¡Autor! ¡Autor! Oda al compositor

El regreso de Strauss al Maestranza provoca algún que otro desconcierto, pero va ganando conforme avanza una función en la que el compositor se erige en gran protagonista

Elena Sancho, Zerbinetta, y sus amantes.

Elena Sancho, Zerbinetta, y sus amantes. / Guillermo Mendo

Juan José Roldán

Juan José Roldán

Aunque los tres títulos fundamentales de Richard Strauss, Salomé, Elektra y El caballero de la rosa, han pasado por el Maestranza, hace quince años que no disfrutábamos de su excelsa música en Sevilla. Fue en la era Halffter con La mujer silenciosa. La programación ahora de Aridana en Naxos completa el póker de ases de su producción operística y se convierte en el título que más lustre y atractivo da a la actual programación lírica del coliseo.

Cecelia Hall, el compositor.

Cecelia Hall, el compositor. / Guillermo Mendo

Lo que quedó de aquel magno proyecto en el que una representación de El burgués gentilhombre, con música incidental de Richard Strauss reconvertida en suite orquestal, debía preceder al drama lírico mitológico, fue este prólogo y ópera en el que se debate sobre el arte como medio de subsistir y aspiración trascendental. Pero algo subyace de esa comedia de Moliére en la lucha de clases y pretensiones de ascenso que protagonizan la esnob compañía operística y la troupe de comediantes que protagonizan un insólito espectáculo músico teatral en el que ambas corrientes se solapan por capricho de un anfitrión excéntrico e impaciente.

La propuesta de Joan Anton Rechi a partir de la escenografía adquirida por el Maestranza del Teatro de Ratisbona, aprovecha la ocasión para desplegar su particular Niña de sus ojos. Un grupo de cineastas españoles en plena Guerra Civil, de visita en Berlín para rodar una película folclórica, aprovecha para actuar frente al Führer simultáneamente al estreno de la nueva ópera de un compositor en auge. Las injerencias de unos en el trabajo de los otros propician los momentos vodevilescos que abundan en esta particular puesta en escena.

Michael Witte, el mayordomo

Michael Witte, el mayordomo / Guillermo Mendo

Un prólogo discutible

El prólogo se resuelve a fuerza de puertas que se abren y cierran de manera abusiva, y largos esperpentos como el que protagoniza una cremallera de pantalón masculino enganchada a la falda de Zerbinetta, transmutada en artista española. A algunos nos parece reconocer entonces en el grotesco mayordomo, el hilarante actor alemán Michael Witte, influencias de Mel Brooks y los infames espectáculos de Max Bialystock, si bien Rechi opta porque el resultado se parezca lo más posible a esas teleseries españolas donde todos y todas se llevan tan mal.

Así las cosas, y aunque ya empezaban muchos y muchas a celebrar el espectáculo, a algunos no nos convencía la propuesta con la que se resuelve este singspiel, y por lo tanto no esperábamos mucho de lo que vendría después.

Sin embargo apreciamos la excelente actuación, en lo teatral y lo canoro, caracterización incluida, de la mezzosoprano estadounidense Cecelia Hall, generosa en recursos y en proyección, que encarna al frustrado compositor, aunque no aprobamos que el director de escena le obligue a mantenerse en el escenario durante parte del intermedio gesticulando frente al público en desaprobación por el desatino que va a sufrir su partitura.

Una ópera bien conjugada

Unos paneles con motivos marítimos en relieve sirve de escenografía aplicada a la suntuosa mansión en la que se representa este metateatro. Recrea de forma sencilla la isla de Naxos, donde las ninfas prestadas del Anillo wagneriano pero ataviadas como sus valkirias, presentan a la desdichada Ariadne haciendo acopio de payasadas, algunas muy divertidas, y exhibiendo voces perfectamente compenetradas y entonadas. Nuestra querida Ruth Rosique, que todo lo hace bien, incluido la payasa, se encuentra entre ellas.

Descubrimos entonces que la estupenda Lianna Haroutounian, la estrella de la función, no defrauda y compone una Ariadne de precioso timbre, perfecta modulación, excelente proyección y evidente elegancia canora. Zerbinetta y sus cuatro amantes parecen sacados de un espectáculo de La Cubana, pero ajustan sus intervenciones de forma que lo que temíamos en el prólogo afortunadamente no se cumple. Sus bailes y su divertida caracterización logran convencernos y, lo mejor, captan nuestra atención. Irreprochables sus cualidades canoras, especialmente Arlequín, un Carlos Daza sobre el que recae la mayor responsabilidad.

Lianna Haroutounian y las ninfas.

Lianna Haroutounian y las ninfas. / Guillermo Mendo

Por su parte, Elena Sancho compone una más que solvente Zerbinetta, quizás baja de volumen pero excelente en ornamentaciones, luciendo excelsa en su gran número belcantista, y desplegando toda su gracia y su encanto en sus intervenciones junto a la heroína. También en su seducción al compositor, quien encandilado por sus argumentos, acaba convirtiéndose en el gran protagonista.

Es el autor de esa música maravillosa a la que, observamos, Rechi ha prestado toda su admiración, y el prestigioso Guillermo García Calvo su inteligencia y ductilidad para lograr que los treinta y seis maestros y maestras de la Sinfónica hagan relumbrar tan seductora partitura.

Al final, tras un imponente dúo entre Baco, otro personaje que parece extraído de Los productores, y Ariadne, en el que el tenor argentino Gustavo López Manzitti demuestra su fuerza expresiva y su atronador estilo wagneriano, la emoción y el triunfo del amor y del arte llega en forma de gran oda al compositor. Éste acabará siendo el depositario, y no la protagonista, del célebre “Antes morirán las estrellas que tú en mis brazos”, a falta de ese recurrente “¡Autor! ¡Autor!” que le sirve de reconocimiento.

Y entonces concluimos que hemos asistido a un buen espectáculo teatral, una excelente representación musical y, en definitiva, al resultado de un extraordinario esfuerzo colectivo. Hemos comprobado que la función nos ha ido ganando y convenciendo, y que merece recomendarla.

ARIADNE AUF NAXOS ****

Música de Richard Strauss. Libreto de Hugo von Hofmannsthal. Guillermo García Calvo, dirección musical. Joan Anton Rechi, dirección escénica. Gabriel Insignares, escenografía. Sandra Münchow, vestuario. Alberto Rodríguez Vera, iluminación. Pia-Rabea Vornholt, dramaturgia. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Con Lianna Haroutounian, Gustavo López-Manzitti, Elena Sancho, Cecelia Hall, Carlos Daza, Emmanuel Faraldo, Daniel Noyola, Juan Antonio Sanabria, Sonia de Munck, Anna-Doris Capitelli, Rith Rosique, José Antonio López, Vicenç Esteve, Andrés Merino, Michael Witte, Javier Povedano y Juan Ramos. Producción del Teatro de la Maestranza originaria del Theater Regensburg. Teatro de la Maestranza, sábado 14 de diciembre de 2024

Tracking Pixel Contents