Elecciones 18-F

El PSOE se lanza al “voto perdido” de Sumar y pide “prudencia” en la confrontación con el BNG

Los socialistas centran sus temores en la incógnita del voto exterior y en la fragmentación del voto progresista, convencidos de que los resultados serán muy ajustados el 18-F

La candidata del BNG, Ana Pontón, y el candidato del PSdeG, José Ramón Besteiro, se saludan antes del debate electoral de TVE el pasado miércoles.

La candidata del BNG, Ana Pontón, y el candidato del PSdeG, José Ramón Besteiro, se saludan antes del debate electoral de TVE el pasado miércoles. / Xoan Álvarez

Iván Gil

El PSOE está entre dos aguas dentro del bloque progresista que se presenta a las elecciones gallegas del próximo domingo. Por un lado, Sumar, sus socios de coalición en el Gobierno central, frente a los que han ido perdiendo camaradería porque dan por hecho que no obtendrán representación. Por otro lado, el BNG, socios de investidura en fuerte ascenso, ante los que se ha impuesto la máxima de evitar la confrontación. La “prudencia” que en la cúpula socialista exigen con los nacionalistas gallegos, para no desmovilizar pese a crecer a su costa, se convierte en una llamada a captar el “voto perdido” de los de Yolanda Díaz.

La campaña y, sobre todo, las encuestas, han obligado a revisar estrategias y relaciones. Los socialistas aspiran a un bipartito, que lideraría Ana Pontón, y para ello consideran clave evitar el efecto de la fragmentación. Concentrar el voto progresista en las papeletas del PSdeG y del BNG. De ahí la advertencia en la dirección del partido sobre que “cualquier voto progresista que no se traduzca en escaños es voto perdido y eso va a ocurrir con Sumar”. Su apelación al voto útil es genérica, para que ante todo “ningún voto progresista se pierda”. Solo garantizada esta movilización, se apela a concentrar el voto útil en el partido que representaría un “proyecto progresista viable”.

Durante la precampaña, en la dirección del BNG no escondían su temor a que los socialistas “se confundiesen de enemigo”. Con las primeras encuestas concluyendo que el liderazgo del bloque progresista se afianzaría bajo sus siglas, crecían las dudas sobre cómo reaccionarían. Finalmente, y con una fuerte influencia de Ferraz en la decisión, el pragmatismo en la campaña del PSdeG se acabó por imponer al patriotismo de las siglas. Empujar el vuelco electoral, aun con el riesgo de caer en apoyos por lo que denominan “voto prestado” al BNG.

El debate cara a cara de TVE entre Pontón y el socialista José Ramón Gómez Besteiro, al que declinó asistir el candidato del PP, Alfonso Rueda, fue un fiel reflejo de esta estrategia. Coordinación y exposición de medidas priorizando más lo que los une que los separa. Si la ausencia de los populares se fió a que Pontón y Besteiro diesen una imagen de falta de entendimiento, sucedió todo lo contrario. Los únicos ataques, a quien ambos tildaron como “candidato ausente”.

Tanto en la dirección nacional del PSOE como en la del PSdeG reconocen su intención de competir en positivo para quebrar la hegemonía del PP en Galicia. En la federación de los socialistas gallegos asumen que tienen que ser “prudentes” en este sentido, pero no por ello esconder sus bazas frente a Pontón. Al menos, para frenar los trasvases de quienes ya han decidido acudir a las urnas el 18-F y dudan entre ambas papeletas. Unas bazas que, según enumeran fuentes de la cúpula de los socialistas gallegos, pasan por su experiencia de gestión, su capacidad de interlocución con el Gobierno central o su conocimiento de instituciones supranacionales para hacer más práctica la llegada de fondos u otros recursos para Galicia. El único mensaje en negativo, aun sin apelar directamente al BNG es que “nosotros no vamos a confrontar con el Estado”.

Las últimas encuestas publicadas coinciden en otorgar a las socialistas un suelo por debajo de sus actuales 14 escaños, con el BNG al alza, Sumar peleando por conseguir algún representante en el Pazo do Hórreo y el PP con una mayoría ajustada. Las expectativas del PSOE han ido aumentando durante los últimos días. Remiten a sus ‘tracking’ para argumentar que están recuperando el pulso. También a una gran bolsa de indecisos que, como viene demostrándose durante las últimas elecciones, no se moviliza hasta los últimos días.

Disputa del último escaño

“El voto socialista es más exigente y, como ya pasó en las generales, tarda más en consolidarse”, explican desde la sala de máquinas del partido. Confían así en remontar en este esprint final y combatir la abstención del votante progresista, tradicionalmente mayor en las autonómicas que en las generales o municipales. El aumento de la participación es clave y por ello se insiste en el mensaje de que “hay partido”. Según sus cálculos, apenas cuatro o cinco puntos más de participación decantarían la balanza en su favor.

Los socialistas se están lanzando a por los votos de Sumar con el argumento de que son ellos y no el partido de Yolanda Díaz quienes se juegan un último escaño clave con el PP. Principalmente, en la circunscripción de A Coruña, donde se está centrando el desembarco de ministros socialistas y del propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estos dos últimos días de campaña. En la cúpula del PSdeG extienden esta disputa a Pontevedra y Lugo. “Los restos pueden decantar los resultados, las diferencias son mínimas y entran dentro del margen de error de las encuestas”, argumentan.

La incógnita del voto exterior

Junto a la dispersión del voto progresista o “voto perdido”, como lo denominan, el otro temor de los socialistas para que no se produzca un vuelco es el voto exterior. Fuentes del partido reconocen que podría ser determinante y no saben cómo va a responder. Se trata de las primeras elecciones gallegas desde que se eliminaron los requisitos del voto rogado. Según apuntan en la dirección, confían en que tenga más peso el hecho de que “fue el PSOE quien les devolvió el derecho a votar” a las supuestas redes clientelares “de la Xunta” entre la inmigración.

Este 18-F son un total de 476.514 gallegos o descendientes de estos residentes fuera de España los que están llamados a votar. Un 18% del censo total que en otras citas electorales ha movido algún escaño. En esta ocasión, con un pronóstico de mayorías ajustadas, los socialistas le otorgan una importancia extra. Si uno u otro bloque obtiene por la mínima los 38 escaños de la mayoría absoluta, no se sabrá quien estará al frente del próximo gobierno de la Xunta hasta que recontar todo el voto exterior.

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