Galardón

Pedro G. Romero, Premio Nacional de Artes Plásticas 2024: "He aprendido del flamenco a estar en el centro y en la periferia a la vez"

El artista, con una amplia trayectoria como comisario de exposiciones, creador de "aparatos artísticos" para la danza, escritor, director y guionista, está ligado al flamenco desde hace décadas, con proyectos por estrenar en el Museo Reina Sofía o el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque de Madrid

El artista Pedro G. Romero, Premio Nacional de Artes Plásticas 2024. / EP

Ángeles Castellano

Es conocido -y querido- en el mundo del flamenco. Pedro G. Romero (Aracena, Huelva, 1964) reconocido este viernes con el Premio Nacional de Artes Plásticas 2024, tiene una amplia trayectoria en el mundo del arte que aborda desde diferentes prismas. Es comisario de exposiciones -o curador, que con ambas descripciones se siente cómodo-, y ha digirido y guionizado películas, ha escrito libros y diseñado el "aparato artístico" (de acuerdo a su propia descipción) de espectáculos de baile flamenco (Israel Galván, Úrsula López, Ballet Flamenco de Andalucía, por citar algunos) y músicos (Niño de Elche, Rosalía). Admite que hasta hace poco su hija no sabía decir a lo que se dedica: "más allá de que sea un premio para mí, me alegra mucho que se reocnozca un tipo de práctica que, en fin, nadie sabe muy bien qué es exactamente", explica desde el otro lado del teléfono desde Sevilla unos minutos después de hacerse público el galardón. "Es como poner en valor un modo de hacer toda una situación, de gente que trabajamos con un enfoque cooperativo, colectivo más allá incluso de las autorías compartidas y todo eso no, con esa idea de que el trabajo siempre tiene que ver con con la relación con los demás".

Pedro G. Romero atiende la llamada de El Periódico de España minutos después de hacerse público el reconocimiento del Ministerio de Cultura. Lo hace desde Sevilla, donde dice estar montando una exposición que se inaugura este mismo viernes: Lo que el flamenco nos enseña, en la galería Alarcón Criado de la capital andaluza, a sólo unos pasos del Centro de Cerámica de Triana, sede central de la Bienal de Flamenco que se desarrolla estos días. "Son toda una serie de piezas que tienen que ver con el lugar en el que el flamenco coloca mi trabajo, que lo que hace es preguntarse por cosas que desde otros lugares no me las habría planteado", explica sobre la muestra, en la que está inmerso después de que se retrasara su estreno, previsto para el pasado verano.

En la galería, y no sin cierto simbolismo, ha recibido esta mañana la llamada del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que dice que le ha sorprendido, aunque admite que desde hace algunos años le llegaban comentarios sobre un posible reconocimiento institucional. Nunca pensó que se materalizaría en Artes Plásticas, por ser su trabajo tan poco específico, pero se siente emocionado. "Valorar una peculiaridad así, que muchas veces hace que la gente levante las cejas, pues me parece bien", admite. Y bromea: "son muchos años de desorientación, espero que este premio no me obligue a orientarme".

"Expresiones más ingobernables"

El jurado del Premio, dotado con 30.000 euros, ha destacado que el reconocimiento se le entrega "por una trayectoria consolidada cuya obra artística, intelectual y material, abarca múltiples campos de sentido y formatos aparentemente opuestos (escultura, cine, producciones archivísticas, performances, etc.), integrando las prácticas curatoriales y de investigación en su quehacer artístico". en su obra, "Pedro G. Romero logra atender, rescatar y reinsertar en nuestra esfera pública la cultura popular en sus expresiones más ingobernables, investigando de manera genealógica las manifestaciones estéticas y simbólicas de aquellas comunidades a las que se les hurtó o no se les reconoció un espacio de representación. Sus metodologías han abierto nuevos campos en las prácticas artísticas más allá de la crítica institucional".

Su nombre está ligado al flamenco desde hace décadas. En su reconocimiento, el jurado destaca “los hitos destacados en su carrera el pasado año 2023, con exposiciones referenciales como ‘popular’ (octubre 2023 – abril 2024), IVAM, Valencia, ‘A de Archipiélago’ (junio – septiembre 2023), en Es Baluard, Palma de Mallorca o piezas fílmicas como ‘Lo que va por debajo’ (2023-2024) MACBA, Barcelona”.

