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Ovejas se alimentan en una dehesa de la localidad sevillana de Cazalla de la Sierra. / Efe
La inmensa mayoría de la producción agroganadera ecológica andaluza se exporta. Siembra, pues, mercados con cosecha asegurada, y esta garantía es un acicate para este modelo agronómico libre de abonos químicos y pesticidas. La Junta de Andalucía publicó el pasado sábado los requisitos para solicitar las ayudas europeas –cofinanciadas por las administraciones central y regional– de la convocatoria de 2015, y al igual que el lunes este periódico elaboró una amplia guía en el caso de las primas agroambientales, ahora lo hace con las más verdes.
Estas últimas suman 201,58 millones de euros y tienen en común con las primeras la exigencia de cinco años de compromiso –no vale hoy ecológica, la forma de hacer de la agricultura y ganadería de antaño, y mañana la convencional– y que están supeditadas a la definitiva aprobación del Plan de Desarrollo Rural de Andalucía 2014-2020 por parte de la Comisión Europea. Hasta entonces, ni un euro. ¿Plazo? Finaliza el 15 de este mes, es decir, con la PAC. Y cuidado: hay que estar acreditado por los organismos de control.
Los objetivos, tres. Uno, restaurar, preservar y mejorar la biodiversidad (se incluyen las zonas Natura 2000), los sistemas agrarios de alto valor natural y los paisajes; dos, mejorar la gestión del agua, y aquí entra en juego el veto a fertilizantes y plaguicidas químicos; y tres, prevenir la erosión de los suelos.
La conversión. Una llamada a cambiar el modelo.
25,86 millones de euros alcanza la partida destinada a convertir explotaciones agrarias y ganaderas en ecológicas.
En el caso de los cultivos, la adaptación se deberá ejecutar al menos sobre una superficie mínima que oscila entre 0,20 hectáreas para las producciones hortícolas y las 10 para los pastos asociados a la ganadería ecológica, así como 150 colmenas en apicultura. Y para la ganadería también se establece un mínimo: la horquilla va de 0,014 Unidades de Ganado Mayor (UGM) por hectárea en gallinas ponedoras y una UGM para el ganado bovino de más de dos años –como norma general, la carga ganadera mínima durante el periodo de compromiso debe ser igual o superior a 0,1 UGM/ha, a la que hay que aplicar la conversión según el tipo de animal: una vaca en una hectárea es una UGM, pero en esa hectárea caben 170 gallinas, 0,014 UGM, o 6 cabras, 0,15 UGM–.
Si bien la cuantía varía dependiendo de qué producción sea, virar al verde se incentiva con hasta 648 euros por hectárea en los cultivos hortícolas o 639,89 en el arroz, siendo la cifras más pequeñas para colmenas (9,6 euros) y los pastos (98,58).
El olivar se apunta un apartado especial, con 14,45 millones de euros –independientes de la conversión general–. Su requisito principal: una hectárea como mínimo. Y la prima: 297,48 euros.
El mantenimiento. La mayor partida para lo que ya hay. Mantenerse dentro de la agricultura y ganadería ecológicas arroja un presupuesto total de 103,43 millones para la convocatoria de 2015.
Existen también superficies de partida para poder acogerse a la financiación, con diferentes grupos de cultivos. Y el abanico queda abierto en 0,20 hectáreas para las hortalizas y 10 para los pastizales con uso ganadero.
Y tres cuartos de lo mismo ocurre con las UGM: con carácter general, compromiso igual o superior a 0,1 UGM/ha, dentro de una tabla de conversión de Unidades de Ganado Mayor fijada por Bruselas.
Son 82,15 euros por hectárea de prima para los pastizales, y 8 se arbitran para mantener la apicultura.
Mención especial también para el olivar, que se lleva 57,83 millones –son adicionales a la partida anterior–, con una hectárea como mínimo y una subvención unitaria de 247,9 euros cada una.