Casi dos meses y medio hemos estado privados de disfrutar de nuestra orquesta en todo su esplendor. Nos hubiera gustado mucho que igual que hizo la Filarmónica de Málaga, la ROSS hubiera reprogramado sus conciertos en sesiones matinales de fin de semana, pero quizás la situación estratégica no sea la misma y soportar un aforo de poco más del diez por ciento del total, como pedían las autoridades para contener el virus, fuera excesivo para afrontarlo. Atrás quedaron dos conciertos frustrados, que quizás recuperemos, con música de Silvestre Revueltas, Rodolfo Halffter, Mozart y el mismo Beethoven que ayer cumplió doscientos cincuenta años. Antes de que se convirtiera en el año de la pandemia, el 2020 tenía el privilegio de ser el de los grandes fastos para celebrar tan destacada efemérides, pero lo cierto es que la crisis sanitaria se ha llevado la mayoría de los actos previstos por delante. El programa diseñado por la Sinfónica para cerrar por su parte estas celebraciones recupera el del estreno de las dos obras convocadas, un evento en el que en su día se interpretó además la Fantasía Coral, algunos fragmentos de la Misa en do mayor y el Concierto nº 4, con el propio Beethoven gravemente tocado por su sordera, estrellándose estrepitosamente al teclado según las crónicas.
Aquel concierto de 1808 inaugura una etapa dolorosa para el compositor, consciente de su limitación y de cómo afectaría significativamente a su trabajo y felicidad. Afortunadamente sabemos que eso fue así parcialmente, y que todavía habrían de llegar milagrosamente obras de importancia crucial para la Historia de la Música. Quien una vez se postulara como firme candidato a director artístico de la orquesta, el húngaro György Ráth, volvió a subirse al podio y demostrar que su batuta sigue resultando tan melosa y excesivamente delicada como en ocasiones anteriores, al menos así sucedió con la Pastoral. Hizo sonar bien a la orquesta, si bien algunos pasajes, como la aparición de los pastores en el tercer movimiento, quedaron desdibujados y faltos de garra. Ahondó en crear una atmósfera espaciosa e hipnótica, pero a menudo se le fue de las manos logrando tan solo languidez y hasta aburrimiento. Aún así provocó el entusiasmo desorbitado de algún espectador o espectadora tras una bucólica Escena junto al arroyo.
Su Pastoral fue por lo tanto demasiado relajada y amable, salvo en la tormenta, donde supo dinamizar los recursos y hacer estallar toda una gama de colores, algo que contagió también a una Quinta suntuosa, trágica y envolvente. Una pieza impecablemente construida, con atención al detalle en cada una de las familias orquestales y un trabajo excelente en dinámicas y texturas. Especialmente logrado resultó el muy matizado scherzo con una fantasmal transición a un allegro final exultante y victorioso. Ráth supo transmitir que la obra debía brillar en monumentalidad, dinamismo y flexibilidad y que debía trazar un arco sonoro y expresivo que nos hiciera viajar de la oscuridad al luminoso destino con un considerable ritmo y sentido de la expresividad.
ROSS ****
Ciclo de Otoño de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. György Györiványi Ráth, director. Programa: Sinfonías nº 6 en Fa mayor Op. 68 “Pastoral” y nº 5 en Do menor Op. 67, de Beethoven. Teatro de la Maestranza, jueves 17 de diciembre de 2020