Sumar
Yolanda Díaz rehúye el choque con el PSOE y renuncia ahora a impugnar la reforma judicial pactada con el PP
La vicepresidenta también tuvo que enterrar el ultimátum que lanzó a los empresarios para reducir la jornada laboral
Yolanda Díaz rehúye el cuerpo a cuerpo con el socio mayoritario de Gobierno y evita ahora la confrontación a cuenta de la reforma judicial pactada entre PP y PSOE para renovar el CGPJ. La coalición de Sumar ha renunciado a impugnar el texto acordado entre los dos grandes partidos y se ha limitado a presentar seis enmiendas técnicas. Las correcciones quedan muy lejos del malestar expresado en los últimos días en la coalición de izquierdas, que denunció que los socialistas habían actuado a sus espaldas con una reforma que está blindada, al comprometerse populares y socialistas a no presentar ni apoyar enmiendas de terceros.
La reacción de Sumar al acuerdo integral para renovar el órgano judicial tuvo dos fases. Aunque la coalición no estaba al detalle del desarrollo de las conversaciones durante los días previos, en cuanto se dio a conocer el acuerdo sobre los vocales del CGPJ se convirtió en el único partido que lo celebró y sacó pecho de contar con dos vocales afines en el órgano, Carlos Hugo Preciado e Inés Herreros, tal como avanzó este medio.
El portavoz de Justicia de Sumar y diputado de IU, Enrique Santiago, defendió que era "una victoria para la democracia" y reivindicó su papel en el acuerdo a través del ministro de Presidencia Félix Bolaños, que "negoció en nombre del Gobierno". El hermentismo en Sumar en torno a estas negociaciones fue total, tanto es así que Santiago llevó este asunto mano a mano con Yolanda Díaz, y ambos han pilotado la estrategia en torno a este asunto, tanto en la negociación como en el debate de las enmiendas.
Malestar en Sumar
Pero el tono cambió notablemente días después de la celebración inicial, cuando en Sumar mostraron malestar por el texto legal pactado y blindado entre PSOE y PP para reformar la Ley Orgánica del Poder Judicial. “No es el camino para la relación con nosotros. A Sumar no se le dan los textos cerrados y esto el PSOE lo tiene que entender por muchos acuerdos que firme con el PP”, avisó el portavoz parlamentario, Iñigo Errejón.
Un malestar que persiste a día de hoy y que la coalición de izquierdas materializará en una abstención a esta reforma. Aunque en el partido de Yolanda Díaz eran partidarios de votar a favor, otros sectores más duros con el PSOE presionaron para marcar más distancias con su socio de Gobierno, del que separarán de nuevo el voto en la votación de este jueves en el Congreso, como ya hicieron en la ley contra el proxenetismo y amagaron con la ley del suelo.
Este mismo martes, la portavoz parlamentaria de los Comunes y diputada de Sumar, Aina Vidal, volvió a expresar su rechazo a la reforma, criticando que "limitar el debate parlamentario a dos partidos no es una buena práctica". "El pacto entre PP y PSOE no responde al Gobierno actual, ni de nuestro país ni a la mayoría plurinacional que sostiene al Gobierno", insistió en rueda de prensa la dirigente, que apuntó a que presentarían enmiendas expresando este malestar.
Las enmiendas
Pero lo cierto es que la crítica expresada públicamente tampoco llegó a traducirse en una posición política en el Congreso por la vía de las enmiendas, que podrían haber servido para marcar distancias respecto a los socialistas. En un primer momento, el grupo valoró la posibilidad de presentar como enmienda su propuesta de reforma para rebajar las mayorías del CGPJ. Una iniciativa en la que Enrique Santiago llevaba meses trabajando e intercambiando propuestas con el ala socialista, a través de Rafael Simancas, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, dependiente del ministerio de Bolaños.
En lugar de Sumar, fue Podemos quien presentó una enmienda en este sentido, marcando un perfil propio frente a los socialistas y logrando capitalizar el papel de oposición por la izquierda al PSOE, frente al difícil equilibrio de la coalición de Díaz, que no deja de ser su socio minoritario en el Gobierno.
Las enmiendas que Sumar presentó al final [consultar aquí] no se correspondían en absoluto con el malestar expresado ni con una posición política propia, y se limitaban a cuestiones meramente técnicas, como admitían desde el grupo parlamentario. En total, la coalición presentó seis enmiendas con correcciones de errores numéricos o matizaciones de algunos apartados del texto pactado entre PSOE y PP.
La única enmienda con cierta carga política introducía un matiz en el apartado donde se crea la elección de "un suplente" por cada vocal del CGPJ. Mediante el cambio de una única palabra, Sumar propone que cada vocal tenga "su suplente", para que cada uno de los suplentes vaya vinculado a un titular de la misma adscripción política y así poder mantener la lógica de bloques o, según el texto presentado por Sumar, "para que la relación de fuerzas y sensibilidades del Pleno del CGPJ negociada y predeterminada por el Congreso no pueda verse torticera o inadvertidamente alterada".
Las causas
La escasez de propuestas -se presentaron seis enmiendas- estuvo en parte debida a un problema técnico y organizativo. Las iniciativas se registraron en el Congreso a las 13:37 horas, 23 minutos antes de que expirase el plazo de presentación de enmiendas. El grupo plurinacional de Sumar tenía entendido -erróneamente- que podían presentarse hasta el viernes, y algunos apuntaban a que así habían sido informados a través de un letrado de la Cámara. A poco más de una hora de expirar el plazo, no estaban cerrados los textos de las enmiendas, y en su registro seguía figurando la palabra "borrador".
Hay quien apunta en el grupo parlamentario de Sumar a que la falta de perfil político de las enmiendas también responde a la influencia de Yolanda Díaz, presidenta del grupo, que siempre se ha mostrado favorable a esquivar el choque con Pedro Sánchez, en unas posiciones que en distintos momentos de la legislatura ha generado cierto debate entre los distintos partidos de la coalición.
Ultimátum enterrado
El intento de la vicepresidenta de evitar el enfrentamiento con los socialistas también se ha dejado ver esta última semana en la negociación del Ministerio de Trabajo para reducir la jornada laboral. Si hace unos días, la vicepresidenta planteó un ultimátum a los empresarios para que se sentaran en la mesa de diálogo, advirtiendo de que habría acuerdo aunque fuera sin ellos, ahora ha cambiado radicalmente su discurso después de la corrección que recibió del Ministerio de Economía de Carlos Cuerpo, que abogó por tener en cuenta las peculiaridades de las empresas que tenían "menor flexibilidad" a la hora de reducir la jornada.
Después de esto, Yolanda Díaz ha vuelto a defender su voluntad por llegar a un acuerdo también con los empresarios. Una nueva posición que aspira a revivir las negociaciones de la reforma laboral, donde el Ministerio de Trabajo logró también la firma de la CEOE, en el hito más relevante que la vicepresidenta ha protagonizado desde su llegada al Consejo de Ministros en 2019. Y una baza con la que Díaz busca también volver a rehabilitar ese perfil de acuerdos que forjó hace dos años y medio, cuando se aprobó la reforma laboral, y que ha sufrido un fuerte desgaste en los últimos meses, tras las cuitas internas con los partidos de Sumar.
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