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El precio del oro sube un 20% en 2024 empujado por la geopolítica

La onza ha alcanzado máximos históricos y cotiza cerca de los 2.500 dólares

Pepitas de oro / Agencias

Por las nubes. Ese es el nivel que ha alcanzado el precio del oro en las últimas semanas. La onza de este metal tocó los 2.500 dólares a mediados de agosto por primera vez en su historia. Y desde ese día se ha mantenido en esa horquilla y ha pulverizado cada semana nuevas cotas hasta llegar incluso a los 2.560 dólares por onza. Al cierre de esta edición, los futuros de este valor rondan los 2.530 dólares y en lo que va de año han subido alrededor del 20%.

Los factores que explican la subida del precio del oro esta vez van más allá de su tradicional carácter de activo refugio ante la incertidumbre económica. Entre ellos cabe mencionar la inminente rebaja de tipos que la Reserva Federal (Fed) de EEUU va a plantear este mes de septiembre y las tensiones geopolíticas que han empujado a los bancos centrales a realizar adquisiciones de este metal desde el comienzo de la guerra en Ucrania.

"Tanto los metales preciosos como los de uso industrial han despertado un fuerte interés en los inversores en el primer y el segundo trimestre. El oro y la plata destacaron en la primera parte del año tras un aumento de la demanda de los inversores en Asia, mientras la renta variable china seguía decepcionando. Ahora, los precios del oro y la plata se han estabilizado en niveles más altos, ya que los mercados anticipan el inicio de un ciclo de recortes de tipos en EEUU en los próximos meses", asegura George Cotton, gestor de carteras de materias primas en J. Safra Sarasin Sustainable AM, en un comentario enviado recientemente a los medios de comunicación.

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Además, con el endurecimiento de la tensión entre EEUU y China, así como por las sanciones impuestas a Rusia tras la invasión de Ucrania en 2022, los bancos centrales han impulsado compras récord de oro como activo monetario de reserva. "En los últimos meses, se ha producido un significativo aumento de la demanda de oro por parte de los bancos centrales. De hecho, según el World Gold Council, durante 2022 y 2023, estas instituciones aceleraron las compras de este bien básico a más de 1.000 toneladas al año, llegando a suponer casi una cuarta parte de la demanda. Este hecho contrasta con el estancamiento de la oferta del metal, que apenas ha variado en este período", expone Samuel Pérez, analista de Tressis.

Diversas casas de análisis advierten de que ante una demanda creciente y una oferta menguante de oro cabe esperar que los precios de este metal continúen al alza. "Los bancos centrales han comprado cerca de 1.000 toneladas de oro, el 20% de la demanda mundial, entre 2022 y 2023. Este ritmo continuó en el primer trimestre de 2024 y es potencialmente sísmico. El mercado del oro no es lo bastante grande como para absorber un movimiento así sin que suban mucho los precios", señala James Luke, gestor de fondos especializado en materias primas en su último informe.

Incertidumbre

El oro y todo el sector relacionado con este metal también sirve como una forma de diversificar los activos de una cartera de inversión, ya que tienen una correlación inversa con otros activos financieros. El precio de la onza todavía podría verse de nuevo afectado por nuevos datos de empleo de EEUU y el efecto que puedan provocar los movimiento monetarios de la Reserva Federal. "Cuanta más incertidumbre veamos, más tiende a subir el precio del oro. Y esta no se despejará hasta el mes de noviembre, cuando se sepa el resultado de las elecciones del 5 de noviembre en EEUU y qué va ocurrir con los conflictos en Ucrania y Oriente Próximo", explica Luis Garvía, director del Máster en Riesgos Financieros de Comillas ICADE. 

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Ante un escenario dudoso, el oro actúa como valor refugio. "El metal dorado cotiza en máximos tras haberse revalorizado en los últimos cinco años más del 60%. Este recorrido lo ha realizado al calor de una inflación galopante y los conflictos bélicos. Pero ahora la subida de precios se ha moderado y las guerras están encapsuladas. Sin embargo, la sociedad tiene miedo virtual a que pueda estallar otra gran crisis. Aunque no esté ocurriendo nada, la gente puede tener miedo a que ocurra", explica Víctor Alvargonzález, director de estrategia de la firma de independiente Nextep Finance.

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