Agricultura

Los fondos de inversión continúan con su expansión en el campo: ¿Quién está detrás de la uberización del olivar?

COAG denuncia que este proceso "borra del mapa al 59% de las explotaciones" del sector, un desembarco que tiene especial incidencia en las provincias de Sevilla, Córdoba y Cádiz

Una explotación olivarera andaluza. / EUROPA PRESS

Clara Campos

La entrada de los fondos de inversión en el campo es un fenómeno del que llevan alertando desde hace algunos años agricultores de toda España. Si bien es un asunto que divide a las distintas organizaciones agrarias, COAG-Andalucíadenuncia desde hace años lo que denominan la "uberización" del sector agrario español. Esto es: cada vez las hectáreas de cultivo se concentran en menos manos y se pasa de una agricultura donde hay una mayoría de autónomos a una de empresas con asalariados.

Este miércoles, en una jornada celebrada en la Fundación Cajasol, la organización ha celebrado este miércoles una jornada sobre este asunto poniendo el foco en el olivar. "¿Queremos que los fondos de inversión conserven la alimentación", se ha preguntado Miguel López, secretario general de COAG-Andalucía, quien ha defendido que hay que "ir a por la calidad, la seguridad alimentaria" en un producto de "tanta importancia" como es el aceite de oliva. "Es un producto estratégico, tiene que ser una cuestión de Estado y hay que defenderlo a muerte porque no se lo puede llevar los fondos de inversión y tal vez hay que empezar por este sector", ha añadido.

El proceso de uberización en el sector del olivar, según ha explicado durante su intervención Álvaro Areta, responsable técnico de COAG, pasa por distintas fases. Entre ellas, la desregulación de los mercados, la apertura comercial o el ajuste estructural del sector y la concentración de grandes explotaciones. "Los fondos se garantizan obtener además las subvenciones que se dan al campo, lo que les proporciona rentabilidad y, con este proceso, se dificulta también la entrada de los más jóvenes" en un sector productivo fundamental para la economía andaluza y para fijar la población en las zonas rurales.

En este sentido, el estudio presentado este miércoles por la organización agraria incide en que este proceso "pone contra las cuerdas a los olivareros profesionales, frena la incorporación de jóvenes e hipoteca el desarrollo del medio rural y la lucha contra el cambio climático". 

Por su parte, Consolación Vera, viceconsejera de Agricultura, ha recordado que Andalucía cuenta con más de millón y medio de hectáreas de olivar -y que solo 500.000 tienen acceso al agua-, "lo que supone el 60% de la superficie en España y el 14% mundial". En este sentido, ha subrayado que el peso del campo es dos puntos superior al turismo. "Solo hay 26 pueblo en Andalucía donde no hay olivar", ha añadido.

Aumento significativo en la compraventa de fincas rústicas

La organización ha remarcado que, a nivel general, la compraventa de fincas rústicas ha experimentado un aumento significativo, con un incremento del 20% en comparación con 2019. "Este auge está siendo liderado por grandes fondos de inversión especulativos, tanto nacionales como extranjeros, que buscan cultivos atractivos como los leñosos (caso de olivar) y superalimentos", ha añadido. En la actualidad, en la Península Ibérica más de 900 fondos poseen ya tierras valoradas en más de 100 mil millones de euros.

En el caso concreto del olivar, de forma especial en Andalucía, -con gran incidencia en las provincias de Sevilla, Córdoba y Cádiz, según COAG-, el proceso de uberización ha sido uno de los factores que ha influido en la reducción sustancial del número de explotaciones; en los últimos 20 años se han perdido el 59% de las mismas (de 602.250 en 1999 a 247.318 en 2020), mientras que la producción de aceite de oliva ha crecido un 65%. 

Qué fondos han entrado en el sector en los últimos años

COAG señala directamente los fondos de inversión que operan en el sector del olivar. "El grupo Atitlan fue uno de los pioneros en la inversión en el sector del olivar bajo la enseña Elaia. Desde el año 2007, esta entidad desarrolló una apuesta inversora en el sector agrario que se fue concretando en la explotación de más de 20.000 hectáreas de cultivos en España, Portugal y Marruecos. Una parte de ellos, eran fincas de olivar que han sido vendidas en 2022 al grupo De Prado, generando un beneficio de más de 73 millones", asegura la organización agraria.

A él se suma "el fondo de capital riesgo Beka & Bolschare Iberian Agribusiness", que comenzó su andadura en el sector en 2021 y está destinado" a gestionar y desarrollar plantaciones agrícolas, principalmente olivar, aguacate y almendro. Cuenta con más de 1.500 hectáreas de plantaciones superintensivas en Portugal y Castilla la Mancha, algunas de ellas con certificación ecológica, y almazara propia". Además, en abril de 2022, "la administradora de fondos SLM Partners, que opera a nivel mundial y gestiona más de 300.000 hectáreas, compró 300 para la producción de almendra, pistacho y olivar en Murcia. La operación se realizó a través del fondo Silva Europe Fund, de 250 millones".

En 2023, según COAG, Fiera Capital, fondo de inversión canadiense con más de 120.000 millones de dólares en activos bajo gestión, ha adquirido Innoliva, empresa que ya contaba con 8.000 hectáreas de olivar en Extremadura y el Alentejo, 2.000 de ellas ecológicas.

Otras firmas de capital privado, como Miura Partners -continúa la organización agraria-, han apostado por el sector en otros eslabones de la cadena del olivar. "En 2023, alcanzaron un acuerdo de asociación con Cándido Miró, compañía líder en la producción de aceitunas de mesa y conocida comercialmente por su marca Serpis, y fundaron la enseña Olive&Co, una sociedad dedicada a consolidar el mercado de aceitunas, encurtidos y snacks saludables. "Otro caso paradigmático en este ámbito es el de CVC, que en 2014 se convirtió en dueño de Deoleo, empresa propietaria de marcas como Carbonell, Koipe y Hojiblanca, y que aún continúa al frente de esta entidad, a pesar de los intentos de venta que ha realizado en los últimos años", abunda.

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“Sin políticas claras que se opongan a la mercantilización del agua y aboguen por la defensa de su carácter público y su reparto social justo, que garantice la viabilidad de las pequeñas y medianas explotaciones agrarias se está manteniendo la puerta abierta a la uberización de la agricultura”, apunta el estudio de COAG, mientras, que Juan Luis Ávila, responsable del Olivar en la organización ha destacado que "queremos que el valor añadido de nuestros olivares revierta en el desarrollo económico, social y medioambiental de nuestros pueblos no que sirva para revalorizar los fondos de pensiones de la policía montada del Canadá o de jubilados ricos californianos”.

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