Pulgar hacia abajo en Roma (6-4)

El Sevilla, horrible atrás, maquilló al final una goleada deshonrosa en el Olímpico

14 ago 2015 / 21:13 h - Actualizado: 16 ago 2015 / 00:40 h.
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  • Kolo y Ferreira compiten por un balón con Dzeko (C) de la Roma. / EFE
    Kolo y Ferreira compiten por un balón con Dzeko (C) de la Roma. / EFE

El Sevilla es tan extraño que una final contra el mejor del mundo la va perdiendo 4-1 a falta de poco más de media hora y es capaz de forzar la prórroga. Y este viernes en Roma ha hecho el ridículo durante una hora y en sólo 20 minutos ha apretado un doloroso 6-0 hasta convertirlo en 6-4. Y el análisis, obviamente, debe ser también un tanto extraño. Para empezar, lo malo: el ridículo que ha hecho el Sevilla en el Olímpico de Roma durante más de una hora y que ha cogido por sorpresa a todo el mundo, sobre todo tras lo acontecido hace sólo unos días en Tiflis en la Supercopa de Europa. Ha evidenciado de forma bastante obscena el punto débil de este buen Sevilla que, pese a ello, ha configurado la dirección deportiva: la defensa. Con una pareja de centrales, Rami y Kolo, perfectamente titular –con permiso de Carriço–, Sergio Rico en la portería y los dos laterales suplentes –Mariano y el debutante Escudero– el Sevilla brindó múltiples regalos defensivos durante la primera parte a una Roma con las ganas y puntería suficientes como para aprovecharlo. Ayudó un centro del campo con Kronh-Dehli y Banega, titulares en Tiflis y muy cansados por ello, y unas alas poco solidarias como Konoplyanka y Kakuta –al francés se le vio con poco fondo físico y al ucraniano demasiado desacertado en casi todas sus acciones–. Todo ello enseña que lo del doble pivote defensivo debe ser una máxima total en el Sevilla, que Kakuta y Konoplyanka deben ponerse las pilas claramente y que en defensa hay que ajustar las piezas lo mejor posible, toda vez que se descarta reforzar la portería y el resto de puestos.

Hay las connotaciones típicas: es pretemporada, no era un once llamado a ser titular, hay jugadores en evidente baja forma por lesiones recién superadas –entre ellos Kolo, espantoso en Roma– y el resultado fue maquillado al final, además de la inexistente competividad por parte sevillista–. Pero es una señal de alarma que también fue encendida en Tiflis y que no tendría que ser obviada. El cuadro de Unai Emery se puede dar por satisfecho: no salió escaldado de su último cara a cara antes de que empiece la Liga por el enésimo arranque de amor propio que evidenció que lo normal no era esa primera hora de partido desastrosa.

La Roma ya le ganaba ya 2-0 antes de que los hispalenses rompieran a sudar. Kolo se comió un buen pase de Maicon a Dzeko –que remató a la escuadra en su primera acción como romanista– y después un mal repliegue colectivo permitió que el lateral zurdo Torosidis batiera a Rico con la derecha desde fuera del área. Dos zarpazos que ni siquiera sirvieron para despertar al equipo. Immobile, motivadísimo en su país, erró varias ocasiones y Konoplyanka quedaba siempre en fuego de artificio. Y al borde del descanso, más. Si la Roma había avisado a la contra varias veces, un error de Banega en la salida de balón originó el tercero tras combinación fabulosa de Pjanic, Salah y Dzeko, que marcó. El cuarto llegaría en la última jugada, tras otro error de Kolo, con los defensores pensando aún en el 3-0. Nainggolan batía a Rico sin oposición tras un centro desde la derecha.

Tras el descanso no mejoró la actitud y prestancia sevillista. Antes del carrusel de cambios, Immobile se topó con el poste y Salah hacía el quinto después de ganarle la partida de nuevo a Kolo. El Sevilla no mordía y la Roma, sin apretar demasiado, hizo aún más mordiente, aunque esta vez con un regalo del colegiado, que señaló penalti de Tremoulinas a Pjanic. El obsequio lo transformó en el sexto Totti. Tronó el Olímpico. Ahï se paró a pensar el Sevilla. Primero recordó su presencia en el césped con varias patadas duras que alertaron a los romanistas y después Emery metió a todo su arsenal: Reyes, Gameiro, Vitolo, Iborra y Coke. Mejoró la imagen y Denis, el mejor, ya no estaba solo. Primero se marcó el gallego un golazo para hacer el que parecía gol del honor. Quedaban sólo 20 minutos, pero llegaron los goles de Reyes, otra vez Denis y Coke para meter el susto en el cuerpo a la Roma, maquillar la escandalosa goleada y salvar un poco la imagen desparramada en una hora para el olvido en el Olímpico de Roma. Hay mucho que ajustar todavía en este Sevilla prometedor.