SANIDAD PÚBLICA
Encadenados a un microcontrato: así es la vida de miles de sanitarios del SAS
Tres enfermeros andaluces que suman ya más de 80 contratos narran el interminable carrusel de destinos, servicios y miniempleos de hasta un día que trastornan gravemente sus proyectos vitales
Protesta de los sanitarios de urgencias del Hospital Reina Sofía de Córdoba por la falta de personal. / A. J, González
Alejandro concluyó sus estudios de Enfermería en 2018. Y atesora el dudoso honor de haber firmado ya casi el triple de contratos que de años trabajados. Nada más terminar sus estudios, se montó en su Renault Clío y enfiló para Madrid. En Andalucía el panorama no era demasiado halagüeño. Con cero puntos acumulados para un recién licenciado, aquí apenas podía aspirar a un contrato de 15 días. En Madrid, el horizonte se tornaba algo más prometedor. Mandó currículos a un puñado de hospitales públicos y se sentó a esperar. En tres días, ya sonó el teléfono. Una voz del Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares le ofreció un contrato de tres meses.
Alejandro se plantó en Alcalá al día siguiente. Estaba a punto de estrenarse en el mundo laboral. Horario rotatorio de mañana, tarde y noche, en turnos de siete horas. Atención a los pacientes, reparto de medicación y toda suerte de incidencias. Salario sin noches ni festivos: 1.850 euros. En septiembre se acabó el contrato. Al paro. A la semana lo llamaron de una residencia de ancianos privada. Un contrato de prueba durante una semana. Y luego le ofrecieron una prórroga por un año. Eso sí: mucha más carga laboral, horarios más largos y un sueldo sensiblemente inferior.
Al mes y medio lo llamaron nuevamente del hospital público. No lo dudó y dijo que sí. Y empezó a encadenar contratos cortos pero continuos. Una semana, un mes, quince días. Uno detrás de otro. En esa dinámica estuvo en Alcalá durante tres años y cinco meses. Siempre, claro está, con la oreja puesta en la bolsa de empleo de Andalucía. "La tierra tira mucho", sostiene Alejandro.
Su primer trabajo en el sur fue en el centro de salud de Bujalance (Córdoba). Un contrato por 15 días. Cuando lo finalizó otro por un mes. Luego lo llamaron del centro de salud de El Higuerón (Córdoba). Y, a partir de ahí, encadenó un rosario de contratos en el hospital Reina Sofía, en Montilla, en otro centro de salud del Sector Sur y entre medias refuerzos por covid. En total, 14 contratos en apenas seis años de trabajo.
Nieves: medio centenar de contratos públicos desde 2008
No lo ha tenido mucho mejor Nieves. La enfermera malagueña suma nada menos que 47 contratos solo en la sanidad pública desde diciembre de 2008. Y de todos los colores: por días, por semanas y por meses. En Motril, en Vélez o en Málaga. Ha chupado muchos kilómetros de carretera siempre con la maleta a cuestas. Pero, por ahora, es lo que hay. "De mi promoción todo el que se quedó en Andalucía vive como yo, con contratos precarios y encadenados", asegura al otro lado del teléfono.
Nieves, enfermera malagueña, acumula 47 contratos en la sanidad pública andaluza desde 2008
Nieves no sabe exactamente qué razón se esconde detrás de este modelo caótico de contratación. Pero sus sospechas apuntan a argumentos de tipo económico. "Así evitan pagarte los días de descanso". De hecho, muchas contrataciones se producen de lunes a viernes durante dos semanas consecutivas. "Quizás sea también por simple mala gestión", aduce. El caso es que estamos ante una práctica generalizada y ni los sindicatos, en su opinión, mueven un dedo para frenar este sistema de temporalidad extrema. "Son los que menos hablan", protesta. "Aquí hay mucho mamoneo y mucho chanchulleo".
"Se está burlando la ley"
Daniel Gutiérrez trabaja en el gabinete de estudios de la Federación de Sanidad de CCOO en Andalucía. "No sé si se está incumpliendo la ley, pero se está burlando. A nosotros nos suena a algo parecido a fraude de ley", explica. El asunto viene de largo. No es nuevo. Bajo los gobiernos socialistas de la Junta también se prodigaba este tipo de contratación ultraprecaria. "En 2012 se dejaron a cero las bases de reposición de plazas y con María Jesús Montero se hicieron promesas para interinizar los contratos temporales. No se hizo nada".
