«Saber pintar es un don, un carisma, una dádiva»

Punto Rojo Libros publica «Juan Luis Aguado. El Arte de Pintar», biografía definitiva sobre uno de los miembros más polifacéticos de la Escuela sevillana de pintura, a cargo del historiador del arte Pedro Ignacio Martínez Leal

21 dic 2020 / 08:06 h - Actualizado: 21 dic 2020 / 08:15 h.
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  • Juan Luis Aguado en su taller. / Fotografía de Pedro Ignacio Martínez Leal
    Juan Luis Aguado en su taller. / Fotografía de Pedro Ignacio Martínez Leal

Hacer lo máximo con lo mínimo. Esa es la gran virtud del artista plástico Juan Luis Aguado Granell (Sevilla, 1955), en opinión del doctor en Historia del Arte Pedro Ignacio Martínez Leal, quien acaba de alumbrar el que posiblemente sea el estudio más concienzudo, y a la vez más fresco, de un miembro de la Escuela sevillana de pintura. Y es que a lo largo de 240 páginas, repletas de hitos biográficos, curiosidades y anécdotas —así como un ingente número de fotografías—, el lector podrá sumergirse en la vida y obra de un creador polifacético y único. Escrito desde la más profunda admiración, pero con una objetividad palpable en cada capítulo y cada párrafo, Juan Luis Aguado. El Arte de pintar (Punto Rojo Libros) es un estudio imprescindible para conocer la trayectoria de este artista conocido, en gran parte, por su aportación al mundo cofrade, pero que desde muy joven supo explorar nuevos cauces que le abriesen las puertas del éxito más allá de su tierra. Hablamos con el autor del trabajo, el profesor Martínez Leal.

¿Cómo surge la idea de escribir un libro sobre Juan Luis Aguado?

Mis estudios anteriores sobre la tesis doctoral «El escultor Francisco Buiza Fernández y su Escuela: Discípulos y seguidores», se habían centrado en el «Arte de la Escultura». Conocer, estudiar y analizar la vida y la obra del pintor Juan Luis Aguado me permitía ahora abordar una asignatura pendiente: reflexionar sobre el «Arte de Pintar» y sus conceptos fundamentales como Bella Arte. La variedad de los temas interpretados por el pintor, el análisis de sus técnicas pictóricas y los secretos del funcionamiento del taller, contados en este libro, a veces, por el propio artista, me permitían desvelar en sus páginas una forma personal de llevar a cabo el «Arte de Pintar» por parte de Juan Luis Aguado. De ahí, el subtítulo del libro. También he de decirte, Antonio, que el padre de Juan Luis y el mío ya se conocían por el asunto de la distribución de las películas en los años 50 y 60. Mi padre era socio del cine de verano de San Bernardo. Ambos eran hermanos de la hermandad sevillana de la Lanzada. Allí, conocí y conviví con Juan Luis de joven, cuando comenzaba su carrera artística. El devenir de la vida nos ha acercado y alejado. Pero, hace unos doce años, nuestra amistad se revitalizó. La convivencia renovada y el trato continuo fue lo que me llevó a plantearme realizar este libro que reflejara la vida y la obra del pintor hasta la actualidad.

La Historia del Arte nos ofrece en el tiempo tres clases de artistas: los que nacen, los que se hacen, y aquellos que nacen y se hacen. Usted afirma en su obra que Juan Luis pertenece al tercer grupo. ¿Puede explicárnoslo?

Sí, el tercer grupo de artistas podríamos decir que ya trae en su ADN la genética del creador artístico, y después, ese carisma innato puede ser desarrollado, pulido y mejorado por el estudio, la experiencia y el manejo adecuado de los talentos por parte del artista que lo hereda. Este es el caso del protagonista de mi libro. A ese respecto quisiera subrayar que los Aguado son una familia de artistas, como lo fue en su día la saga de los Bécquer o los Álvarez Quintero, por poner dos ejemplos. En el caso de los padres de Juan Luis, su madre, en su juventud, ejerció de actriz, mientras que su padre fue organizador de espectáculos. Aparte tuvo familiares pintores, como su tío, o músicos, como su prima. Y más directamente su hermano Adolfo, que ejerció como fotógrafo profesional (de él son las fotos de la portada del libro); su hija Andrea, que es historiadora del Arte; su sobrino Fernando Aguado, escultor-imaginero ya consagrado; o el torero Pablo Aguado, que es familiar consanguíneo, algo más retirado de parentesco, por seguir con ejemplos que constatan lo que te digo.

