo nosferatus. A Medveja (pasado Móstoles a la derecha) que se va a ello y tengo ganas yo de verlo en próximas entregas.

También me ha picado «Expósito y asociados» de Jos, quien, en una ambientación contemporánea, nos da a conocer a Alicia y a Toni que a base de latinajos y poderes, aún no explicados, se enfrentan a fenómenos extraños. Esta promete y me encantará ver cómo avanza.

Me ha gustado mucho esta idea tanto en concepto como en realización. El siguiente número ya está anunciado y en él Jesús C. Gan contará con ayuda en los dibujos gracias a la incorporación de otros artistas.

Le puse un pero a Jesús, cuando me hizo llegar la revista y vi los créditos, y fue el de que era un campo de nabos. Él me comentó, no sin cierta lastimilla, que ninguna de las escritoras con quienes había contactado había querido colaborar. ¿Qué pasa, nenas, no tenemos tiempo para currar con tanto quejarnos en redes de la falta de oportunidades?

Espero que «Dread» tenga una larga vida, así que comprad, comentad y compartid.

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Criaturas, de Luís Pérez de Sevilla. Páginas: 40. Autoeditado. P.V.P: Por determinar

Mientras las Redes sociales se llenan de fotos de perfil contra las Inteligencias Artificiales artísticas, veo que Luís anuncia la salida para el año que viene de su primer cómic realizado con estas herramientas. Y yo lo quiero, claro, primero porque Luís es un amor de nene, y segundo porque a Pérez de Sevilla ya me lo había leído yo con gusto en cosas como «Sleepwatcher» o «El ataque».

Este experimento de «Criaturas» está muy bien y no se limita a ser una simple prueba de un futurible, por el contrario es una historia con valor por sí misma y un producto más que digno. La parte gráfica se ha hecho con Mindjourney y Photoshop, presentada en escala de grises aunque trae un par de ilustraciones a color muy apañadas. Tanto el estilo de dibujo como el tipo de narración son propios del manga. Al haber elegido como referente el cómic nipón, chirría un poco las cajas en horizontal. En el plano de la simple narrativa visual la historia depende demasiado de los textos de esas mismas cajas. Me falta aquí la fluidez de los diálogos, la inercia de los bocadillos. También hay que pulir detalles de diseño en fuentes o en el espacio que ocupa en las viñetas los cartuchos.

Las imágenes generadas por IA no acaban de unificar el acabado y se pasa sin transición de un manga muy claro al foto realismo, pero esto lo he visto en cómics de majors americanas que montan un número de vente páginas con una docena de dibujantes distintos.

La mayor limitación que percibo es el de los encuadres, creo que el robot no sabe de escorzos y que su capacidad para idear puntos de fuga es limitada. Esto crea cierta monotonía visual que el autor tampoco sabe romper, me temo que por falta de conocimiento de ciertos recursos del lenguaje de tebeo.

Pero el invento funciona, con un ritmo lento que se articula en giros que van del distópico pandémico a lo kafkiano pasando por el terror más clásico. Ya habréis adivinado que es de miedos.

La sinopsis es la narración de cómo Daisuke Takeuchi afronta el confinamiento durante el contagio, a nivel mundial, de un virus mortal y de las cosas que empiezan a pasarle (o él cree que pasan) en su apartamento y en su cabeza.

Contiene cuadros muy inquietantes (de bichos feos) y una reflexión, casi de pasada, de corte existencialista que es un buen cierre para esta historia corta.

Cuidado con lo que van a traer los robotses que pintan, que en cuanto Pérez de Sevilla les pille el truco del todo, va a ir muy loco.

La Cara Oculta - Miscelánea XX

«La Cara Oculta», nenas y nenes, vuelve ya la semana que viene con más referencias de lo alternativo, independiente y underground.

Besos de carmín.