«Páralisis», «abandono», «pasividad», «inmovilismo», «estado catatónico». Son algunos de los calificativos que los grupos de la oposición llevan meses usando para definir al Gobierno andaluz de Susana Díaz, a la que acusan de tener a Andalucía como «segundo plato» tras meses centrada en su carrera por el liderazgo del PSOE. La carrera terminó el domingo con una contuntende victoria de Pedro Sánchez. Díaz sólo le ganó en votos en su comunidad, un triunfo que entiende como un «apoyo a las políticas que estamos llevando a cabo». Y con la carrera por las primarias del PSOE terminada, toca garantizarse el liderazgo del socialismo andaluz –y acallar a una oposición ante la que su derrota interna la hace vulnerable– adelantando el Congreso regional para no dar tiempo a los sanchista a plantarle cara y pisando el acelerador en la gestión institucional para vender su perfil de gobernante.

Es en ese contexto en el que debe entenderse que, apenas 24 horas después de que el líder de Cs, Juan Marín, pidiese una reunión con el PSOE para revisar el pacto de investidura, la presidenta andaluza haya cerrado un encuentro esta mañana en el que participará personalmente. También hoy se reunirá con el grupo parlamentario socialista en una intervención abierta a los medios. Igualmente, Díaz ha puesto fecha a su comparecencia en el Parlamento (7 y 8 de junio) para un debate general sobre la comunidad que el PP-A lleva reclamándole desde hace meses.

Ambas citas fueron anunciadas ayer por el portavoz del Ejecutivo andaluz, Miguel Ángel Vázquez, tras el Consejo de Gobierno. Y ratificadas por la propia Díaz a su llegada a la sede del PSOE andaluz para la reunión en la que la Comisión Ejecutiva regional acordó proponer al Comité director del partido adelantar el Congreso regional a finales de julio (29 y 30). Aunque Díaz señaló que «era el plazo que estaba determinado», la fecha prevista inicialmente para el cónclave era septiembre.

El Comité director se reunirá el lunes para aprobar la fecha del Congreso regional ante el que, en caso de que hubiera una candidatura alternativa a la de Díaz –se da por seguro que aspirará a la reelección–, el 19 de junio se convocarían primarias, justo al día siguiente de que el Comité Federal elija a la Ejecutiva que dirigirá el PSOE con Pedro Sánchez a la cabeza. Aunque tras el enfrentamiento a cara de perro entre ambos la presidenta andaluza aseguró ayer que «ya todos estamos con Pedro» y «a partir de este momento se acabaron los bandos», los sanchistas buscarán hueco en la dirección del PSOE andaluz y los susanistas intentarán influir en la Ejecutiva de Sánchez. Díaz ganó las primarias en Andalucía pero los sanchistas rascaron un tercio de apoyos. La elección de los 255 delegados andaluces que irán al Comité Federal del 17 y 18 de junio será el primer asalto. Se elegirán este fin de semana en los congresillos provinciales y destacados sanchistas andaluces como el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, y el director de la campaña de Sánchez, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, denunciaron que «no hay voluntad real» de «integración» y «unidad» para las listas de delegados andaluces ya que «no han digerido todavía los resultados».

Tras una primera comparecencia la misma noche de las primarias en la que Díaz, aún en shock por la derrota, evitó hasta nombrar a Pedro Sánchez –se refirió a él como el «secretario general electo»– y atribuyó su derrota a que fuera de Andalucía no conocen las «políticas socialdemócratas» que aplica en su gobierno, desde el lunes y de nuevo ayer la presidenta andaluza intentó rebajar el tono. «Todos en España estamos con Pedro» y «nosotros vamos a arrimar el hombro para que al PSOE le vaya bien en España para que este país tenga una alternativa de gobierno» insistió antes de reunirse con la Ejecutiva regional. Y a continuación repitió, como señaló el lunes nada más regresar a Sevilla desde Madrid, que «ya lo que toca es Andalucía».

En esa nueva etapa centrada en la gestión de la comunidad enmarcó su reunión hoy con Cs para «acelerar algunas medidas» del pacto de investidura, ya que consideró «lógico» que la formación naranja reclame su cumplimiento. A las insistentes preguntas sobre la recomposición del PSOE y el efecto del triunfo sanchista en la federación andaluza se limitó a mostrar su satisfacción ante el «apoyo grande, amplio de los socialistas andaluces en este proceso porque ellos saben lo importante de lo que hemos hecho en este gobierno de Andalucía para que la gente nos mire y nos vea como esa puerta a la esperanza de un cambio en este país, y a partir de ahí todos los compañeros y compañeras libremente que se manifiesten como quieran».