Este año 2020, el de la pandemia Covid-19, es también el del 100 aniversario del nacimiento de la radio en el mundo. Hoy la radio suele estar agrupada en grandes consorcios de comunicación, junto a prensa, TV y multimedia en general. Por supuesto, existe una estructura local de radios independientes y libres o relativamente libres.
En algunas partes del mundo estas radios libres son perseguidas por los gobiernos, como les ocurre a bastantes emisoras impulsadas por nativos en América Latina o en Rusia y China a canales de radio en Internet que se consideran subversivos en relación con los sistemas políticos en vigor. Pero lo más habitual es que la radio forme parte de conglomerados empresariales mediáticos detrás de los cuales desempeñan su labor como accionistas diversos sectores de la producción. Esa radio es la que llega a la mayor parte de la población mundial.
Orígenes en Argentina
La página web de la Asociación Católica Latinoamericana y Caribeña de Comunicación, SIGNIS ALC, ha publicado un artículo firmado por la doctora Isabel Gatti,Presidenta de SIGNIS-Argentina y Miembro del Departamento de Radio de SIGNIS, bajo el título “100 años de la Radio - Todo para celebrar” en el que nos recuerda la efemérides:
“Se cumplen cien años del nacimiento de la radio como medio de comunicación. El 27 de agosto de 1920, desde la azotea del Teatro Coliseo de la ciudad de Buenos Aires, Argentina, se realizó la primera transmisión de radiodifusión pública. Si bien hubo experiencias anteriores en Estados Unidos y otras regiones, las mismas no tenían todos los componentes que hoy definen a un medio de comunicación; en primera instancia se requiere una institución que gerencia, en ese momento: la Sociedad Radio Argentina, coordinada por Enrico Telémaco Susini; en segundo lugar, un contenido destinado a un público amplio y por último: una programación con continuidad. Para el primer programa se eligió la ópera Parsifal de Richard Wagner que fue interpretada por la soprano Sara César”.
Isabel Gatti añade que “los promotores de esta iniciativa fueron: él ya mencionado Susini que, junto a Miguel Mujica, Cesar Guerrico y Luis Romero desde 1910 quedaron entusiasmados con el invento de Marconi. Y desde 1917 venían haciendo diversas pruebas, con antenas y equipos de radioaficionados. En 1918 Susini viaja a Francia y desde allí trae todo lo necesario para concretar este sueño. Este grupo de pioneros pasó a la historia como “Los locos de la azotea”, porque allí tenían los equipamientos para realizar estos experimentos”.
No obstante, lo indicado por Isabel Gatti, en 1916 se inaugura en Estados Unidos la primera emisora en la ciudad de Nueva York y, en el período comprendido entre 1914 y 1918, la radio se consolida en este país y en otros importantes estados europeos, como Francia y Gran Bretaña. Tal es el crecimiento del medio en Norteamérica que, en 1935, se funda la Columbia Nexus Service, una agencia de noticias encargada de distribuir la información entre las emisoras existentes en aquel momento en Estados Unidos. Ahora bien, otra cuestión es que la emisora de Nueva York no tuviera un respaldo legal o institucional como opina Gatti para el caso argentino.
La ventaja temporal y la experiencia radiofónica que muestra América Latina conllevará que pocos años después en la radio española las voces de grandes profesionales hispanoamericanos se hicieran notar y lograran un gran éxito entre la audiencia. Sobre todos ellos destacó el chileno Bobby Deglané. En 1961 desde los micrófonos de Radio España, fue uno de los principales artífices de la caravana de socorro a las víctimas de las graves inundaciones que ocurrieron en Sevilla el 25 de noviembre de 1961. Esta campaña, que sería conocida como «Operación Clavel», provocó la ira del gobernador civil de Sevilla, Hermenegildo Altozano Moraleda, quién le ordenó abandonar Sevilla inmediatamente bajo la amenaza de detenerle, según escribió Nicolás Salas en su libro Sevilla en tiempos del Tamarguillo.
La Generación Radio
Igual que ahora tenemos a la Generación de los Nativos Digitales, es decir, esas personas que apenas han conocido el papel y están en la Sociedad de las Pantallas -como diría el profesor de la Universidad de Barcelona Román Gubern- existió la Generación Radio, ciudadanos que se criaron y se formaban y entretenían con la radio en ausencia de la TV que no nacería hasta los años 40 del siglo XX en Estados Unidos y en España hasta 1956.
A mí me tocó ser un poquito Generación Radio porque en 1956 yo tenía menos de dos años y en años posteriores para muchos españoles -incluyendo a mis padres- comprar una televisión no era empresa fácil, de manera que en mi mente está la escena de un modesto comedor en mi casa en la que mi padre leía el periódico, mi madre andaba por la cocina y yo escuchaba la radio, junto a mi padre, mientras hacia la traducción de latín que nos había mandado en el colegio Marista mi inolvidable don Juan Anaya. Una de esas tardes, en el programa de radio Para vosotros jóvenes, de Radio Nacional de España, escuché cómo desde Valencia un locutor anunció la presentación de un nuevo cantante al que le auguraba un triunfo seguro. Se trataba de Nino Bravo que debutó con su canción Te quiero, te quiero, a la que todavía escuchamos. Su muerte en accidente de tráfico nos consternó tremendamente, como los de Julio Matito, de Smash, Bruno Lomas, Cecilia, algunos miembros de Los Ángeles o Jesús de la Rosa, del grupo Triana, todos muertos en las carreteras.
