Viaje sin ‘Spiriman’ en el zurrón

Susana Díaz se faja en resolver la crisis sanitaria y la revuelta educativa antes de su acto en Madrid

09 feb 2017 / 21:24 h - Actualizado: 09 feb 2017 / 21:37 h.
"Susana Díaz","Juanma Moreno","Juan Marín"
  • Susana Díaz interviene en un acto institucional como presidenta de la Junta de Andalucía. / Raúl Caro (Efe)
    Susana Díaz interviene en un acto institucional como presidenta de la Junta de Andalucía. / Raúl Caro (Efe)

Sostenía Johan Cruyff que al fútbol se jugaba con el cerebro. Que la clave era estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado: ni demasiado pronto ni demasiado tarde. Emplea Susana Díaz esa misma táctica en su proceder después de que la brecha con Pedro Sánchez resultó imposible de cauterizar. Desde que se conjeturó con la posibilidad de postularse como candidata a la secretaría general del PSOE, la política andaluza actúa con esa misma premisa con la que el entrenador holandés entendía que debía jugarse al balompié. Tan manoseado como el tópico futbolístico de «fútbol es fútbol», el político de la «importancia de los tiempos» es de obligada aplicación en este proceso al que se aventura Díaz desde hace meses; un periodo que muchos señalan como trascendental para determinar hasta dónde puede llegar su carrera política.

Los tiempos marcan. El calendario impone a una presidenta de la Junta de Andalucía que necesita llegar al 28F, día de la comunidad, con el menor ruido orgánico posible. Afrontar fecha tan señalada con su candidatura a la secretaría general ya proclamada, descafeinaría la celebración y dejaría la coctelera en manos de sus opositores para preparar el combinado bautizado «piensa más en sus intereses que en los de los andaluces». Salvo sorpresa, pues, el anuncio oficial de su candidatura, si finalmente lo hay, será más cerca de la primavera que otra cosa.

Son importantes el lugar, el momento, pero también las circunstancias, algo así como las mochilas en el argot de los nuevos divorciados. Susana Díaz llega al multitudinario acto de mañana en Madrid con los alcaldes socialistas con menos problemas en su mochila de los que tenía hace 72 horas. Aparecer en la capital con el patio revuelto en Andalucía hubiese sido un muy mal cartel de presentación en un acto tan mediático para alguien que trata de convencer a los suyos de que es capaz de acabar con las trifulcas del PSOE y resucitar la imagen del partido entre la ciudadanía. Ante tal tesitura puso todo su empeño en presentarse mañana con la tranquilidad de haber solventado la marea, que ya iba para marabunta, sanitaria y atajar el amago de revuelta de la educación concertada por la retirada de unidades en algunas provincias. Sanidad y Educación, Educación y Sanidad, tanto monta, monta tanto; dos asuntos en la que la presidenta insiste en su «defensa en pulmón» cada vez que se refiere a ellos.

«A mí los problemas, que los resuelvo», parafraseando también otra frase célebre futbolística, esa parece haber sido la premisa de la dirigente socialista sevillana esta última semana. Llegar al acto de mañana con el agradecimiento expreso de Spiriman a Díaz por la tregua con las batas blancas es un potenciador de esa imagen que pretende marcar desde hace semanas, la de mujer de Estado, dialogante, que prioriza los intereses generales sobre los particulares. Cuando los entrenadores de baloncesto afrontan una derrota en una eliminatoria de playoff, están obligados a ahormar a su equipo para convertir el patinazo en una victoria en menos de 48 horas y ante el mismo rival. Díaz perdió los primeros partidos ante la marea blanca de forma abultada, así que ante el mismo rival y sin mucho tiempo para la reacción optó por cambiar de estrategia y ceder si era necesario para tratar de salir de esa contienda con su imagen política lo menos deteriorada posible.

La presidenta de la Junta mira a Ferraz, pero no pierde de vista el horizonte andaluz. Las encuestas dibujan un escenario en el que el PSOE-A se mantendría como fuerza más votada en unas elecciones autonómicas, aunque la diferencia con el PP-A es enclenque. En ese escenario, mantener las buenas relaciones con Ciudadanos se antoja vital para conservar el poder en una próxima legislatura. La fluidez entre socialistas y naranjas en Andalucía es directamente proporcional a la falta de sintonía entre los naranjas y los populares, a pesar de los intentos de Juan Manuel Moreno Bonilla de mejorar la sintonía con Juan Marín y los suyos. En ese triángulo, Díaz trata de arrinconar al líder del PP andaluz, consciente de que el punto débil de su contrincante sigue siendo el poco porcentaje de andaluces que afirma conocerlo, según dicen las encuestas. Los socialistas, de este modo, no tardaron ni en media hora en rechazar una reunión entre la presidenta y Moreno Bonilla para tratar el asunto sanitario. Darle foco al presidente regional del PP-A es lo que menos interesa ahora al PSOE-A en su intento de que su imagen se mantenga oscura entre un número significante de andaluces. De paso, el acuerdo sanitario, a una semana del pleno monográfico en el Parlamento le quita parte del argumentario a la oposición a Díaz.