Nueve horas y media sin marcar un gol y haciendo el canelo

El Betis es en estos momentos un enfermo terminal, suma cinco derrotas seguidas, nueve partidos sin ganar y seis sin marcar un solo gol. Nueve terribles horas, y media con los descuentos, que ya se han cobrado víctimas y amenazan con expandir la pandemia

13 ene 2016 / 00:40 h - Actualizado: 13 ene 2016 / 00:40 h.
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  • Rubén Castro y Joaquín, con cara de resignación mientras los sevillistas celebran uno de sus cuatro goles. / Manuel Gómez
    Rubén Castro y Joaquín, con cara de resignación mientras los sevillistas celebran uno de sus cuatro goles. / Manuel Gómez

El Betis de hoy en el Ramón Sánchez-Pizjuán fue un calco aumentado del que se vio en el partido de ida en el Villamarín. Con una particularidad que no se debe pasar por alto: esta vez se alinearon los titulares y entonces el once estaba plagado de suplentes. Y el Sevilla, que volvió a jugar andando, en esta ocasión sí le metió cuatro como se los perdonó la semana anterior. Merino poco pudo hacer ante el enfermo terminal que el consejo le ha puesto en las manos tras destituir a Mel, al que han librado del bochorno de una nueva goleada ante el eterno rival.

Lo peor de todo es que la enfermedad parece contagiosa y amenaza con expandirse como una pandemia. Rubén Castro ya lleva un par de meses afectado por ella y ayer hasta el guardameta Adán dio síntomas de padecerla (cuatro remates, cuatro goles). La situación es gravísima y hará falta un cirujano-entrenador de nivel y el implante de varias prótesis-refuerzos para extirpar el mal y que el enfermo pueda recuperar el pulso del que ahora carece y vuelve a poder caminar con dignidad por la competición.

Este martes el Betis se medía por tercera vez al Sevilla en apenas 25 días y el primer remate a puerta de toda la serie no llegó hasta el minuto 220 de la misma, un chut inofensivo de Vargas que fue a las manos de Sergio Rico sin problemas. Desde que Van Wolfswinkel y Cejudo marcaran en la Copa en el Molinón (el 3-3 en el 88’) el pasado 15 de diciembre los verdiblancos llevan seis partidos sin hacer un gol (nueve horas, y media con los descuentos). Y eso que el primero (0-0 ante el Sevilla) se celebró como una victoria. 4-0 el Barça con ayudas, 0-4 el Eibar, 0-2 el Sevilla, 1-0 el Getafe y 4-0 de nuevo el Sevilla. Cero goles a favor y quince en contra en el último mes de competición. Un bochorno en toda regla que arrancó, como de costumbre, con un gol en contra a las primeras de cambio: antes de cumplirse el minuto 4 y después de que el Sevilla le diera casi treinta toques al balón, un centro de Mariano lo desvía hacia su portería Vargas y el intento de despeje de Adán da en la cabeza de Reyes casi en la línea misma de gol. Nada más empezar el partido la eliminatoria recibía la extremaunción. Es ya la octava vez que el Betis encaja esta temporada un gol antes de los diez minutos de partido, así que avisados deben estar los futbolistas, que pronto pasarán a ser el centro de las iras de la afición, pues no es de recibo que todas las críticas vayan para Mel y Maciá y se vayan de rositas los auténticos responsables del desaguisado, que casi siempre se las ingenian para escurrir el bulto e inventar excusas por doquier. Cogido como está con alfileres, verse obligado a remontar es una losa hoy por hoy incapaz de levantar por este equipo. Su presión es alocada por falta de trabajo y de fondo físico de muchos futbolistas y nueve horas y media lleva ya dándole patadas al balón sin hacer un gol. Y eso es una jartá de tiempo haciendo el canelo.