No sé si se está incumpliendo la ley, pero se está burlando. Nos suena a fraude de ley.
Gutiérrez atribuye a "razones presupuestarias" el "abuso histórico" de los contratos temporales en el SAS. Lo que a su juicio se produce es una forma de "ingeniería laboral" para cubrir en muchas ocasiones "necesidades estructurales" del servicio. A finales de 2021 el Ministerio de Trabajo aprobó una oferta pública de empleo para reforzar la estabilización de los puestos de trabajo en la administración.
Yolanda Díaz ha combatido con tenacidad la temporalidad a lo largo de su mandato, con resultados muy notables en el sector privado aunque magros en la pública. El propio Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha instado a España de forma reiterada a que convierta en indefinidos a los empleados públicos que encadenen contratos temporales durante años. Casi el 30% de los asalariados que trabajan en la administración española padece una vinculación laboral temporal.
A finales de año, según Gutiérrez, se comprobará si la oferta pública de empleo lanzada por el Gobierno en 2021 tiene efectos reductores de la temporalidad. Solo en el SAS, el número de trabajadores temporales puede superar los 6.000. “Es una cifra variable, que en verano suele subir”, subraya el responsable sindical. La ley establece que una plaza no puede ocuparse de forma temporal durante más de tres años. Un avance claro en los últimos tiempos, en opinión de Gutiérrez, tiene que ver con la tasa de reposición, que hoy se sitúa en el 120%. En todo caso, las disposiciones adoptadas hasta ahora no han sido suficientes, señala el técnico de CCOO. “Hacen falta medidas más contundentes”, sostiene, mucho más ahora que se prevé una aceleración de las jubilaciones en el sector sanitario público.
"No puedes programar tu futuro"
El horizonte de los jóvenes enfermeros andaluces está lleno de nubarrones. No les falta el trabajo pero en condiciones de extrema volatilidad. "No puedes planificar tus vacaciones ni programar tu futuro", protesta Ricardo. "Si tuviera más estabilidad, me hubiera comprado una vivienda desde el principio". Pero en su situación no es viable. Ni siquiera sabe dónde va a trabajar después del verano ni por cuánto tiempo.
Ricardo también emigró a Madrid recién licenciado huyendo de los microcontratos del SAS. Allí la situación es algo mejor, pero sin echar las campanas al vuelo. Hasta tal punto que entre 2018 y noviembre de 2020 firmó nada menos que 25 contratos en un hospital público. Algunos de solo tres días. Sus sospechas también apuntan a razones económicas. "Creo que es para ahorrar el máximo de dinero", sugiere. El sistema provoca un serio "perjuicio" en el servicio a los pacientes. La permanente rotación de profesionales daña significativamente la calidad de la atención médica.
Regresó a Andalucía a finales de 2020. Y aquí ha seguido sometido a la ruleta interminable de destinos dispares y trabajos fugaces. Ya ha vivido en cinco pisos diferentes, en ocasiones compartidos con colegas de promoción. Bajo su prisma, y con la experiencia que ya acumula en el SAS, sería factible firmar contratos más estables para mayor seguridad de los sanitarios y la mejora del servicio público.
Las consecuencias de este modelo son negativas. "Perdemos la ilusión y las ganas de aprender porque nos están cambiando continuamente de unidad", admite Alejandro. "No te implicas porque sabes que te vas a ir y vas a ser nuevo siempre", protesta. "El SAS es un cortijo", sentencia Nieves. "Aquí te marcan según te comportes. Y si hablas públicamente puedes tener problemas".
Las de Ricardo, Nieves y Alejandro son historias reales. Sus nombres ficticios. Justamente para preservar su anonimato y no comprometer sus carreras profesionales. Los tres representan una lacerante realidad laboral que afecta a miles de sanitarios en toda Andalucía y que, por ahora, no parece atisbar una solución en el horizonte.
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