Noches en los Jardines del Alcázar

Mágico tributo de Carra y Lancho a Mancini y Ellington

Mientras las noches se caldean en los Jardines del Alcázar, conciertos como el de Carmen Lancho y Jose Carra refrescan nuestras emociones y recuerdos

José Carra y Carmen Lancho. / El Correo

Juan José Roldán

Que Jose Carra admira a Henry Mancini lo supimos hace apenas un par de semanas cuando asistimos al concierto con el que la Filarmónica de Málaga clausuraba el Festival de Música de Úbeda. Un homenaje al gran compositor de bandas sonoras, pianista y director de orquesta centró su programa, y con él los arreglos y la participación del malagueño desde un humilde piano de pared.

A nuestro Alcázar ha sido invitado para rendir homenaje al autor de La pantera rosa en el centenario de su nacimiento. Pero también a Sir Duke, como le gustaba llamarlo a Stevie Wonder, Ellington en el cincuenta aniversario de su fallecimiento. No hay efemérides que se le escape a Actidea cuando diseñan la programación de cada verano, un detalle que les honra y les caracteriza, contribuyendo a pulir ese factor humano que no debe faltar en ninguna empresa.

La rotunda simpatía de la vocalista madrileña Carmen Lancho se ganó en parte al público; el resto lo hizo su exquisita forma de cantar, su sintonía con el pianista y su buen gusto al modular, frasear y volcar sentimiento en cada nota puesta a su disposición. Es difícil cuando se abordan estos repertorios no encontrar referentes claros. En el caso de Lancha, su voz aguda y sensual nos evocó a Peggy Lee, pero todavía es muy joven e irá perfilando un estilo algo más personal y atrevido, curtido en su continua y espectacular experiencia y avidez de aprendizaje. De momento hay mucho que agradecerle al recrear con tanto acierto estos grandes clásicos de la música americana.

Por su parte, Carra es un consumado artista, capaz de extraer del teclado tanta emoción como técnica, virtuosismo, creatividad y profusa ornamentación. Sus arreglos están imbuidos de un sello personal, haciendo acopio de lo aprendido y añadiendo un estilo propio basado en su formación clásica y la admiración que profesa a los grandes del repertorio jazzístico. A la hora de desplegar su faceta de arreglista, acierta en captar y distinguir el espíritu de uno y otro compositor, adecuándose a sus líneas básicas pero aportando una visión fresca y original al conjunto.

De esta forma, el imprescindible Caravan se impulsó con las notas intervenidas de Carra y la sensualidad de Lancho, mientras en I’m Beginning to See the Light la cantante huyó del sonido Fitzgerald al que habitualmente la asociamos para centrarse en otro tan personal como refrescante, como también pasó con Don’t Get Around Much Anymore, sin renunciar al scat característico. Pero fue en Mood Indigo, y sobre todo en In a Sentimental Mood donde más brillaron su gesto relajado, generosa sensualidad y habilidades en la técnica del vocalise que practicó durante todo el concierto.

Melancólico Mancini

Que no recordaran el nombre de Blake Edwards, con quien el compositor firmó una treintena de películas, o que Lancha creyera que Días de vino y rosas es una comedia o no supiera pronunciar el nombre de Johnny Mercer a pesar de exhibir en todo momento un excelente acento inglés, demuestra lo mucho que un músico se puede implicar en la partitura a pesar de permanecer ajeno a los datos que la promueven. No por ello estos detalles dejan de sorprender.

Llamó la atención el acierto de Carra para captar el espíritu de Mancini al teclado en su interpretación de Nothing to Loose, canción de El guateque que en la película cantaba la polémica aunque aniñada Claudine Longet. De ahí pasó sin pausa al mítico Days of Wine and Roses que Lancho cantó con mucho sentimiento y armonía. Con Lujon, una pieza instrumental que luego se convirtió en Slow Hot Wind con letra de Norman Gimbel, los intérpretes optaron por la primera versión, pero con la originalidad de que Carra se encargó de la melodía y Lancho de su elegante, repetitivo y sofisticado ritmo. El tema se completó con una breve integración de How Soon, melodía poco divulgada que Mancini compuso para el show de Richard Boone.

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Este tema, junto al que cerró la velada, Song About Love, los grabó el autor en su disco de 1964 Dear Heart, y ambos tienen letra de Al Stillman. El segundo conoció anoche una versión más relajada y romántica que la original, y el público fue invitado a entonarla con éxito. No pudo faltar al homenaje el más querido de los temas mancinianos, Moon River, para el que Carra diseño una larga introducción de porte impresionista, casi Debussyano, y Lancho prestó voz potente y decididamente sentimental.

La ficha

JOSÉ CARRA y CARMEN LANCHO ****

XXV Noches en los Jardines del Real Alcázar. Jose Carra, piano; Carmen Lancho, voz. Programa: Ellington vs. Mancini (Centenario del nacimiento de Henry Mancini y 50 aniversario de la muerte de Duke Ellington). Jardines del Alcázar, miércoles 10 de julio de 2024

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