«Saber pintar es un don, un carisma, una dádiva»
Pedro Ignacio Martínez Leal. / Fotografía cortesía del autor

Aunque los referentes pictóricos de su juventud fueron Leonardo, Velázquez o Turner, el artista se reconoce muy influenciado por el pintor abstracto Fernando Zóbel. ¿Qué le fascinó de este creador?

Hay un antes y un después en la carrera de Juan Luis Aguado cuando conoce y se relaciona con Fernando Zóbel. Pintor de extraordinaria personalidad, le influirá en su forma de plantear los esquemas compositivos, el tratamiento de la luz y del color en sus cuadros. Fecha esta relevante (finales de la década de los ochenta) por las influencias que tendrá en sus pinturas de la etapa de madurez. De Zóbel le interesan no sólo sus conceptos de «pintura internacional» cargada de simbología y de la atemporalidad de lo fugaz, que introduce en la Escuela sevillana de la época, sino también le cautivan y atraen los rasgos de su personalidad generosa, simpática e incluso mística en ocasiones. Su acercamiento a Zóbel coincidió con la actividad profesional que Juan Luis Aguado llevaba a cabo en la Galería de Arte de Fausto Velázquez.

Además de la pintura, Aguado cultiva otras facetas, como el interiorismo o la decoración, y a partir de ese momento entra en contacto con el teatro, una de las pasiones de su padre...

Efectivamente, en la pintura de Aguado siempre hay un sustrato decorativo. La facilidad para percibir el espacio y la perspectiva son innatos en su quehacer. En general, Arte decorativo y Diseño funcional, Geometría compositiva en el dibujo y gusto estético equilibrado, siempre presidirán sus obras. Será dentro de su etapa de juventud y madurez cuando más colaborará en los decorados de lienzos, de atrezzo o utillería de gran tamaño, de telas de lona pintadas en acrílicos necesarios para la puesta en escena de obras teatrales y, especialmente, en el diseño de vestuarios, trajes y cartelería flamenca.

Y mientras tanto, su obra pictórica evoluciona y se vuelve más lineal y minimalista, en sintonía con la Bauhaus. ¿Qué pudo llevarle a explorar este estilo?

Siempre, Juan Luis Aguado ha mostrado inquietud e interés por la investigación pictórica. Ese afán y esa necesidad por experimentar nuevas interpretaciones, estilos y técnicas le llevarán a desarrollar en su obra los cuadros de sus «arquitecturas soñadas o improbables», versiones muy personales de espacios arquitectónicos, que tienen su origen en la filosofía de la Escuela de la Bauhaus y en el principio estético de «menos es más», expresión atribuida al arquitecto alemán Mies van der Rohe. Así, Aguado, en estas originales composiciones topográficas, sintetizará las estructuras básicas de los edificios, como si fueran elementos de una arquitectura de grafismos primitivos o futuristas, dependiendo de los casos. Puertas, ventanas, arcos y otros elementos arquitectónicos enmascarados, junto a esferas, planetas inventados, etc., aparecen en una ausencia premeditada de la presencia humana.

En 1992, el crítico de Arte José María Gómez publicó un titular en El Correo de Andalucía que rezaba: «Juan Luis Aguado, el más europeo de los pintores sevillanos». ¿Cree que acertó con esa definición?

Sinceramente creo que, en su momento, la apreciación del periodista era justa o cuando menos objetiva, y en ningún caso desmedida. El problema en la trayectoria general en la carrera profesional de Aguado es que, por su carácter, y porque la buena salud no le acompañó —aparte de recaer sobre sus hombros el cuidado de su anciana madre, que falleció relativamente hace poco tiempo—, tuvo un desarrollo más desigual en su obra posterior. Una lástima, pues eso, sin duda, le ha privado de destacar mucho más en los últimos tiempos, y viene a ser un buen ejemplo de cómo las circunstancias vitales influyen y marcan el devenir de las carreras profesionales. No obstante, el conjunto de su obra deja una huella muy personal y significativa dentro de la Escuela sevillana de pintura, como uno de los pintores más destacados de su época por su original estilo.

Inevitablemente llegamos a la Semana Santa, con la que Aguado mantiene un «idilio» especial. ¿Hasta qué punto son importantes las cofradías en su vida?

