Perfecta comunión

Marco Mezquida, Juan Gómez ‘Chicuelo’ y Paco de Mode forman un grupo extraordinario y hacen música única, exquisita, auténtica. Jazz y flamenco se unen para que las partituras destilen libertad

13 abr 2019 / 18:14 h - Actualizado: 16 abr 2019 / 18:58 h.
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  • Un momento del concierto que ofrecieron Marco Mezquida, Juan Gómez ‘Chicuelo’ y Paco de Mode en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. / El Correo
    Un momento del concierto que ofrecieron Marco Mezquida, Juan Gómez ‘Chicuelo’ y Paco de Mode en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. / El Correo

El pasado día 13 de abril, Juan Gómez ‘Chicuelo’, Marco Mezquida y Paco de Mode, presentaron su disco en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. Se trataba de un estreno mundial. El concierto fue estupendo y los aficionados pudieron constatar algo que todos ellos ya sabían: el jazz soporta cualquier tipo de matrimonio con otro tipo de música; el jazz es la música más versátil de todas las conocidas y las partituras de pueden moldear con total libertad. Y es que el jazz es, precisamente, eso, libertad. Jazz y flamenco sobre las tablas. Un lujo.

Sonaron temas del nuevo trabajo que han titulado No hay dos sin tres (Discmedi, 2019). Y una rumba y una seguiriya de su primer disco, Conexión. Con un arranque como el que nos ofrecieron (Romescu, un tanguillo con enorme ritmo y una amplitud suficiente para que los tres músicos hicieran una declaración de intenciones anunciando un concierto vibrante y entregado) hubiera sido extraño que el público no se dejase llevar sin la menor resistencia. Mezquida estupendo con su piano, improvisando y no colocando mal ni una nota en todo el concierto, consiguiendo sonidos desconocidos con su instrumento, un músico que parece tener en su mano izquierda todas las músicas posibles; de Mode impetuoso y delicado al mismo tiempo con la percusión, sin grandes aspavientos porque un músico de su categoría no lo necesita; ‘Chicuelo’ dando un recital sobre cómo hay que agarrar una guitarra y cómo hay que hacer que suene aunque sin limitarse al son flamenco e indagando territorios en los que su música resulta un ingrediente imprescindible y perfecto para compartir. Todo exacto y agradable hasta más no poder.

La cercanía de los músicos fue absoluta. Explicaron, sobre la marcha, algunos aspectos del disco que resultaron interesantes, pero que, sobre todo, sirvieron para que se produjera una comunión absoluta entre ellos y el público que es algo que no siempre ocurre.

Tríos como este son una bendición para la música jazz y para el flamenco. Porque los aficionados pueden experimentar todo lo que representa la música popular: libertad, ganas de vivir, posibilidad de experiencias únicas y amor por las artes.