Las exportaciones se han convertido en una tabla de salvación para muchas empresas durante los años más intensos de la crisis ante la parálisis del mercado nacional. En el sector ganadero también se han convertido en salvavidas, ayudando a los productores de vacuno a mantener el nivel de precios gracias a la venta a terceros países de animales vivos.

Hasta tal punto que cuatro países: Líbano, Libia, Argelia y Egipto se han convertido en el puntal de esa tabla de salvación, al acaparar el 87 por ciento de las exportaciones totales de animales vivos que salen de España hacia otros países. El 13 por ciento restante corresponde al interés de países europeos.

Así lo constata José Manuel Roca, técnico de Asaja Sevilla responsable de Ganadería, que sitúa en 2010 el origen del auge de estos nuevos mercados, que están experimentando un crecimiento exponencial. El último en sumarse a esta lista ha sido Egipto, que se ha incorporado este mismo año. Pero a este listado podrían agregarse nuevos países, puesto que existen conversaciones con otros como Jordania, Arabia Saudí o Turquía, apunta. «De ahí la importancia de mantener el nivel sanitario tan elevado que tenemos en España».

Una apertura que vino a dar aire a los ganaderos locales, cuya producción se caracteriza por la alta calidad de su rebaño y los exhaustivos controles sanitarios y de calidad que se exigen en España, lo que ha servido de reclamo a estos terceros países para confiar en la producción española, a través de acuerdos bilaterales, para atender al crecimiento de una demanda que no pueden abastecer, explica Roca, que destaca en este punto el alto porcentaje de ganadería extensiva que tenemos.

Algo similar ocurre con el ganado ovino, cuyas exportaciones también han crecido. Y es que frente a los dos kilos que de media consume cada habitante en España al año, en estos mercados el consumo se eleva hasta los 30 o 35 kilos, lo que se ha convertido en una salida natural para la producción nacional.

La principal consecuencia se ha trasladado a los precios. Esta exportación «ha hecho que se hayan mantenido los precios a unos niveles bastante aceptables» frente al enfriamiento del mercado nacional, ya que la carne de vacuno tiene un coste «de moderado a elevado» y, al igual que ocurrió con el ibérico, el consumo de este producto en los hogares se resintió durante los años de mayor incidencia de la crisis.

El ganado vacuno ocupa el tercer lugar en la producción final agraria ganadera en el conjunto del país, mientras que Andalucía representa el 10 por ciento de esta cabaña ganadera de España, ocupando el cuarto lugar entre las comunidades autónomas.

Por lo demás, el año estuvo marcado por precios buenos, algo mejores que el año anterior, sobre todo en los machos pasteros, aunque el vacuno de cebo también se benefició del bajo coste de los cereales, base de su alimentación, lo que abarató el mantenimiento de los animales.