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Alberto Garzón y Antonio Maíllo, durante la comparecencia de prensa ayer en Sevilla. / Europa Press
El portavoz de IU en el Congreso, Alberto Garzón, acusó ayer a la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, de «poner una camisa de fuerza» a Pedro Sánchez para evitar un Gobierno de izquierdas y optar por la opción de un pacto con Ciudadanos. El dirigente de la coalición de izquierdas «respetó» las aspiraciones de la política andaluza a dirigir el PSOE, aunque consideró que esa lucha interna «afecta al conjunto del país».
Garzón descartó apoyar cualquier ejecutivo en el que haya ministros de C’s: «Consideramos que es incompatible un gobierno de progreso con que haya ministros de Ciudadanos». Las críticas a Díaz por su presunto viraje hacia la derecha también llegaron por parte del coordinador regional, Antonio Maíllo, que reprochó a la presidenta «su distanciamiento del discurso del PP en los discursos pero no en la práctica». Para sustentar su declaración, el dirigente andaluz recordó el acuerdo de presupuestos entre PSOE-C’s para dejar de recaudar 120 millones de euros «a cambio de una rebaja mínima de impuestos, en lugar de dedicarlos a fortalecer los servicios públicos esenciales». IU descarta apoyar, por tanto, cualquier fórmula de Gobierno en la que Ciudadanos participe desde dentro o con su apoyo en la investidura tal y como sucedió en Andalucía.
El aspirante a coordinador general de IU aseguró que su formación «no será ni árbitro ni actor neutral» en las negociaciones que se siguen para formar Gobierno en Madrid y volvió a tender la mano para poner de acuerdo a las fuerzas de izquierdas. Para ello, sin embargo, exigió a todos los partidos que abandonen la «teatralización y dejen de mirar con uno ojo a las negociaciones y con otro a unas próximas elecciones».
Reproches a Iglesias
Si IU acusa a la líder de los socialistas andaluzas de impedir el acuerdo entre PSOE y Podemos, el secretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo, culpa al partido morado al que «hasta ahora» no ve que «vaya con el ánimo de construir y de llegar a acuerdos» e incluso criticó su actitud «un poquito rocambolesca» basada en «gestos», «grandes titulares mediáticos» o «sillones», incluso al «ceder lo que no se tiene», en alusión a la supuesta renuncia de Pablo Iglesias a su aspiración a ser vicepresidente. Cornejo insistió en el argumento que defiende la presidenta andaluza de que existen varios Podemos y el acuerdo «depende del Podemos que se siente» y de si en las reuniones a tres de esta semana «se habla de políticas» o «si se trata de una estrategia electoral».
Tras el Comité Federal del PSOE que el sábado decidió retrasar la celebración del congreso del partido hasta la formación de elecciones, Cornejo rehusó hacer un apoyo explícito a que Pedro Sánchez repita como candidato ante los nuevos comicios y se limitó a señalar que las normas del partido hoy por hoy imponen primarias para elegir al cabeza de cartel, aunque también reconoció que si los plazos acucian -como sería el caso- el partido puede decidir no celebrarlas. Eso sí, se mostró indignado con que dirigentes de Podemos vayan «dando lecciones sobre funcionamiento interno para poder justificar el cese por dedazo de su secretario de Organización». «En democracia no nos ganan», subrayó, tras hacer hincapié de que en el PSOE «sería imposible cesar al secretario de Organización porque lo decida el secretario general».