Una suerte de performance, a caballo entre la comedia y la danza contemporánea tan atrevida como sincera. Es lo que nos propone Bárbara Sánchez con este solo, que parte de una cruda reflexión sobre el sufrimiento y la pena.
Es típico de los entierros que el personal acabe contando chistes para aliviar la tensión. De la misma manera, Bárbara comienza con un monólogo impregnado de humor que denuncia la falta de apoyo real a la cultura en general, y la danza en particular. Para ello no duda en poner en solfa la labor de la crítica, los festivales y las instituciones públicas encargadas de fomentar el tejido artístico andaluz. Y lo hace de forma explícita, con nombre y apellidos. Se trata de un ejercicio tan irreverente como mordaz y políticamente incorrecto -lo que es de agradecer en estos tiempos en los que las artes escénicas han cedido bastante terreno en favor de lo correcto- aunque su comicidad se dirige a un público muy concreto. Todo lo contrario que la segunda parte de la pieza, que gira en torno a la pena con un lenguaje corporal tan descarnado como emotivo que culmina con un curioso ejercicio de rebelión, una especie de ritual exhibicionista que remite a algunos símbolos del cristianismo al compás de piezas musicales del rock andaluz de los setenta.
La obra rezuma entrega, honestidad y atrevimiento, dibuja imágenes impactantes y consigue provocar al espectador en algunos momentos. Bárbara se luce como intérprete, pero su dirección delimita un ritmo escénico irregular y una atmósfera un tanto fría.
Obra: Somewhat Paler
Lugar: Sala La Fundición, 28 de octubre
Dramaturgia: Jaime Conde-Salazar
Coreografía e interpretación: Bárbara Sánchez
Música: Susana Hernández
Calificación: ***