Aunque yo la rozara, la Generación Radio fue la de mis padres, hay dos películas que la retratan a la perfección: Días de Radio, de Woody Allen e Historias de la Radio, de José Luis Sáenz de Heredia. En ambas, entre otros aspectos, puede verse el éxito que alcanzó la radio cara al público, la gente iba a “ver” la radio y para ello se daba cita en amplios salones de actos y teatros, lo cual explica el éxito posterior del que iba a gozar y goza la televisión como espectáculo. En el filme de Sáenz de Heredia aparecen personajes reales del mundo de la radio y el espectáculo en general.
La radio y Sevilla
La regla general es que usted encuentre en la documentación que consulte que la radio en España nació en Barcelona y así fue oficialmente pero no en la realidad. Lo que les enseñan a los estudiantes en las facultades de comunicación es, más o menos, lo siguiente.
Radio Barcelona comenzó sus emisiones el 14 de noviembre de 1924, a las 6:30 p. m., con la locutora María Sabater al micrófono, que posteriormente cedió a Darío Rumue, alcalde de Barcelona. La Dirección General de Comunicaciones le había asignado a la estación la referencia EAJ-1 (códigos referentes a España -EA-, Telegrafía sin hilos –J- y primera emisora autorizada -1). El día de su inauguración se emitieron diferentes discursos de las autoridades y posteriormente un concierto que estuvo a cargo del pianista Torné y el violoncelista Oró. A pesar de la nomenclatura, Radio Barcelona no fue la primera emisora de radio en salir a las ondas, un año antes Radio Ibérica de Madrid había realizado algunas pruebas, si bien la regularización del sistema llegó a través del reglamento del 14 de junio de 1924, en virtud del cual, la Dirección General de Comunicaciones concedía a Radio Barcelona la primera licencia de radio el 14 de julio, que permitía la ejecución de la instalación de la emisora. La autorización para el inicio oficial de las emisiones se decretó el 12 de noviembre. Para esa fecha, EAJ-2, Radio España de Madrid llevaba ya siete días emitiendo.
El párrafo anterior lo he extraído de la famosa Wikipedia que, aunque no es una fuente fiable para el mundo académico, en este caso sí está bien fundamentado el tema. Como se puede observar, hay un “madridismo” evidente en su contenido.
Ahora observemos un sevillanismo que nos viene de la mano del maestro del periodismo y la comunicación radiofónica José Luis Garrido Bustamante, un estudioso de la comunicación nacido en la calle Teodosio de Sevilla y protagonista destacado tanto de la radio (RNE, Cope) como de la Semana Santa hispalense. Garrido Bustamante publicó en los años 90 del pasado siglo un libro titulado Sevilla tras un micrófono. Tanto en él como en su web tiene escritas las mismas ideas:
“Los catalanes se apropiaron de la mayor antigüedad de la radio concediendo a la Ciudad Condal la primacía -asegura el maestro Garrido Bustamante-. Radio Barcelona fue la emisora de la SER distinguida con el indicativo EAJ1 y a Radio Sevilla la postergaron a EAJ5. Fue un ajuste administrativo. Cuando ambas emisoras dejaron de ser entes recreativos y pidieron autorización para convertirse en sociedades mercantiles, a Barcelona le dieron la licencia de inmediato y a Sevilla un año más tarde. Por eso se produce la paradoja de que en el mismo número de la prensa en que se informaba de la inauguración de la emisora barcelonesa figuraban los programas del día de la radio sevillana. Los estudiantes de periodismo supongo que podrán encontrar en la hemeroteca los comprobantes de todo esto con los ojos cerrados. Radio Sevilla empezó a emitir en julio de 1924 y la nueva concesión se la dio la Dirección General de Comunicaciones el 31 de julio de 1925. Un año después. Barcelona protagonizó un caso similar. Siguió el mismo camino burocrático. Pero recibió el permiso al día siguiente. Luis Ezcurra en su “Historia de la radiodifusión española, los primeros años”, detalla ampliamente el proceso. Yo lo reduje en mi libro “Sevilla tras un micrófono”.
Ése fue el origen de la radio en España y, más en concreto, de la Cadena Ser. Pero es que la COPE también tuvo su semilla en la ciudad de la Giralda. Aquella Radio Vida de la calle Trajano, dirigida por los Jesuitas, nacida en 1955 bajo el impulso del padre Manuel Linares y un grupo de congregantes del Círculo de Los Luises, será el germen de la que hoy es la cadena oficial de la Iglesia católica española.