«El cante de verdad murió hace años»

Entrevista a Manuel Bohórquez, Premio Pencho Cros a la investigación en el Festival Internacional del Cante de las Minas, en La Unión (Murcia)

Manuel Bohórquez. / Pérez Ventana

Manuel Bohórquez. / Pérez Ventana / Álvaro Romero

Álvaro Romero

El Correo de Andalucía está de enhorabuena porque a su crítico de flamenco, Manuel Bohórquez, acaban de distinguirlo con un prestigioso galardón: el Pencho Cros a la investigación. El autor de tantas biografías de flamencos que ya están en la gloria, desde Manuel Escacena, Fernando el de Triana o La Niña de los Peines hasta El Carbonerillo, El Canario de Álora o Tomás Pavón, recibirá el premio de manos de la Fundación Cante de las Minas en el transcurso de la cita de este año, que se desarrollará entre el 3 y el 12 de agosto. En esta edición, la fundación ha querido destacar a “personalidades e iniciativas que promueven y estimulan el desarrollo de manifestaciones culturales” en torno al festival internacional más importante del mundo. Entre ellas está Bohórquez, y también el festival Rivas Flamenca de Madrid, que ha recibido el premio a la difusión musical, o el guitarrista sevillano Eduardo Rebollar, galardonado con el Pencho Cros a la divulgación. En esta conversación con el colaborador más veterano de esta casa, Bohórquez –Premio Nacional de Flamencología en 2010- tampoco se muerde la lengua.

Manuel, enhorabuena ante todo porque hay más días de críticas al crítico que de alabanzas al investigador...

-Muchas gracias. Pues sí, te lo puedo asegurar.

-Este reconocimiento viene desde uno de los festivales, el del Cante de las Minas en La Unión, que ha sido bautizado muchas veces como el más grande del mundo, ¿hasta qué punto es eso cierto o permanentemente cierto?

-Es muy importante porque, en efecto, es el festival con más solera y repercusión mediática del mundo del flamenco. Es muy distinto a la Bienal, otra historia que no tiene nada que ver.

-Efectivamente, nuestra Bienal de Sevilla también es grande, ¿no?

-La Bienal era muy grande, pero ahora está como la Chata, que no sé quién era. El Ayuntamiento la ha destrozado. No saben muy bien qué hacer con el festival, uno de los más grandes del mundo. Lo ponen en manos de cualquiera.

-Este año, precisamente, formas parte del jurado en Las Minas. No sé si es la primera vez...

-He sido jurado de La Unión en distintas etapas, desde los ochenta hasta ahora, y es una enorme responsabilidad. Juré no volver a serlo más, pero me lo pidió Joaquín Zapata, que es un gran amigo y a los buenos amigos no se les niega nada. Además, es un honor ser jurado del concurso más importante del flamenco.

-Vaya papeleta tener que tomar decisiones entre artistas que, por su calidad, imagino que no lo ponen nada fácil.

-Tú lo has dicho, una papeleta. Además, es un trabajo no remunerado, aunque en La Unión nos tratan muy bien. Comer cada día en El Vinagrero, de Fernando, es un privilegio. Eso es mejor que el dinero. Me encanta este pueblo, un pueblo minero de gran hospitalidad.

-¿Ganar la Lámpara Minera es un pasaporte al estrellato en el mundo del flamenco?

-Sin duda. Es el único trofeo que te consagra. Ahí están los casos de Mayte Martín, Miguel Poveda o Juan Pinilla. No hay un premio más importante que este en el flamenco. Córdoba y Mairena del Alcor eran los concursos más influyentes. Hoy no tienen ninguna fuerza.

-Tú eres un crítico especialmente polémico porque dices, invariablemente, lo que piensas, y eso es incompatible con ir por ahí haciendo amigos.

-Jajajaja. Eso dicen. No estoy en esto por dinero, sino por amor al flamenco, y por defender este arte soy capaz de todo. Llevo cuarenta años en el oficio y nadie puede sacarme un trapo sucio. Jamás me he vendido al dinero o a los artistas famosos. Me iré con la conciencia tranquila.

-La figura del crítico tal y como tú la entiendes, ¿sigue existiendo? ¿O ya lo que quedan son comentaristas?

-Ya no quedan apenas críticos, al menos como los de antes. Manuel Martín Martín quizá sea el único. Existe una crítica fan que sigue a los ídolos. Otros pegan palos por sistema para tener visitas en el blog. Muy pocos saben de verdad de flamenco. Lo siento, pero no puedo decir otra cosa.

- Pero no olvidemos que el premio te lo dan en tu faceta de investigador, donde llevas tantas décadas...

-Sí, es un premio que reconoce sobre todo esa faceta, que es tan importante en mi carrera. Llevo cuarenta años investigando, me he arruinado a veces por ello y ahí sigo, escarbando en la tierra que cubre los huesos de los genios del flamenco, tan olvidados en Sevilla.

-En tu caso tiene más mérito toda esa trayectoria porque llegaste de Palomares, o de Arahal, a Sevilla, en plena Transición, creo que solo con el Graduado Escolar... Se puede decir que Manuel Bohórquez aprendió a escribir escribiendo...

-No tengo el Graduado Escolar, ni siquiera el Certificado de Estudio Primarios. Me tuve que ir del colegio a los 12 años para ayudar en casa, donde había muchas necesidades. Y aprendí a ordenar las palabras para ayudar al flamenco. Si no llego a descubrir este arte, como tantos andaluces, sería posiblemente un analfabeto. Tuve que esforzarme para ser digno de este arte.

-A esta casa, El Correo de Andalucía, también le debes bastante, ¿no? Y ella a ti, porque el premio a uno de los suyos es también un reconocimiento al Decano de la prensa sevillana...

-Se lo debo todo a El Correo. Hace cuarenta años no me pidieron ningún título para escribir aquí. Por eso le soy leal y me moriré agradecido. Ha sido mi escuela. Los ocho primeros años no cobré nunca nada, ni para los folios. Hoy me dan algo, pero el dinero no es importante. Lo importante es decir que eres de El Correo de Andalucía, en cualquier país del mundo. A mí este diario no me debe nada, creo. Y si me debe algo no se lo voy a pedir nunca.

-El nombre del premio es el de un cantaor, Fulgencio Cros Aguirre, que ganó la Lámpara tres veces. Tú llegaste a conocerlo...

-Sí, claro. Fui amigo suyo y hablé con él de cante alguna vez. Era un señor, un buen hombre, un minero que cantaba con alma.

- ¿Hay favoritos para la Lámpara este año?

-Siempre los hay. Pero aún no sé quiénes estarán disputando el trofeo y los restantes premios.

- ¿Tiene Manuel Bohórquez cantaores o cantaoras favoritos entre los que todo el mundo conoce hoy y entre quienes apenas han saltado a la fama?

-Entre los que ya no están, Chacón, Tomás Pavón, Caracol, Mairena, la Niña de los Peines, Vallejo, el Carbonero, Morente, Chocolate... Entre los vivos, Juan Villar, El Pele, Tomasa...

- ¿Qué condiciones hacen falta para que vuelva a salir un Manuel Torre, una Niña de los Peines, un Camarón de la Isla?

-Eso es imposible, Álvaro. Como lo es que vuelva a nacer un Joselito o un Belmonte. El cante de verdad murió hace años. Lo de ahora es otra cosa, un deporte para la garganta.