En 2016 inició la labor de intermediación entre el Gobierno venezolano y la oposición que no dio frutos y que terminó con el rechazo de los detractores del chavismo.
Familias enteras forman largas colas para cruzar la frontera. Para muchos es la última frontera que cruzarán tras haber pasado ya Colombia y Ecuador, antes de intentar establecerse en Lima o en alguna otra de las principales ciudades de Perú.
El presidente de Venezuela, que ha culpabilizado del ataque a Colombia, ha salido ileso. Varios drones con explosivos detonaron en las cercanías de la tarima donde Maduro ofrecía un discurso.
El estallido de una bomba de gases lacrimógenos fue el detonante del sucero. Ocho de los muertos son menores de edad. En la fiesta había 500 personas y de momento hay siete detenidos.
Monseñor Reinaldo del Prette, arzobispo de Valencia (Venezuela), ha aprovechado su estancia en Sevilla, durante la que ha visitado El Rocío y Antequera, para denunciar la situación de los venezolanos. Cuatro millones han dejado el país en los últimos años.
La organización alerta de que más de 70 muertes de las 124 registradas durante las protestas son responsabilidad de las fuerzas de seguridad y grupos armados.
Todo el mundo libre –y muy especialmente España, por sus lazos históricos con el país americano– tiene el deber moral de posicionarse al unísono en contra de lo que está sucediendo en Venezuela.
El objetivo es «dejar claro al mundo que ese Fraude Constituyente no tiene ningún tipo de legitimidad» y que el proceso es «absolutamente fraudulento».