Su trayectoria profesional comenzó en 1985. A través de sus proyectos ‘Archivo F. X.’ y la ‘Máquina P.H.’ promovió, desde los años 90, la Plataforma Independiente de Estudios Flamencos Modernos y Contemporáneos (PIE.FMC), hoy activa, cuyo objetivo principal es ampliar el campo de estudio del flamenco con herramientas procedentes de la estética, la historia del arte, los estudios visuales y la antropología y la sociología. Además, ha impulsado proyectos a escala europea, como ‘forma-de-vida’, sobre el arte en flamencos, gitanos y romaníes para la Bergen Assembly en Noruega y la Kunstverein de Stuttgart (Alemania).

Trabajo con Israel Galván

En el camino coincidió con un bailaor con el que ha trabajado en numerosos espectáculos y al que dotó de un corpus filosófico sobre el que sustentar sus creaciones como bailaor inclasificable. Desde ¡Mira! Los zapatos rojos (1998), ha colaborado en muchos de sus montajes, lo que le abrió un espacio en las artes escénicas cuya línea mantiene hasta hoy. Del flamenco dice haber aprendido "esa capacidad de ser a la vez central y periférico, de que estén todo el rato dándole premios y reconocimientos y haciéndole Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y al mismo tiempo seguir siendo una cultura de la periferia urbana", explica. "Esa doble condición es la que yo quiero para mi trabajo".

"La incorporación de la danza y la escritura a su trabajo artístico hacen de él un pionero en prácticas de cuerpo", dice la nota difundida por el Ministerio de Cultura. "En su trabajo reflexiona de forma continua sobre el uso y administración ideológica de las imágenes, analizando sucesos históricos, las vanguardias artísticas, el flamenco, los conceptos e imaginarios sobre las culturas populares, la economía, las políticas culturales, las formas de especulación urbana, etc.".

Para él todas las prácticas estánligadas. "Da la sensación muchas veces de que hago cosas muy diversas, pero para mí siempre son la misma cosa, lo que cambian son los espacios", indica. "En un escenario de flamenco lo llaman flamenco y si opera en un lugar de performance lo llaman danza contemporánea, en un museo lo llaman artes plásticas y si lo plasmo en un libro lo llaman ensayo o novela, pero en realidad yo lo que hago es el mismo tipo de gesto que se repite una y otra vez en muchos contextos".

El artista reconoce que hace 20 años un reconocimiento como este le habría incomodado, "porque no tenía yo las herramientas como artista radical para aceptar estos galardones, pero he aprendido con los flamencos esa forma de saber estar en los dos sitios a la vez, de ser absolutamente hegemónico en Andalucía y seguir siendo un arte absolutamente marginal".

Proyectos activos

Además de inaugurar la exposición Lo que el flamenco nos enseña, en la galería Alarcón Criado de Sevilla, Pedro G. Romero tiene varios proyectos en marcha. En el Museo Reina Sofía de Madrid presenta la semana que viene su más reciente película, de caballos y guitarras, en la que aborda temas como lo popular, lo flamenco o la mirada animal a partir del Sacco de Roma, un saqueo llevado a cabo por las tropas imperiales de Carlos V en el que las iglesias fueron ultrajadas por los caballos del ejército español ocurrido en 1527 y con la participación de guitarristas como Pepe Habichuela, Dani de Morón, Alfredo Lagos, María Marín o Raül Refree.

Con motivo del estreno, la Cineteca estrenará la misma semana un ciclo dedicado a sus películas, entre las que están Nueve Sevillas Siete Jereles y, añade, está en pleno proceso de la siguiente, Cinco Cai (ambientada en Cádiz), que también tiene "un reflejo expositivo", dice. Junto a Emilio Caracafé, un músico flamenco del barrio de Las Tres Mil Viviendas de Sevilla, también está terminando una cinta, Carafaé en Kazajistán, y preparando otra nueva. Y mientras tanto, acaba de iniciar un trabajo sobre la relación entre Lorca y el flamenco, Flamenco García Lorca, "un proyecto para abordar de una forma más madura y alejada de clichés la relación absoluta entre ambos", explica.

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En diciembre, estará en el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque de Madrid presentando La mesa que baila, cuatro piezas de danza junto a Luz Arcas, Úrsula López, Leonor Leal y el Choro Molina. "Son piezas entre performance y piezas escénicas", dice. "No me voy a quejar de actividad", dice con guasa.

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