Luz Arcas del rosa al amarillo

El teatro Central cierra la semana que le ha dedicado a la creadora malagueña Luz Arcas con un tríptico que se cuestiona la idea de prosperidad en nuestro mundo globalizado

Luz Arcas del rosa al amarillo

Luz Arcas del rosa al amarillo / Dolores Guerrero

Dolores Guerrero

Aunque para el gran público sea todavía un valor por conocer, Andalucía es uno de los puntales de la danza contemporánea en nuestro país y la bailarina y coreógrafa malagueña Luz Arcas es un claro ejemplo. Manolo Llanes lo sabe y no ha dudado en programar en el Teatro Central una semana con algunas de sus obras más significativas que culminó ayer con la representación de su último proyecto, que ha dado en llamar ‘Triptíco de la Prosperidad’.

Como su nombre indica, la obra reúne tres piezas que fueron creadas en momentos diferentes de la vida de la creadora, aunque todas se cuestionan la idea de la prosperidad y la pérdida de valores en nuestra sociedad, donde prima el individualismo y nos vemos sometidos a una sociedad de consumo que nos vende la idea de la eterna juventud.

Se trata, sin duda, de una cultura fuertemente marcada por un materialismo que parece estar a punto de enterrar los valores espirituales. Pero el ser humano siempre ha sentido la necesidad de trascender y en todas las culturas existen ritos, la mayoría ligados a la religión. Tal vez por ello la primera pieza, ‘Domesticación’, se inspira en una idea bíblica y se sitúa en el Jardín del Edén. No en vano su intención es mostrar los cuerpos en libertad, semidesnudos, entregados a un ritual que eleva el deseo y los instintos y pulsiones más básicas a primer plano. Todo ello bajo un mantra sonoro, creado por la soberbia música electrónica de Sole Parody y la voz de Raquel Sánchez, un espacio sonoro que apunta a la catarsis, aunque curiosamente no lo hace con una música tribal, sino con una partitura plenamnete contemporánea. Al igual que la danza, cuya coreografía lleva a los intérpretes a mezclar pasos y figuras y saltos del ballet clásico, con otros que remiten a las danzas folclóricas africanas. No en vano este proyecto comenzó en Guinea Ecuatorial, en Malabo, donde Arcas viajó cuando estaba sumida en una crisis artística.

Así, esta primera pieza nos brinda un hermoso discurso dancístico que pone en marcha un perfecto entramado de hibridación, algo que abarca incluso al elenco, en el que se encuentran figuras de diferentes procedencias y condición sexual y de género. En ese sentido cabe destacar la entrega, la elevada preparación técnica y expresiva y la energía que derrochan las bailarinas, que es tanta que acabamos sintiéndonos agotados en el patio de butacas.

Al contrario que la primera, y aun teniendo en común el sello de la creadora -que a lo largo de su carrera ha desarrollado un estilo propio- la segunda pieza, ‘Somos la guerra’, tiene un cariz más teatral y se desenvuelve con un tempo más pausado, que llega incluso a dejar a los intérpretes quietos, a la manera de estatuas. En esta pieza Arcas se sitúa en el estadio de la madurez y reflexiona sobre su memoria corporal en la que se vuelcan toda una gama de imágenes, creencias y referencias culturales, como el folclore y el flamenco -que se cuela en algunas letras flamencas que Raquel Sánchez lleva a otro registro- o las figuras de las vírgenes que ella las trasgrede llevándolas a su cuerpo desnudo.

Pero antes de convertirse en virgen Luz Arcas nos ofrece un soberbio solo de danza que da rienda suelta a las emociones y sentimientos que toda esa herencia tradicional le suscita. Y por si eso hubiera sido poco, tras una escena, un tanto densa, que utiliza el agua como símbolo de purificación y alivio del dolor, La Merce sale a escena con un maillot de pedrería brillante y abre la puerta a la esperanza con un solo de baile sumamente hipnótico.

Y por último, en la última pieza Arcas se pregunta sobre la obsolecencia de los cuerpos en nuestra sociedad actual, donde se potencia sobremanera el miedo a la vejez y a la muerte. Para ello hace un casting con artistas locales mayores de 65 (algunos bastante más mayores) dos hombres y cuatro mujeres que no tienen ningún pudor en mostrar sus cuerpos castigados por el paso del tiempo para poner el broche final con un peculiar fin de fiesta que nos dejó en el corazón encogido.

Obra: ‘Bekristen / Tríptico de la Prosperidad’

Lugar: Teatro Central 16 de diciembre

Compañía: La Pharmaco

Dirección artística, coreografía y dramaturgia: Luz Arcas

Baile: Luz Arcas, Danielle Mesquita, La Merce, Javiera Paz, Galina Rodríguez, Raquel Sánchez, Luz López, Ángeles de Paz.

Música: Sole Parody

Voz: Raquel Sánchez.

Iluminación: Jorge Colomer

Calificación: 4 estrellas