De los casi 180 euros que vale un ipod de 30 gigas, el 41 por ciento de ese valor corresponde al diseño del dispositivo, la producción y el ensamblaje de componentes concentran un 20 por ciento y otro 20 por ciento se lo lleva la distribución. «¿Qué quiero entonces, montar el centro de producción o tener el diseño?».

Gorka Briones, socio de Monitor Deloitte, el área especializada en consultoría estratégica, planteó ante decenas de empresarios sevillanos que cuando se habla de reindustrialización «no se trata de volver a traer las fábricas que un día se deslocalizaron» ni de crear plantas industriales «intensivas en mano de obra», sino de centrarse en hacer una industria «competitiva», que sea «extensiva en valor añadido». En definitiva, realizar una apuesta real por la I+D, lo que se traduce en que más allá de la producción en sí, generan más valor otros eslabones de la cadena como el diseño industrial o creativo, el marketing y otros servicios.

España y Andalucía «deberían ser la California de Europa, un lugar donde se puede invertir y que se puede reindustrializar en base al diseño» como ocurre en el estado americano que alberga Silicon Valley, cuyo «clima» ayuda mucho.

El estudio elaborado por Deloitte para el Círculo de Empresarios del Sur (Cesur) aborda las oportunidades para acometer una reindustrialización –de cuya estrategia mucho se habla pero poco se concreta cómo se ejecuta, dijo–, y hacerlo desde la óptica de lo que pueden hacer los empresarios porque –incidió Briones– se tiene por costumbre relegar todo el protagonismo al sector público.

Tres son los puntos desde los que el empresariado industrial tiene que atajar sus debilidades: tamaño, capacitación del talento e inversión en investigación y desarrollo (I+D), ámbito este último en el que hay un significativo déficit inversor.

A juicio del consultor de Deloitte, la única forma de salvar el escollo del escaso tamaño de la empresa española y andaluza, que presenta un importante gap en la horquilla de compañías de entre 200 y 1.000 trabajadores, es «cooperar» a través de la figura delcluster, de manera que aprovechen recursos comunes a la vez que compiten entre ellas. El hándicap aquí se halla en el excesivo localismo en la creación de este tipo de entes, de modo que «cada comunidad o incluso cada provincia tiene el suyo propio», lo que implica una fuerte limitación en su impacto.

En segundo lugar, y para atender al déficit de formación especializada, Briones instó a los empresarios a aliarse de nuevo pero para «montar centros de formación sectoriales de forma cooperativa» y no esperar a pedir a la Administración pública que diseñe una Formación Profesional que se adecúe a sus necesidades. «Lo que decimos es que la empresa se meta en el modelo educativo para que esa formación le valga a la empresa». «La experiencia –agregó– ha mostrado que ese camino funciona» y ha supuesto la adhesión posterior de universidades e instituciones públicas.

El objetivo marcado por la Comisión Europea para el horizonte de 2020 es que el 20 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) proceda de la rama industrial. Actualmente, el peso de la industria en España es del 16 por ciento, si bien se antoja una meta más difícil de alcanzar para Andalucía, donde la industria representa el 11 por ciento de su PIB, después de haber perdido algo más de un punto porcentual de peso industrial en la última década (2004-2014).