Oxfam
Cuando tener trabajo no es sinónimo de ganarse la vida: casi tres millones de personas con empleo en España son pobres
La tasa de pobreza entre trabajadores nunca ha descendido del 11,7%
María G. San Narciso / Nacho García
El crecimiento económico que ha vivido España en los últimos años no está beneficiando a toda la población. Ni siquiera tener un trabajo es sinónimo de estar a salvo de una situación de pobreza: a día de hoy, muchas personas no pueden llegar a fin de mes pese a tener un contrato laboral.
Esto es algo que en los últimos meses han repetido varias organizaciones no gubernamentales y que vuelve a poner de manifiesto Oxfam Intermón en la reciente publicación Pobreza laboral. Cuando trabajar no es suficiente para llegar a fin de mes. Del trabajo se desprende que cerca de tres millones de personas con empleo en España viven en situación de pobreza.
Su autor, Alejandro García-Gil, explica que, en muchos casos, la generación de empleo se asienta en la precarización de muchas personas trabajadoras como consecuencia del "débil tejido productivo de la economía española y las características del mercado laboral". "Solo así se explica que España viva de forma crónica con tasas de pobreza laboral de más del 10% y que casi una de cada tres personas en situación de pobreza esté trabajando", señala.
La edad y los estudios, factores de riesgo
También pone el foco en las variables que explican esta pobreza laboral. Por ejemplo, afecta más a las personas de más edad. Las mayores de 50 años que perdieron su empleo durante la crisis de 2008 encuentran más difícil ahora encontrar trabajos dignos durante la que debería ser su última etapa laboral antes de la jubilación.
Los niveles formativos más bajos también están más afectados, posiblemente porque están abocados a encontrar únicamente trabajos precarios. La tasa de pobreza laboral entre personas con estudios primarios alcanza el 20%, cuatro veces más que entre la población con estudios superiores.
Por lo general, los sectores más afectados son la agricultura y el trabajo doméstico, donde tres de cada 10 personas en situación de pobreza. Las madres solteras y los hogares con tres o más hijos también sufren especialmente esta realidad, ya que no pueden cubrir las necesidades básicas. La precariedad laboral, jornadas parciales no deseadas y salarios bajos impiden que estas familias salgan de la pobreza.
El trabajo recoge testimonios como el de Sara, de 41 años, una madre divorciada a la que le ha costado "Dios y ayuda" poder compaginar el trabajo, que ejerce casi siempre de noche, con el cuidado y la atención de sus hijos.
O el de Miguel, de 54 años. Portero y padre de dos hijos. "Llegamos muy justos a fin de mes y pidiendo préstamos, créditos y alargando la agonía. Aunque suene muy triste, con mi trabajo estamos comiendo los cuatro. Mi mujer lleva en paro muchos años. Pero muchos años. Vamos tirando del día a día. Hemos renunciado a muchas cosas, a salir con amigos, salidas a restaurante casi nulas. A lo mejor un par de veces al año", cuenta.
Las personas migrantes, las más precarizadas
Otro componente clave de la pobreza laboral es el país de nacimiento: la sufren mucho más las personas extranjeras que las nacidas en España. Mientras que quienes nacieron en este país tienen una afectación por debajo de la media (9,8%), las que nacieron en el resto de la Unión Europea sufren el doble de pobreza laboral(18,3%).
Pero, "lo más alarmante" es que se dispara entre quienes nacieron fuera de Unión Europea: llega al 29,5%, triplicando la de las personas nacidas en España.
"Los altos niveles de pobreza laboral entre personas migrantes constatan que este colectivo sufre múltiples desigualdades que no se quedan en lo económico. El racismo estructural, los discursos racistas, estereotipos dominantes y desinformación que vinculan la falta de empleo en España con la llegada de población migrante, solo tienen como objetivo el señalamiento y la generación de rechazo y odio, utilizando a la población migrante como chivo expiatorio frente a problemas estructurales de nuestra sociedad", asegura García-Gil en el trabajo.
Pero la realidad es que son ellas, especialmente las extracomunitarias, el colectivo que más sufre la precariedad dentro del mercado laboral. Ocupando, además, aquellos sectores esenciales, peor remunerados y con peores condiciones laborales: el de los cuidados.
Dentro de España, las comunidades autónomas con mayor pobreza laboral están en el sur: Andalucía, Extremadura, Castilla–La Mancha, Murcia, Canarias y Valencia. Son regiones donde las ocupaciones que estásn más precarizadas (agricultura, hostelería, construcción) tienen mayor peso en el tejido productivo.
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