Sin duda, los artistas sevillanos son conocidos por el gran público por su participación en la realización de obras para la Semana Santa, para ese género tan genuino de la «pintura de la fe y las creencias». De ahí el interés que tiene conocer a estos artistas de una forma más integral, apreciando en su conjunto la versatilidad de su trayectoria fuera del ámbito cofrade, como complemento de su quehacer artístico. Eso hacemos en este libro. Aguado siempre dice que hay que pintar para comer. Para ello la clientela de las hermandades y coleccionistas es fundamental. Los encargos de decoración de pasos, insignias, libros de reglas, cartelería, etc. ayudaron siempre a Aguado a sobrevivir. Pero, más allá de esto, él siempre estuvo ligado emocionalmente a las hermandades sevillanas, especialmente a las de La Lanzada, Las Aguas, El Silencio y El Sol. Si bien he de apuntar que, a nivel profesional, no podríamos decir que existiera un «idilio» especial (entiendo a lo que te refieres, por supuesto), porque Aguado siempre huye de ser encasillado únicamente como pintor de este tipo de encargos. Es más, dentro de lo posible, intenta evadirse de los hermetismos estéticos para poder imprimir a este tipo de trabajos su impronta personal. Lucha mucho, decididamente, con los cofrades más tradicionales, para que tengan una mayor apertura estética de miras. Digamos que Aguado trabajó en la pintura religiosa como un buen profesional para poder dedicarse después paralelamente a la obra profana que a él le gustaba, sin ninguna cortapisa.

«Saber pintar es un don, un carisma, una dádiva»
Portada de ‘Juan Luis Aguado. El Arte de Pintar’, publicado por Punto Rojo Libros. / El Correo

Aunque sus obras se encuentran en infinidad de países, museos y colecciones privadas, como las de la Casa de Alba o Carlos de Inglaterra, nos queda la duda de si Aguado es suficientemente conocido por las nuevas generaciones. ¿Cree que este libro contribuirá a ponerlo aún más en valor en su tierra?

Sinceramente creo que las nuevas generaciones tienen poco conocimiento del Arte en general (salvo cine y música pop). Y de pintura, tal vez algo más; pero de escultura, arquitectura, etc., hay mucha ignorancia. Las encuestas que se realizan así lo demuestran. Este tipo de publicaciones, aparte de ser concebidas didácticamente para que vayan dirigidas al gran público, pueden acercar a los más jóvenes al conocimiento de sus antecesores en el mundo del Arte. Las nuevas generaciones de pintores, diseñadores, estudiantes de Bellas Artes, etc., serían el público especial al que iría dirigido. Como habrás visto, la maquetación, organización y distribución de los contenidos del libro los he realizado yo mismo con ese fin que me indicas, el intentar aproximar al público a este tipo de contenidos de una forma más divulgativa. Las ilustraciones, mapas conceptuales, fuente de letra en tamaño 14, etc., pueden ayudar a facilitar el acceso a los contenidos.

Y profundizando un poco más en el libro, ¿qué ha sido lo más difícil a la hora de darle forma?

La verdad es que para mí ha sido un disfrute realizar este libro. No he tenido dificultad ninguna porque tenía las ideas muy claras desde el primer momento. La única circunstancia adversa ha sido la aparición de la pandemia del covid, que sin duda ha alterado plazos y está influyendo en su distribución. Ha habido que ejercer la paciencia, pues todo quedó afectado. El libro se lo dediqué a los fallecidos y enfermos, como habrás podido comprobar.

Para terminar, ¿cómo es el maestro en las distancias cortas?

Juan Luis a nivel personal ejerce siempre como artista y como pintor. Es muy enriquecedor hablar con él de temas artísticos. Tiene las ideas muy claras y un fino sentido del humor y una ironía muy sevillanos. De carácter es amable, es cariñoso y muy amigo de sus amigos. Sus altibajos emocionales, sobre todo últimamente, le llevan a tener etapas en las que desaparece como los ojos del Guadiana. De improviso, suele renacer con nuevos proyectos creativos. Ahora se encuentra en Barcelona con su hija y su nieta, para pasar las fiestas navideñas.

Muchas gracias por sus palabras y enhorabuena por su trabajo

Gracias a ti por el interés que te has tomado. Quedo a tu disposición para lo que necesites. Felices fiestas navideñas y un 2021 saludable para todos.