Estos son los cinco pueblos fantasmas en Andalucía sin ningún habitante

La región andaluza salvaguarda una gran variedad de rincones, algunos muy populares y otros no tan conocidos. Entre campos y arboledas se esconden algunos puntos que han caído en el olvido y en los que ya no hay rastro de vecinos. Solo quedan las edificaciones, muchas en ruinas, que perduran como silenciosos testigos de cada una de las historias que en el pasado vivieron los jornaleros y residentes. 

Estos núcleos rurales han despertado la curiosidad de muchos que se han desplazado hasta la zona para explorar y disfrutar del paisaje. Aquí una lista con algunos asentamientos y aldeas abandonadas.

El Torbiscal en Sevilla

En la campiña sevillana, desde la carretera Nacional 4, se encuentra El Torbiscal, un pueblo que lleva años cerrado. El poblado pertenece al Ayuntamiento de Utrera y estuvo habitado por jornaleros que junto a sus familias se desplazaron hasta la zona para trabajar la tierra. Su arquitectura rural impacta en un paisaje de campo con diversas edificaciones de color blanco en las que destaca la Iglesia y el teatro de uso recreativo.

El pueblo que ahora está en ruinas llegó a contar con aproximadamente 500 habitantes en los años 80. Aunque ya no vive nadie, el Instituto de Estadística y Cartografía de la Junta de Andalucía registra actualmente tres habitantes: un hombre y dos mujeres. El antiguo asentamiento ha despertado la curiosidad de los más aficionados a los fenómenos paranormales.

Los Cabezudos en Huelva

Los Cabezudos es un antiguo poblado ubicado en el pueblo de Almonte, en Huelva. El territorio próximo al Rocío empezó a considerarse aldea tras la Guerra Civil, con el plan de reforestación propulsado por la dictadura franquista. El asentamiento que llegó a alcanzar los 300 habitantes empezó a sufrir las consecuencias de la despoblación en los años 80. A día de hoy solo hay un hombre registrado en el censo de la Junta de Andalucía. 

Entre amplias plantaciones de eucaliptos, se mantienen los muros de la que fue la Iglesia del pueblo. Los Cabezudos llegó a contar con instalaciones cómo un colegio o un pequeño centro médico. Las construcciones están en ruinas, algunas ya molidas. Este entorno rural ha despertado la curiosidad de muchos que viajan hasta las proximidades para explorar la zona y sacar fotografías únicas. 

Los Hurones en Cádiz

En Cádiz, en pleno corazón del Parque Natural de Los Alcornocales, próximo a San José del Valle y Algar se encuentra una aldea olvidada, Los Hurones. Este pequeño territorio cuenta en el registro de población de la Junta de Andalucía con cuatro habitantes: tres hombres y una mujer. El poblado se fundó con el objetivo de dar una vivienda próxima a los más de 300 trabajadores del embalse en torno a los años 60. 

Algunos turistas optan por pasear por sus inmediaciones. Esta zona de sierra próxima al Río Majaceite se convierte en un destino ideal para disfrutar del ocio con temperaturas más moderadas. En sus inmediaciones hay una Iglesia e instalaciones de uso recreativo como un bar. 

Tablate en Granada

En Granada hay un pueblo fantasma con mucha historia: Tablate. El pueblo tiene su origen en la defensa y protección de un antiguo puente que data del siglo XV. Situado en el municipio de El Pinar, llegó a alcanzar una población de 400 habitantes a mediados del siglo XIX. 

Se recomienda precaución para visitar la zona. Muchos edificios están en estado de ruina, con techos casi molidos como es el caso de la nave de la Iglesia de Santiago. El templo que sufrió el ataque de los moriscos, se erige como una fortificación con sacristía. Algunas asociaciones están recaudando fondos para recuperar la iglesia.

El Arteal en Almería

En Almería, próximo a la localidad de Cuevas del Almanzora se encuentra El Arteal, un poblado minero abandonado. Una empresa dedicada a la minería levantó una aldea con varios edificios de dos plantas. En este pequeño asentamiento fundado a mediados del siglo XX no faltaban detalles.

El pueblo que llegó a albergar aproximadamente a 900 trabajadores contaba con sala de lectura, panadería y otras zonas recreativas. En poco tiempo El Arteal quedó despoblado y a día de hoy se encuentra en estado de ruina, mezclado con la maleza de la vegetación.